• Estado

Buscaba refugio en Veracruz; y encontró la muerte

  • Miguel Ángel León Carmona
La Fiscalía no se ha pronunciado al respecto y dicha actitud se replica en los funcionarios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas

Edwin Rivera Paz, de oficio camarógrafo, escapó de Honduras tras una persecución en su contra que declaró ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Pensó que Veracruz sería un asilo para él, una fuente de trabajo, quizá. No fue así. Murió acribillado a 50 metros de su domicilio, en la vía pública. 

Han pasado 24 horas desde el crimen en el Barrio Nuevo, ubicado en el municipio de Acayucan, al sur de Veracruz. Desde entonces la Fiscalía General del Estado (FGE) no se ha pronunciado al respecto y dicha actitud se replica en los funcionarios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, quienes ni siquiera confirman el asesinato. 

Los únicos que se atreven a hablar sobre el crimen son los compañeros de Edwin Rivera, quienes suplican el anonimato justificando tres males que, aseguran, padece cualquier centroamericano en tierras veracruzanas: “Los coyotes, los policías de migración y los sicarios de Los Zetas”, grupo delincuencial con mayor presencia en la zona sur de Veracruz. 

Con la mirada apuntando a la pared, uno de ellos, dedicado a la venta de jugos, enuncia el último proyecto de Rivera Paz ligado al periodismo. “Quería mostrarle a la gente lo que se sufre al pasar por México en busca del famoso sueño americano”. 

De acuerdo con el hombre que también ha solicitado refugio al estado mexicano, Edwin Rivera, ex camarógrafo del programa de televisión Los Verduleros HN, preparaba una serie de video entrevistas de compañeros migrantes que alimentarían un portal en internet, pero sobre todo advertiría a los hondureños “la odisea de cruzar la frontera mexicana”. 

“Nos tomamos fotos, hablamos muy bien y quedamos que íbamos a hacer un programa en vivo él, su hermano y yo. Desde aquí en Acayucan, él quería decirle a todo el pueblo hondureño que cuando te subes al tren se sufre muchísimo”, relata el hombre mientras vigila los cuatro puntos de la Rosa de los Vientos.

Otro migrante, quien este lunes 10 de julio de 2017 no pudo ser atendido en la Agencia de la ONU para refugiados, explicó que entre las situaciones que son necesarias difundir hasta el país centroamericano, es el poderío de las bandas pertenecientes al crimen organizado. 

“Yo reconozco que las ciudades de México son más seguras que en Honduras. El problema de Veracruz son sus vías, caminar solo por los pueblos. De Honduras yo huí de pandillas como la Mara 12 y la 18, pero aquí están los Zetas, que para nosotros son unas personas crueles, sanguinarias, que yo creo que no son de Dios ni conocen a Dios”, susurra el joven de 18 años, con miedo hasta del señor que vende raspados de hielo. 

El joven explica que entre las cosas que habría difundido Edwin Rivera Paz en sus videos documentales, están las cuotas que sicarios fijan abordo de “La Bestia”, los vagones del ferrocarril, que van de los 100 a los 150 dólares para que cualquier migrante pueda seguir su camino. Quien no cumple, tampoco tiene opciones, asegura. 

“Hay muchos hondureños aquí que he conocido en la Casa del Migrante. Unos no tienen brazos, otros no tienen piernas porque los aventaron del tren por no cubrir la cuota. En algunos casos allí mismo los matan”, recuerda el joven que se declara perseguido por las bandas delincuenciales del país centroamericano. 

El primer joven que habló dando la espalda a las cámaras, confiesa que Edwin Rivera les platicó que salió de Honduras por miedo a ser asesinado al igual que su compañero de Los Verduleros HN, Igor Padilla Chávez, privado de la vida en enero de 2017, en San Pedro Sula. 

“Él nos platicaba, tengan mucho cuidado a la hora de venirse pa México, porque no es como nos dicen allá, no es como lo pintan, es una odisea bien difícil. Solo uno sabe los días que pasamos seis o siete horas sin agua o tres o cuatro días sin comer. Cuando la gente no te da permiso de dormir en su casa por desconfianza”, recuerdan los compañeros de Edwin Rivera Paz.

Raúl Otoniel Morazán, cónsul general de Honduras en Veracruz condenó el asesinato de Rivera Paz y señaló que “las autoridades tienen elementos suficientes para determinar que es un hecho criminal, con premeditación, alevosía y ventaja”. 

Han pasado 24 horas desde los hechos dolosos y el crimen sigue impune y no hay pronunciamientos al respecto de los gobiernos estatales y federales. Edwin Rivera cruzó la frontera en busca de mejores oportunidades como periodista, no lo logró y hoy su caso se enfrentará a un mal que han padecido 20 periodistas asesinados en Veracruz en los últimos siete años, la impunidad. 

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