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Localizan a migrante centroamericano en Veracruz

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Rubén Figueroa, localizó en el puerto de Veracruz, al migrante centroamericano que estaba desaparecido para su familia en Honduras.

Veracruz, Ver.- “Siempre me levantaba esperando escuchar en la radio algo así, que me anduvieran buscando por parte de mi madre y sucedió, después de 15 años”, expresó sonriente Melvin Javier Lanza Moradel, migrante hondureño, localizado en el puerto de Veracruz.

Desde las ocho de la mañana de éste miércoles, la vida de Melvin Lanza cambió a excelentes noticias. Se enteró que su madre lo buscaba y acudió a contactar al Movimiento Migrante Mesoamericano.

El nerviosismo se transpira ante la sensación térmica de 40 grados vigente en la zona costera. La canasta de tacos que vende diariamente Melvin descansó a la mitad del día. La adrenalina de contactar de nuevo a su madre corría por las venas.

“Después de 15 años, a lo mejor imaginaron que no me iban a encontrar vivo, con todas las cosas que han pasado en México y si, aquí estoy, estoy vivo. Entonces le diría a las madres que sigan buscando, que a lo mejor sus hijos están por ahí, a lo mejor no en éste estado, en otros estados”, expresó.

Sencillo, sonriente, temeroso de sus palabras por no contar con documentación oficial que lo avale, Melvin Javier Lanza Moradel recordó cómo uno de sus amigos escuchó en conocida radiodifusora local cómo su madre y una organización civil lo buscaban tras perderle la pista hace 15 años.

Las dudas de ser deportado carcomían su delgado y moreno cuerpo, el labio menor de su barba temblada por escuchar la voz de su madre enferma en Catacamas, Olancho, Honduras.

Actualmente, María Elena Moradel es ama de casa y padece el virus del chinkunguya.

“Claro que me acuerdo de ellos, de Apostol Santiago Lanza, es mi padre, y mi hermano más chico cuando yo me vine tenía nueve años, se llama Rolando”, expresó Melvin Lanza vía telefónica con su madre, justo cuando ella soltó el llanto agradeciendo a Dios por el encuentro con vida de uno de los seis procreados en su vientre.

Sin esperar más tiempo, la madre, María Elena Moradel, exigió un número teléfonico para no perder de nueva cuenta la comunicación, para evitar otros 15 años de dudas, de rezos a todos los santos por encontrar de nuevo a Javier Lanza Moradel.

El sueño americano sigue latente en la vida del hondureño. Ahora con moneda mexicana, sigue aspirando a consumar por completo el motivo por el cual se apartó de su familia en 2002.

Con sólo 900 lempiras, algo así como 630 pesos mexicanos, Javier Lanza abandonó su natal Honduras para iniciar la travesía que lo truncó temporalmente en Chiapas.

Allí, consiguió empleo para almacenar otros pesos que le permitieran continuar con el viaje al país del norte.

La meta temporal se cumplió, pudo comprar tortillas y queso, lo más consumido en esos días de hambre, frío y anhelos por mejorar la vida de un joven de casi 18 años.

“Tuve comunicación con mi madre hasta que tuve cinco años aquí, en Veracruz, pero perdí la comunicación, no sé porqué, ella me dejó de hablar y yo le intentaba hablar, pero simplemente no me contestaba los teléfonos, estaban fuera de servicio”.

“Venía por etapas, me quedé un mes en Chiapas trabajando, ahí estuve de campesino, también está difícil la cosa y pues apenas se gana para los pasajes. Me vine escalando de pueblo en pueblo hasta llegar aquí, no viaje en tren gracias a Dios”, detalló.

Conforme a datos vigentes del Movimiento Migrante Mesoamericano, el caso de Melvin Javier Lanza Moradel es el quinto de localización tras la búsqueda con madres de migrantes.

Éste caso, podrá ser admirado en carne propia, entre abrazos por ambos familiares en la próxima caravana de migrantes que organiza dicha organización civil. 

AVC