“Por más que te pases el día en ayunas, por más que duermas sobre el duro suelo, y comas ceniza, y suspires continuamente, si no haces bien a otros, no haces nada grande”.

Con esta reflexión de San Juan Crisóstomo, la Arquidiócesis de Xalapa invita a celebrar la Cuaresma como “un tiempo de anhelos y esperanza, porque eso es lo que se experimenta cuando se toma la decisión de dejar el pecado y aprender a vivir en plenitud”.

La Cuaresma, dice, viene a poner en crisis nuestra vida, a cuestionar las bases falsas y sin fundamento sobre las que estamos edificando la vida y a cuestionar el estilo de vida que hemos permitido el cual no se abre a la plenitud de la existencia.

Esta época hace hincapié en la mediocridad y el egoísmo con el que vivimos nuestra vida, despreocupándonos absolutamente de la vida de los demás, expone.

Y precisa que “el llamado de la cuaresma es un grito de alerta en un mundo donde se ha venido perdiendo la conciencia de pecado”, aunque hablar de éste ya no está de moda.

Por ello, la iglesia católica instó a los fieles a buscar a Dios para que nos transforme y nos haga mejores personas.