- Sociedad
Viven en pobreza siete de cada 10 hablantes de lenguas originarias
Miriam Posada García
Al cierre de 2015 había en México 7 millones 382 mil 785 personas que hablaban alguna lengua indígena, y 13 de cada 100 sólo podían expresarse en su idioma materno. La mayoría viven en Oaxaca, Yucatán, Chiapas, Quintana Roo y Guerrero, y se encuentran entre la población mexicana con niveles de vida de “mayor desventaja”, señaló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Al retomar datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el Inegi señaló que “a pesar de los esfuerzos del Estado, se ha documentado que entre los grupos de población con niveles de vida en mayor desventaja se encuentran los pueblos originarios, ya que siete de cada 10 hablantes de lengua indígena se encuentran en situación de pobreza”.
En una compilación estadística emitida para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, este 9 de agosto, el instituto señaló que el año pasado 15 de cada 100 hablantes de lenguas indígenas no estaban afiliados a servicios de salud, y 98 por ciento de quienes sí lo estaban se encontraban inscritos en el Seguro Popular. Detalló que 57.7 por ciento de hombres indígenas y 45.3 de mujeres no tienen ningún servicio médico.
Entre las mujeres de este segmento de la población el riesgo de embarazo a temprana edad es mayor por no usar métodos anticonceptivos; las estimaciones del Inegi para 2014 señalan que 50 por ciento de estas mujeres no usaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual por desconocimiento, como reveló la Encuesta Nacional de la Dinámica Geográfica.
A pesar de ello, cuando este grupo de mujeres tuvo la opción de usar un método anticonceptivo, seis de cada 10 optaron por el irreversible, conocido como salpingoclasia, que es la ligadura de trompas, con lo que decidieron cancelar de forma permanente un nuevo embarazo.
En el tema migratorio el Inegi refirió, con base en la Encuesta Intercensal 2015, que 11.7 por ciento de esa población –900 mil personas– emigró a otra entidad federativa, y 1.4 por ciento se fue a otro país. Oaxaca, la Ciudad de México y Veracruz son las entidades con mayor movimiento de emigrantes e inmigrantes. El hecho de que 1.4 por ciento de personas hayan abandonado el país para buscar oportunidades de trabajo y vida en otro significa que por lo menos un integrante del hogar salió de su comunidad. Al menos en 1.9 por ciento de los hogares mexicanos un familiar se fue a vivir a otro país.
Con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Inegi señaló que persiste una brecha significativa entre el nivel educativo de la población indígena y la que no lo es, sobre todo entre las mujeres, quienes tienen el nivel más alto de analfabetismo y baja escolaridad.
El porcentaje de niños indígenas de 3 a 5 años que no asisten a la escuela es de 64.4. En tanto, 92.7 por ciento de niños indígenas de 6 a 14 años asisten a la primaria y secundaria, contra 96.7 por ciento de menores que no hablan alguna lengua indígena.
De los hablantes de lenguas indígenas, 23 por ciento son analfabetos; los miembros de estos pueblos estudian en promedio 5.7 años, lo que significa 3.7 años menos que la población que no pertenece a ese segmento.
Asimismo, 37.7 por ciento de indígenas se desempeñan como empleados u obreros; 28.7 trabajan por su cuenta y 11.5 por ciento laboran en el campo de peones o jornaleros.
El Inegi refirió que dada su cultura, historia y lengua, las comunidades indígenas “dan sentido de pertenencia e identidad al país”, y aseguró que es importante disponer de cifras sobre su ubicación y características sociodemográficas, “con la finalidad de que este grupo de población no quede al margen de las políticas públicas que implementa el Estado”.
El criterio para considerar a esta población parte de los pueblos originarios es que sean hablantes de alguna lengua indígena, que puede ser náhuatl, maya, tzeltal, mixteco, tzotzil, zapoteco, otomí, totonaco, chol, mazateco, huasteco y mazahua.
Con información de La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2016/08/09/sociedad/035n1soc