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Comunidades afrodescendientes no se enteraron del Festival Afrocaribeño

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Ni en Mozambique ni en Colonia El Espinal de Ceballos tienen conocimiento del Festival. Hay otras necesidades apremiantes.

Veracruz, Ver.- El XXI Festival Afrocaribeño llegó a su fin este domingo.

La fiesta de la identidad afrodescendiente en el estado de Veracruz limitó sus actividades a esta ciudad en este año cuando en otras ocasiones se extendían a municipios como Yanga.

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Sin embargo, durante un recorrido se constató que habitantes de comunidades de Medellín de Bravo, como Mozambique, y Manlio Fabio Altamirano, como la Colonia El Espinal de Ceballos, desconocen que las autoridades estatales organizan un festival para reconocer la aportación de la tercera raíz a la entidad veracruzana.

Timoteo Silva, un adulto que supera los 60 años de edad y quien radica en Mozambique, se dijo orgulloso de sus raíces y de habitar en la tierra donde creció y se mantiene a la fecha.

El hombre dedicado al campo aseguró desconocer que se organice anualmente un festival para reconocer a los afrodescendientes, a lo cual le dio poca importancia pues manifestó que existen otras necesidades apremiantes en las comunidades, como lo son el empleo, la salud y la educación.

El entrevistado criticó que existan pocas oportunidades para los jóvenes que nacen en el municipio, lo cual los obliga a migrar al norte del país o a los Estados Unidos para ganarse la vida y mantener a sus familias.

Don Timoteo comentó que se tiene que trasladar a Purga o a Jamapa para consultar a un médico en el caso de una afectación a la salud.

Además, Silva mostró su inconformidad porque se carezca de maestros en la escuela que se localiza en la Colonia El Espinal de Ceballos, cuyo inmueble permanece abandonado y que obliga a los padres de familia de esa comunidad a trasladarse a Purga con sus hijos, lo cual implica un viaje de media hora en una camioneta que presta el servicio de “colectivo”, lo cual implica un gasto importante para su bolsillo, ya que solo dependen del campo.

Pascasio Manguila, cuyo apellido cuenta con mayor prevalencia y densidad en el Congo, también desconoce que cada año se celebre el festival afrocaribeño.

A sus 76 años vive con su esposa Anastasia en la Colonia El Espinal de Ceballos.

Ambos habitan una casa construida a base de tablas de yagua cubiertas con excremento de vaca, similares a las construidas en campos cañeros de Cuba, República Dominicana o países de África.

A Don Pascasio no resulta relevante que haya música, charlas y la presencia de autoridades y diplomáticos provenientes de otros países donde tiene presencia la tercera raíz.

Él, a pesar de su edad, solo desea que lo contraten para realizar faenas diarias en el campo y llevar el sustento al hogar.

León Hernández Silva, quien también habita en la Colonia El Espinal de Ceballos, posee una choza construida a base de tablas de yagua, las cuales datan de hace más de 100 años, pues sirvieron para el levantar el hogar de sus abuelos, después de sus padres y finalmente se las heredaron hace 35 años.

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La choza permanece en pie pese a los embates que recibió por el desbordamiento del río Jamapa por el paso del huracán Karl en el año 2010.

La choza podría considerarse como uno de los últimos vestigios de las comunidades afrodescendientes que habitan en esta región del estado, pues la inmensa mayoría de las viviendas de la comunidad están construidas con mampostería.

“Había unas casas de yagua pero ya no, ya casi no hay, se perdió esa tradición”, concluyó.

Cabe referir que el Congreso del Estado aprobó una reforma a la Constitución Política local con la finalidad de promover y proteger el patrimonio cultural y natural de las comunidades afrodescendientes de la entidad veracruzana, a través de la implementación de políticas públicas pertinentes.

Avc

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