Alicia Blanco es una mujer fuerte. Sentada en medio del velorio de su esposo, el periodista Pedro Tamayo Rosas, no derrama ni una lágrima. Su valentía la refleja al denunciar que la noche del miércoles 20 de julio de 2016, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz no hicieron nada por ayudar a su marido, cuando estaba herido de bala, mucho menos por atrapar a los agresores que huyeron con toda libertad tras cometer su crimen.

Ella y su hijo fueron testigos del asesinato del reportero en Tierra Blanca, en el sur de la entidad veracruzana. La víctima se convirtió en el periodista muerto número 19 en lo que va de la administración del gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

Eran cerca de las 23:00 horas de ayer, recordó Alicia, cuando su marido llegó a su vivienda ubicada en el centro del municipio. Ahí, su hijo y su nuera atienden el negocio familiar de venta de hamburguesas, hot dogs y alitas de pollo.

Ambos estaban dentro de la casa cuando escucharon detonaciones, al correr alcanzaron a ver como sujetos disparaban contra el periodista a una distancia de menos de metro y medio.

“Cuando mi esposo cae, uno de los agresores se cruza la calle con el arma, así como bailando o cantando, e inmediatamente en la esquina, que está a unos 30 metros de donde Pedro cayó se prenden las luces y encienden un carro y era una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública, se cruzan, los agresores todavía estaba el carro ahí, mi hijo les grita: deténgalos, fueron ellos, le dispararon a mi papá, y no, solamente se bajan y me impiden acercarme a él”, denunció.

No es la primera vez que elementos de la SSP son acusados de hechos similares en esa ciudad, en enero de este 2016, efectivos de esa corporación secuestraron a cinco jóvenes de un poblado cercano cuando regresaban de visitar el Puerto de Veracruz.

Fue en ese mismo mes que Pedro Tamayo fue reportado como desaparecido y localizado en Acatlán de Pérez Figueroa, en Oaxaca, desde entonces la misma secretaría lo introdujo a un programa de protección que terminó por no funcionar.

“Los agresores en el carro van muy lentamente, mi hijo alcanza a entrar por las llaves de la camioneta para perseguirlos, cuando ven que él arranca la camioneta ellos le aceleran a su carro, doblan en el bulevar, alguien pasa, le hacen el cambio de luz y le dan el paso, pero cuando mi hijo va a pasar le cierran el paso y era otra patrulla de Seguridad Pública”.

Alicia Blanco pudo hablar con su marido antes de morir. El reportero estuvo vivo todavía unos 20 minutos más después de la agresión sin que nadie le prestara ayuda.

La viuda relata que le encargó mucho a su familia sobre todo a sus nietos y le dio algún tipo de información que ya entregó a las autoridades pertinentes.

“Uno de ellos (sicarios) llegó y lo saludó por su nombre y Pedro le contestó por su nombre y en el carro había alguien que por su nombre le llamaba y le decía por qué hacía eso y que se subiera.

“Le pegaron solo un rozón que le pegó en su brazo y le salió por la barriga y prácticamente fue que se desangró por dentro porque no tuvo la atención. Te puedo decir que me encargó a mis hijos, a su nieto, que era su adoración, al nieto que está por venir y hubo algo que me lo reservo porque se les dijo a las autoridades y para no entorpecer las investigaciones”.