El ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa (2010-2016), decidió reservarse su derecho de aceptar o no su extradición de Guatemala a México.

En su primera audiencia ante el Tribunal Quinto de Sentencia de Guatemala el veracruzano dijo que por el momento no podría allanarse, aunque no descartó esa posibilidad una vez que sea entregada la documentación oficial para la extradición.

El juez Adán García explicó a Duarte que al no allanarse, las autoridades de México tendrán 60 días para presentar la solicitud formal, así como evidencias que acrediten los delitos de los que se le acusa, mismas que serían analizadas en un proceso que podría extenderse hasta cuatro meses.

La audiencia estaba programada para el lunes pasado, sin embargo, al no presentarse su abogado se pospuso para este miércoles, para la que presentó a los defensores privados Oscar Giovany y Almarilis Molina.

Su defensa guatemalteca pidió al juez que el abogado de confianza Pablo Campuzano de la Mora pueda estar presente durante el proceso en calidad de asesor.

45 minutos de acusaciones

La autoridad guatemalteca informó al ex gobernador que los delitos por los que México solicita su extradición son delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia de ilícita y uso de recursos públicos para fines privados.

Por más de 45 minutos el juez leyó a Duarte una lista con los inmuebles que habría adquirido a través de prestanombres y la constitución de empresas fantasma, además de explicar el funcionamiento de su presunta red de corrupción, formada por allegados en la que incluso se mencionó el nombre de su esposa Karime Macías.

Al corroborar sus datos personales al inicio de la audiencia, negó tener propiedades o algún domicilio en Guatemala, aunque informó que se encuentra en el país desde hace seis meses.

Custodiado por más de 20 policías y ataviado con un chaleco antibalas, Duarte fue trasladado desde una prisión militar hasta las instalaciones de los tribunales en la capital guatemalteca.

El ex gobernador fue detenido el fin de semana en un hotel de Panajachel, un municipio guatemalteco cercano a la frontera con México.

Periodistas que asistieron a la audiencia lanzaron una serie de preguntas a Duarte sobre si era inocente y qué les decía a los mexicanos, pero el permaneció en silencio.

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