- Xalapa
El tianguis en la avenida Orizaba, sin control
La avenida Orizaba de esta ciudad capital se ha convertido en un caos total los fines de semana, a consecuencia del desmedido crecimiento que el tianguis presenta hoy en día y el número de comerciantes que acuden a él.
Camisas, calcetines, gorras, zapatos, juguetes, libros, discos compactos, revistas, herramienta para trabajo, muebles y otros artículos usados y en malas condiciones, en su mayoría, es lo que la gente puede encontrar en estos puestos que abarcan dos cuadras de la avenida Orizaba, desde donde inicia la calle Francisco Rivera hasta la esquina con Francisco Vázquez.
Sin embargo, los vendedores ambulantes han abusado de la gentileza de los vecinos y se han instalado a las afueras de las entradas particulares, impidiendo el paso libre de las personas que caminan por la acera y se ven en la necesidad de hacerlo por la calle, compartiendo la carretera con los vehículos que pasan a centímetros de los peatones.
La situación se agrava al ver puestos de comida, sobre todo de antojitos, quienes autoritariamente se asentaron en la banqueta para colocar mesas y sillas junto con el comal hirviendo, y ocasionando un latente riesgo sobre todo para los pequeños que cruzan frente a él con la posibilidad de quemarse con el aceite.
El exagerado número de comerciantes informales que promueven sus artículos en este tianguis, ha obligado que ambas aceras de la avenida Orizaba sean utilizadas para la venta, estacionando vehículos particulares con la cajuela abierta para exhibir camisas, calzado, juguetes y prendas que ya no le dan uso personal.
El tráfico vehicular se vuelve una total molestia para todos, pues los autos circulan a una velocidad mínima a pesar de ser una vía rápida; aunado a que algunos vendedores caen en la exageración al no encontrar espacio para estacionarse, convirtiendo las cajuelas de sus autos en ‘tiendas móviles’, que van en movimiento, ocasionando que la gente tenga que caminar constantemente atrás del vehículo para medirse la ropa.
Decenas de locales formales se ven abarrotados por zapatos y vestimenta a la entrada de sus negocios, institutos educativos también son parte de este malestar, las paradas de los autobuses se convierten en tendederos improvisados, y a su vez, una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública transita lentamente, mientras sus efectivos preguntan, "¿a cuánto la tostadora?".
El asentamiento de los vendedores sobre la avenida Orizaba es sólo una cara de este tianguis, pues al llegar a la calle Francisco Vázquez, uno debe caminar otras dos cuadras hasta la avenida Xalapa, repletas de puestos de comida, de ropa, incluso hasta venta ilegal de perros.