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Explora INAH centro ceremonial en los Altos de Jalisco

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Son 23 estructuras edificadas entre 450 y 900 d.C.

A 19 kilómetros de San Juan de los Lagos, donde se encuentra el segundo santuario más visitado de México, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desentrañan un pedazo del pasado prehispánico de lo que hoy son Los Altos de Jalisco, mediante la excavación de un antiguo centro ceremonial conocido como Teocaltitán.

Al menos 23 estructuras arquitectónicas que fueron edificadas alrededor de mil 500 años atrás, entre 450 y 900 d.C., se distribuyen en las 20 hectáreas que conforman la parte alta del cerro Teocaltitán, una elevación que cubre 60 hectáreas y es el orgullo de los habitantes de Jalostotitlán, municipio aledaño a San Juan de los Lagos.

Teocaltitán forma parte de una iniciativa del INAH y el Gobierno del Estado de Jalisco. Se trata de un sitio con un alto potencial, tanto turístico como de investigación, expresa Marisol Montejano Esquivias, directora de este proyecto arqueológico, por lo que se espera su apertura se dé —de manera parcial— en un mediano plazo.

Con su puesta en valor se aprovechará el denominado “turismo religioso” que acude a la Catedral Basílica de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y que recibe a 6 millones de peregrinos anualmente. Estos fieles, que provienen sobre todo del Bajío y del centro del país, podrían alargar su estancia con la visita a la zona arqueológica, la cual se ofrece como una opción para que sea conocida por ellos.

Para la arqueóloga Marisol Montejano, sin embargo, lo que hace más gratificante su trabajo en Teocaltitán es que representa un “espacio preservado y sellado en contextos arqueológicos”, como ya ha sido posible corroborar mediante estudios con un georradar, que fueron elaborados por el equipo del Laboratorio de Geofísica del INAH, a cargo del doctor José Ortega.

Marisol Montejano, investigadora del Centro INAH Jalisco, explica que el sitio pertenece a una misma corriente cultural que ya está bien definida para el Bajío guanajuatense, con sitios como Plazuelas y El Cóporo. También guarda relación con la arquitectura de centros ceremoniales del territorio que hoy ocupa Zacatecas.

En Teocaltitán se comprueba la amplia extensión de una tradición cultural denominada Complejo Ixtépete-El Grillo, que se desarrolló de 450 a 900 d.C., en correspondencia al Epiclásico mesoamericano. En lo que hoy es Jalisco, esta tradición abarcó los valles de Atemajac (actualmente Guadalajara) y de Tequila, así como Los Altos, indicó la arqueóloga.

"Lo interesante de Teocaltitán, aparte de tener influencia teotihuacana en su arquitectura, como el uso del talud-tablero (aunque aquí los tableros son alargados y los taludes cortos), es que tiene elementos muy propios de la región, caracterizada por una arquitectura cuadrada, patios hundidos y en forma de U, pirámides con patios cerrados, canchas de juego de pelota, etcétera”.

El pequeño equipo de arqueólogos que encabeza y del que también son parte Erwin Cuevas Curiel y José Antonio Sánchez Lobato, aguarda conocer lo que podría hallarse oculto en la gran plataforma del sitio —la cual mide 70 metros por 40 metros, y 8 metros de altura—, de acuerdo con los resultados arrojados por el georradar.

“Es posible que en la plataforma se encuentre una zona de entierros destinada a la élite del lugar. Esto lo inferimos porque hace una década, en la plataforma del sitio La Higuerita, municipio de Tala, la doctora Lorenza López excavó ‘tumbas de caja’, pequeños cuartos sin techo donde se depositaban a los muertos en compañía de ricas ofrendas, con materiales como piezas cerámicas pseudo-cloisonné”.

Además de lo anterior, con los primeros sondeos y excavaciones que esperan realizar en 2014 en la Plataforma A de Teocaltitán, buscan comprobar que es artificial, es decir, hecha en su totalidad por el hombre, y que debajo (a 5 metros de profundidad) se encuentran otras subestructuras arqueológicas.

Hasta ahora, después de dos temporadas de campo en las que han contado con el financiamiento del gobierno estatal, se ha intervenido el paramento poniente de la cancha de juego de pelota y su cabezal norte. De esta área proviene buena parte de los materiales recuperados por el proyecto: figurillas, cuentas de piedra, e incluso turquesa, que dan cuenta de los rituales que sucedían en este espacio.

Asimismo, el hallazgo de unos aretes de cobre y concha, en la parte exterior del cabezal de la cancha de juego de pelota, indica que el centro ceremonial fue ocupado nuevamente en el periodo Posclásico, hacia 900-1200 d.C. Los pendientes se encontraron en relación anatómica con el cráneo de una persona que, por las huellas de corte, se presume fue decapitada.

Además, con el apoyo de 18 trabajadores, se ha intervenido el patio hundido (de 40 m de ancho, 50 m de largo y dos de profundidad) y la pirámide principal que lo cierra, una edificación de siete metros de altura.

En 2012, en el centro del patio hundido se excavó un altar de 9 x 9 metros. En cada uno de sus puntos cardinales se hallaron entierros secundarios, es decir, huesos que no estaban en posición anatómica, sino que fueron sacados de otro lugar y nuevamente depositados. Este contexto también corresponde a la reocupación de la etapa posclásica de Teocaltitán.

Con la restauración de los muros perimetrales del patio hundido y del cabezal de juego de pelota, el año entrante comenzará la primera etapa de la puesta en valor de esta zona arqueológica a la que ya acuden algunos visitantes, entre ellos, algunos migrantes que por estas fechas decembrinas regresan a su terruño en Los Altos de Jalisco.