- Nación
Rebaja el BdeM su pronóstico de crecimiento; habrá menos empleo
Roberto González Amador
La previsión de crecimiento de la economía para este y el próximo año fue reducida en medio punto porcentual por el Banco de México (BdeM). La acción es el resultado de una esperada disminución en las exportaciones y la persistencia de bajos precios del petróleo, y se expresará en una menor generación de empleo formal, informó Agustín Carstens, gobernador del banco central.
El recorte en la previsión de crecimiento no guarda relación con el anuncio de la Secretaría de Hacienda de reducir en 132 mil 300 millones de pesos el gasto público de este año, ni con el incremento de medio punto en la tasa de interés de referencia, determinado por el banco central, dijo el gobernador Carstens.
El Banco de México espera que la economía mexicana crezca este año en un intervalo de entre 2 y 3 por ciento, medio punto porcentual menos que la previsión anterior, que era de entre 2.5 y 3.5 por ciento. En 2017 el avance se ubicará en un rango de entre 2.5 y 3.5 por ciento, también medio punto porcentual menos que lo previsto hasta ahora, añadió.
A consecuencia del ajuste en el crecimiento, en el sector privado disminuirá este año en 20 mil la creación de plazas formales, para situarse en un nivel de entre 610 mil y 710 mil puestos, apuntó Carstens. Ese número es alrededor de la mitad del millón 200 mil personas que, según registros oficiales, se incorporan cada año al mercado laboral.
“Los ajustes del gasto público y el aumento de tasas –anunciados el 17 de febrero– no tendrán impacto sobre el crecimiento económico” de este año, dijo Carstens en una conferencia de prensa, en la que presentó el Informe trimestral octubre-diciembre 2015 del banco central.
El informe destaca, sobre este punto, que las previsiones sobre el crecimiento económico de este año consideran que el alza de la tasa de referencia, en conjunto con el recorte del gasto, “contribuirá a reforzar los fundamentos económicos del país. Así, el moderado efecto que tendrían estas medidas sobre la actividad económica a corto plazo tenderá a verse contrarrestado por la generación de un entorno más propicio para el crecimiento. En particular, los ajustes anunciados el 17 de febrero contribuirán a dar confianza a los inversionistas respecto al compromiso de México de mantener un marco macroeconómico sólido –porque garantizan que el déficit fiscal no sea mayor al autorizado por el Congreso, aun con la caída de los ingresos petroleros– y de su capacidad para actuar oportunamente ante las dificultades del entorno externo… Asimismo, también se generará un entorno más propicio para las fuentes internas de crecimiento, al prevenir un deterioro en las expectativas de inflación y propiciar un ajuste más ordenado en los mercados financieros nacionales”.
La reducción en el pronóstico de crecimiento, expuso Carstens, es el resultado de la desaceleración “muy importante” de la economía mundial, que se ha reflejado en las exportaciones (de las que 85 por ciento tiene como destino Estados Unidos) “y posiblemente afectado también por el comportamiento de la inversión”.
A esos dos factores, en el informe se añade como causa de la revisión en el pronóstico los bajos precios de petróleo, que son ahora una cuarta parte de los registrados en el otoño de 2014, cuando empezó el ciclo de bajas.
De acuerdo con las previsiones del mercado de futuros de crudo, expuso Carstens en la conferencia, no se anticipa una recuperación significativa del precio en los siguientes dos años.
El consumo interno es el que más ha contribuido al crecimiento de la economía mexicana, el cual ha estado sustentado “en un aumento importante” del empleo, de la masa salarial –el total de sueldos pagados– y de las remesas.
Los robots, detrás de la depreciación del peso
La pérdida de valor del peso frente al dólar, que se expresó en depreciaciones anuales hasta de 30 por ciento y caídas a niveles mínimos históricos en el valor de la moneda, fue reflejo de “factores desestabilizadores externos”, aseguró Carstens.
“Parte del comportamiento de la cotización del peso reflejó factores desestabilizadores externos, como el comportamiento de la economía de Estados Unidos, la divergencia de políticas monetarias en los países avanzados y la caída del precio del petróleo”, expuso.
Una parte importante, dijo, que afectó la dinámica del peso fue que muchos inversionistas usaron la moneda mexicana para cubrir sus posiciones en otras monedas, dado que el peso es una divisa con alta liquidez en los mercados financieros internacionales.
“Esto se vio también afectado por muchas operaciones que se realizaron a través de algunos algoritmos, operaciones que se hacen de manera electrónica, prácticamente con robots cibernéticos que en su momento afectaron la dinámica y llevaron a un aumento importante en la volatilidad de la moneda nacional”.
Para evitar esa práctica fue que el banco central y la Secretaría de Hacienda decidieron poner fin a la subasta de dólares de la reserva de divisas, que estuvo vigente hasta el 17 de febrero, y sustituir ese mecanismo con intervenciones discrecionales en el mercado de cambios por parte del Banco de México.
La medida, apuntó, ha permitido una revaluación del peso. Sin embargo, dijo desconocer quiénes son los inversionistas que estaban especulando con el peso o utilizando los “robots cibernéticos”.
Con información de La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2016/03/04/economia/023n1eco