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Mexicanos priorizan el lujo en sus autos y desdeñan la seguridad, dice Poder del Consumidor
Ciudad de México (SinEmbargo).– La diferencia entre la versión básica del modelo Aveo de General Motors a una versión equipada con dos bolsas de aire y frenos ABS es de 45 mil pesos. De momento, muchos dudarían en pagarlo; sin embargo, si supieras que los accidentes de tránsito se encuentran como una de las principales causas de mortalidad en el país, ¿pensarías lo mismo?
La primera Encuesta Nacional en Seguridad Vehicular, realizada en las ciudades de Monterrey, Guadalajara y Distrito Federal, dio a conocer que la mayoría de los autos más comercializados en el país no cumplen con los mínimos estándares de seguridad que podrían salvarle la vida tanto a los conductores como a los demás pasajeros y que un alto porcentaje de la población desconoce si su vehículo supera índices de seguridad.
De acuerdo con el sondeo, cerca del 93 por ciento de la población considera que su auto es seguro aun cuando no sabe que éstos no cumplen con estándares internacionales.
La falta de importancia a estos conocimientos es una de las razones por las que se explica que en México no se cuente con medidas de seguridad para los vehículos nuevos que entran al mercado, afirmó Stephan Brodziak de El Poder del Consumidor (EPC).
Los datos de la encuesta informaron sólo el 8 por ciento de las personas se preguntan al comprar un automóvil si es seguro, pero la mayoría reconoció que le interesó más conocer detalles como el estilo, el equipamiento o la comodidad.
“Esto habla de la ignorancia de los consumidores mexicanos, ya que les preocupan elementos que son prescindibles, en lugar de preguntar por aquellos que les darían seguridad a ellos y sus familias”, dijo el investigador en seguridad vehicular de la organización.
Con base en los resultados obtenidos, diversas organizaciones y mismos usuarios piden al Gobierno federal que exija a la industria automotriz implementar las mejores tecnologías en seguridad en todos los autos nuevos para evitar mayores accidentes, que además le cuestan al país alrededor de 1.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
En ese contexto, hace unos meses, el presidente de la Rama 105 y Tesorero del Sector de la Industria Automotriz de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Salvador Saavedra, comentó que el hecho de que el Gobierno no tenga una respuesta a las peticiones de seguridad es porque a quien escucha es a las armadoras.
La razón es simple: en los últimos meses, la industria automotriz se convirtió en un motor de crecimiento para México, en medio de la complejo entorno mundial.
LOS MÁS INSEGUROS
Datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) detallan que las ventas y exportaciones de vehículos fueron un motor durante este año, pues la venta nacional de vehículos registró un crecimiento de 18.8 por ciento, respecto al mismo periodo de 2014 y la producción de vehículos ligeros reportó récords. En cuanto a la exportación, se obtuvo la cifra más alta con un incremento de 4.3 por ciento, teniendo a Estados Unidos como el principal receptor.
Pero pese a que México es el cuarto exportador mundial de automóviles y aquí se producen los coches con los mejores estándares de seguridad para EU, Canadá y Europa –donde las regulaciones son muy estrictas y se les exige cumplir con niveles más exigentes de seguridad– los carros que se comercializan en el país por las mismas armadoras están por debajo de los estándares internacionales.
De acuerdo con pruebas realizadas por Latin NCAP, organismo encargado de evaluar la seguridad de los autos que se comercializan en América Latina y avalada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Tsuru de Nissan (cuarto lugar en ventas en México), no cumple con los mínimos estándares de seguridad, calificado con cero estrellas, lo que significa que el conductor y los pasajeros podrían morir o quedar con daños de por vida en un choque a 64 kilómetros por hora.
Sin embargo, el 79 por ciento de los encuestados, dueños de este vehículo, consideran que su auto es seguro. El 94 por ciento de ellos afirmó conocer los elementos de seguridad con que cuenta el vehículo; 83 por ciento aseguró que su auto cuenta con una estructura estable; el 94 por ciento tiene la falsa creencia de que su auto tiene cinturones de seguridad de 3 puntos en cada plaza; y el 78 por ciento piensa que su auto cuenta con ESC. Sin embargo, el Tsuru no cuenta con ninguno de estos sistemas.
En tanto, el Aveo de General Motors, número uno en ventas en México, también ha sido reprobado con cero estrellas en las pruebas de choque de Latin NCAP. Sin embargo, el 96 por ciento de los poseedores de un Aveo considera que su vehículo es seguro y el 73 por ciento afirma que cuenta con Sistema Electrónico de Estabilidad (ESC), cuando esta tecnología no se encuentra disponible en ninguna de las versiones de este modelo.
Todo esto debido a que en México no existen regulaciones para seguridad.
“COSTO ARTIFICIAL”
El Poder del Consumidor informó que en la actualidad ningún vehículo está obligado a tener tecnologías de seguridad como ABS, ESC, bolsas de aire o a pasar pruebas de choque frontal o lateral, que confirmen que cuentan con una estructura estable en caso de impacto, pues estas tecnologías son integradas en vehículos de lujo o en la versión más equipada de algunos de los autos más “accesibles”.
Esto posibilita a la industria incrementar de manera artificial el precio a los consumidores y multiplicar las ganancias por tecnologías cuyo costo real no está reflejado en el precio al consumidor.
Por ejemplo, el incremento de 45 mil pesos del Aveo por una versión más equipada no coincide con el verdadero costo de las tecnologías con que innova en la segunda versión, ya que un precio conservador de los ABS es de 250 dólares y 50 por cada bolsa de aire, un total de 350 dólares aproximadamente; en ese contexto, incluirlas incrementaría el costo en unos 6 mil pesos; es decir 7 veces menos de lo que está en el mercado.
De esta manera, la diferencia entre los modelos Jetta y GLI de Volkswagen en sus versiones básicas y el incluir el costo artificial de la seguridad que tienen las versiones de lujo es de 200 mil pesos, pues la automotriz alemana no incluye el ESC en sus modelos austeros que reduciría en 80 por ciento situaciones de riesgo.
Al respecto Brodziak comentó que “esta práctica de la industria automotriz ha convertido la seguridad de los automóviles y la protección de la vida en un lujo para los consumidores”.
Con información de Sin Embargo http://ow.ly/WixKl