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Caso Tierra Blanca: un familiar desaparecido, una grande agonía
Xalapa, Ver. “Tener desaparecido a un familiar es la agonía más grande que te puedas imaginar, tu vida se acaba en ese instante. No hay palabras para describirte el dolor que uno siente. Puedes tener todo el oxígeno, y tú te ahogas”, sentencia María, una mujer que solicita ser llamada así para dar su testimonio.
María es habitante de Playa Vicente, ella junto a otras personas que son amigos y familiares de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, protestan en la plaza Lerdo, frente al palacio de gobierno donde despacha Javier Duarte de Ochoa.
“Todos los que estamos aquí, es porque hemos pasado por situaciones similares. Ya no queremos más desaparecidos. ¿Cómo crees que se siente nuestro pueblo?”, cuestiona.
La mujer pasó una experiencia similar con una de sus hijas, desaparecida desde hace tres años.
“No tengo miedo, tengo coraje, tengo impotencia. Me duele ver que por un rato que tú salgas por necesidad o gusto, pases por equis lugar y te suceda esto”.
Aunque no quiere entrar en mayores detalles, María mantiene la esperanza que estos chicos sí sean devueltos a sus casas, con sus familias.
“Lo que queremos es ahorita, si no se resolvió aquello que se resuelva esto”, suplica.
El terror de vivir en la Cuenca
La Cuenca del Papaloapan está compuesta por municipios de Veracruz, Puebla y Oaxaca; dentro de los 22 veracruzanos que la integran, está Playa Vicente, Tierra Blanca y Tres Valles.
En esa demarcación, los últimos dos años han estado llenos de terror para los habitantes. El caso más grave fue a mediados de 2014, cuando fueron halladas 13 fosas clandestinas de donde se extrajeron al menos 32 cuerpos, en Tres Valles.
Reportes hemerográficos sentencian la desaparición de más de 80 personas de los municipios de Cosamaloapan, Tres Valles, Loma Bonita, Tierra Blanca y Tuxtepec.
En mayo de 2015, Armando Saldaña Morales, reportero veracruzano fue hallado en los límites de Oaxaca y Veracruz, en Cosolapa, con al menos cuatro impactos de bala.
Ese terror no es ajeno a las personas que hoy buscan a sus familiares:
“Si nosotros ahorita nos callamos esto sigue pasando, y no es la primera vez. ¿Por qué? ¿Solo por pasar por ahí?, cuestiona Amada Díaz, tía de Alfredo González Díaz.
Y agrega que si hay alguna ciudad que les infunda miedo, es precisamente Tierra Blanca, el último lugar donde se vio a su sobrino y los amigos de este.
“Anoche que pasamos por ahí, nosotros pasamos con mucho miedo. Pues imagínese lo que pasó con los chamacos”.
Recuerda que no solo son secuestros o asesinatos, sino que la violencia de esa zona se manifiesta en distintas formas.
“Vivimos con el temor de que sale uno, toman los carros y asaltan a uno. Si se oye el temor. Tierra Blanca está pesado. Hay quienes dicen que van 511 secuestros, nadie aparece”.
Amada refiere que su sobrino y los cuatro chicos que viajaban con él, José Benítez de la O, Marco Arturo Orozco Sánchez, Bernardo Benítez Arroniz y la menor Susana Tapia Garibo son muy queridos en el pueblo, donde todos se conocen.
“Los muchachos saben respetar a uno y se dan a querer con uno la verdad. Nosotros nos sentimos muy mal y nuestro pueblo de Playa Vicente está muy triste porque queremos que nos regresen a los muchachos”.
Playa Vicente llora a sus desaparecidos
Carlos Antonio Sánchez Fentanes sostiene la lona donde están impresos los rostros de los cinco. Mario Arturo Orozco Sánchez es su primo. Todos son sus amigos.
“Me siento muy mal, porque con ellos conviví mucho, pasé muchas cosas con ellos, cuando yo los necesité me apoyaron. Ahora me toca a mí el papel de estarlos apoyando en esta situación tan delicada”.
El jovencito de 20 años asegura que la angustia que hoy tiene por sus amigos desde su infancia “no se lo deseo ni a la peor de las personas”.
“He llorado por ellos porque son mis amigos, soy menor que ellos pero desde que yo los conozco tengo una gran amistad con ellos, sobre todo con Bernardo y Mario, con todos”.
Carlos Antonio aún no da crédito a los hechos, porque la última vez que los vio fue el sábado y el domingo por la noche se comunicó con ellos para preguntarles cuando volvían de Veracruz. El lunes perdió todo contacto con sus amigos.
“Como a eso de la una les volví a mandar mensaje y ya no entraron los whatsapp. No los recibieron ni nada; hasta la noche supe lo que estaba pasando.
El jovencito confirma lo que han dicho los demás habitantes de Playa Vicente: “son muy tranquilos, no se meten con nadie, no le faltan al respeto a nadie, se dirigen a las personas amablemente”.
Aunque es muy joven, Carlos refiere que siente el miedo de todos, causado por la ola de inseguridad de esa zona, principalmente en Tierra Blanca, donde insiste al igual que la mayoría, “uno pasa con temor a que nos puedan secuestrar, asaltar o matar. La angustia es grande”
El reclamo y acusación del chico es muy claro:
“La zona es peligrosa. Y es más peligrosa por las autoridades que están comprometidas con el crimen. No es cierto que estén haciendo la lucha, al contrario ellos ayudan a los delincuentes y a nosotros no nos dan el apoyo”.