Xalapa, Ver.- (AVC) Los políticos o funcionarios de gobierno gustan de las ovaciones, los aplausos, pero cuando un periodista o medio de comunicación lo exhibe o ridiculiza, entonces se sienten víctimas, señaló el periodista de la revista Proceso, Juan Pablo Proal.

El periodista acudió a la Feria Internacional del Libro Universitario (Filu) 2015 para participar la mesa “libertad de expresión o libertad de callar”.

“Las figuras públicas  no están acostumbradas a la crítica, ni a ser ridiculizados, les encanta  la ovación,  los grandes foros, les encantan los aplausos, les encanta que los  cobijen, pero una vez que lo ridiculicen, echan toda su estructura para decirse víctimas”, dijo.

Acusó que en México los políticos son los responsables de la represión contra la libertad de expresión.

“El hecho de hacer política en este país, con las reglas y con los políticos que tenemos habla de esa reprimenda que tienen, te matan, te coaccionan, te desaparecen, los mismos políticos son los más responsables contra los ataques de la libertad de expresión”, dijo.

Señaló que los políticos se escudan bajo el argumento que los periodistas no los respetan cuando son exhibidos en reportajes, notas informativas o investigación.

“Dicen que es una falta de respeto, hay casos como Cuauhtémoc Gutiérrez, (Líder Pirísta en la Ciudad de México) y Mario Marín, (Ex gobernador de Puebla), que son ridiculizados, se dicen víctimas y dicen que es una falta de respeto”, detalló.

Consideró que la libertad de expresión en México no sólo es coartada al callar un periodista, sino también cuando las autoridades prohíben la invención de música como los narcocorridos.

“Por citar el caso de Aristegui y de Regina, hemos visto que la censura, el enojo permanece en la sociedad mexicana, veamos el caso de los narcocorridos, los están prohibiendo, y eso es violar la libertad de expresión, cómo se hizo con el rap en los 80`s y el rock en los 60`s”.

Mencionó que los mexicanos no están acostumbrados a ejercer una libertad de pensamiento, porque están repletos de militancia, ideologías, y prejuicios.

Además cuando se organizan foros  para unirse, llegar acuerdos o denunciar, el mexicano pone pretextos a fin de no acudir.

“Qué dicen: Ahora no puedo, estoy chambeando, cuando estamos echados en nuestras casas o haciendo el amor con alguien. No estamos acostumbrados a ser honestos intelectualmente”, indicó