- Seguridad
Así roban en el Walmart de Boca del Río
Veracruz, Ver.- A Lucero García y su novio les robaron diez mil pesos y dos laptops que sacaron de la cajuela de su automóvil, en el estacionamiento de la tienda Walmart ubicada en Boca del Río, el pasado jueves 6 mayo a medio día.
El robo fue maquinado y perpetrado en tan solo veinte minutos. Lucero y su novio llegaron en un auto sedán alrededor de las 12:45, se bajaron, metieron su bolsa y mochila en la cajuela para no dejarla a la vista de todos.
Mientras se dirigían al establecimiento observaron que había unos ‘viene-viene’ lavando un coche, un chavo en una patineta y otros cuidadores vestidos de color naranja sentados en una banca; no se alarmaron.
Entraron, compraron unos desodorantes y regresaron al carro. Abrieron la cajuela. Lucero sacó de su bolsa su tarjeta de débito universitaria y doscientos pesos, volvió a dejarla en el mismo lugar y volvió a cerrarla.
Junto con su novio se dirigió a la tienda Suburbia, que está a unos metros. No tardaron ni dos minutos, salieron y luego cruzaron una calle para dirigirse a Plaza Mocambo, donde ocuparon diez minutos para visitar algunas tiendas de ropa.
Su novio fue al baño. Curiosamente el chavo de la patineta entró al baño con él y estuvo cerca de ellos cuando visitaron una tienda de ropa donde preguntaron por unos zapatos y un vestido.
Luego, ambos regresaron al carro y su novio le preguntó a Lucero si había dejado abierta la ventana del carro. Lucero se alarmó y dijo que no, ambos corrieron.
Encontraron el cristal de su carro destrozado. El novio de Lucero abrió la cajuela y encontró que la bolsa de Lucero –con una laptop y los diez mil pesos de una excursión escolar- y su mochila habían desaparecido.
Los ladrones para robar rompieron el cristal, se metieron por la ventana y destrabaron los seguros del asiento trasero para sacar las pertenencias de los dos chicos estudiantes de una escuela privada.
Los ‘polis’
Lucero fue a preguntarle a un chico de catorce años, que estaba a unos metros lavando un auto si había visto algo. El chico dijo que no.
Al no ver respuesta buscó a la seguridad del establecimiento de Walmart, no tuvo éxito porque no había nadie.
Llamó a la policía, la cual llegó en diez minutos. Mientras llegaron, Lucero le preguntó a todos los cuida carros o ‘viene-viene’ del lugar, los cuales le respondieron, sorprendentemente siendo medio día, que no habían visto nada.
La policía llegó para preguntar cómo fueron los hechos, interrogaron al chico de catorce años, quien respondió: Nosotros sólo nos encargamos de este cajón (de estacionamiento) para acá.
Sin embargo sea en el cajón que te estaciones, el grupo de ‘viene-viene’ te cobra por sus servicios. Los policías antes de irse le dijeron a Lucero:
Joven, si yo fuera ladrón correría hacia allá (en dirección a un auto lavado junto a plaza Mocambo), sacaría las cosas y tiraría la bolsa. Y además si yo la viera con ese uniforme sabría que va en la Villa Rica y que tiene una laptop en su mochila.
Walmart: Son estacionamientos públicos
Lucero fue a buscar al gerente de la tienda. Lo esperó varios minutos porque estaba en una junta. Cuando éste lo recibió y escuchó la historia, de una manera arisca y altanera le respondió:
“Es un estacionamiento público y Walmart no se hace responsable de los robos que ocurran ahí”, explicó.
Lucero le preguntó si no tienen a alguien encargado en la seguridad. El gerente le respondió que sí lo tienen, pero que no tenía caso llamarlo porque él era su superior.
Al final la llamó. Apareció una mujer que le explicó lo mismo y que los cuidadores de carros, los cuales tienen un uniforme naranja, tienen un contrato de palabra y que ya llevan mucho tiempo ahí.
Sin embargo Walmart no tiene letreros en los que indique que no se hace responsable por los robos ocurridos en el estacionamiento.
Agencia Segunda del Ministerio Público: otro robo
Lucero y su novio se dirigieron a la Agencia Segunda del Ministerio Público de Boca del Río para convertirse en ese diez por ciento que, según el INEGI, denuncia los robos en México. Sin embargo fueron recibidos con los brazos abiertos de la burocracia.
Cuando Lucero explicó que venía a denunciar un robo en el estacionamiento de Walmart, una de las secretarias que se ubica al fondo le respondió: ¡Ah, ahí otra vez!
Y luego cuando le explicó los hechos, sin que Lucero terminara de hablar, la secretaria respondió: ¡Ah, cristalazo!
La secretaria les pidió cinco copias de ambos, de alguna identificación, una carta que explicara por qué tenía diez mil pesos en sus manos, cinco copias de facturas de ambas computadoras y cinco copias de la factura de su carro.
-¿Señora pero cómo le hago si me robaron todas mis credenciales?- preguntó Lucero.
-Yo no lo sé, pero necesito que me traigan eso para que te haga la denuncia- respondió.
Lucero recordó que tenía su credencial universitaria con foto y se la mostró.
-Sí, sí, sí esa, esa sirve- le dijo un poco arisca para luego seguir comiendo.
Lucero regresó horas después con el papeleo, el cual entregó a otra mujer, quien preguntó qué había sucedido.
Cuando Lucero le narró los hechos una vez más, la secretaría le respondió con una fina ironía para tranquilizarla: Si ya saben que secuestran y roban ahí, ¿para qué van?
Lucero también llevó la carta, la cual le ayudó un abogado a redactar donde incluyó que fincaba de responsabilidad civil del robo en el estacionamiento a Walmart.
Apenas el año pasado entró en vigor una ley en Boca del Río que prohíbe la estancia de trabajadores como “viene-viene”, limosneros y payasos en la vía pública.
La marca del signo de pesos y de una mano
Los ladrones dejaron como marca un signo de pesos en el cristal y una mano.
Para ellas, el agente segundo del Ministerio Público, Alberto Salvador Pérez de León, pidió a una de sus muchachas les hiciera una prueba de huellas digitales.
Sin embargo, la prueba no procedió porque la marca de la mano “estaba movida y que por eso no habían huellas digitales”.
Lucero tiene miedo
Lucero quisiera una ayuda porque le parece increíble que nuestro sistema de impartición de justicia se preocupe más por el papeleo y por justificar el robo que por ayudarla.
Le parece triste que en la Agencia Segunda le pregunten más sobre el por qué dejó la mochila y la bolsa en la cajuela, a realizar su trabajo como por ejemplo, el de solicitar las grabaciones de seguridad del estacionamiento; oficio que en la Agencia Segunda no quisieron hacer al momento porque estaban comiendo.
Además tiene miedo porque le parece perturbador cómo en tan sólo veinte minutos los observaron a ella y a su novio para cometer el asalto, en el que se llevaron no sólo pertenencias económicas sino también sus identificaciones.
“Me da miedo tener miedo hasta de mi propia sombra. Agradezco que no me hicieron nada, no me importa mucho lo material, pero tienen mis identificaciones, ellos saben mucho de mí”, expone.
Y agrega: Yo pienso que no es una persona la que está operando en Walmart, que son varias; ahora que salga a la calle tendré que voltear a todos lados y no dejar nada en la cajuela”.