El director del montaje, Lars Klevberg, pretendía presentar una noticia falsa como real con el objetivo de generar una discusión sobre la situación de los niños en Siria.

En realidad, la grabación fue realizada en la isla de Malta con actores profesionales, y financiada por el Instituto Fílmico Noruego (NFI) y el Consejo de las Artes de Noruega.

A través de su cuenta en la red social Twitter, Lars Klevberg lanzó un comunicado para informar acerca de la falsedad del vídeo.

El mismo director, aseguraba que no se sentía bien engañando a millones de personas pero que pretendía "aprovechar una herramienta que se usa frecuentemente en la guerra: hacer un video que asegure ser real".

En el video se puede ver a un niño corriendo bajo una balacera que decide fingir su muerte para salvar a una niña.

Según la BBC, el comisionado del NFI, Ase Meyer, afirmó que "no era una manera cínica de llamar la atención" porque "tenía motivaciones honestas".