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"Nos cuidamos con machetes y armas de delincuentes abatidos": autodefensas de Veracruz
Sochiapan, Ver., Cansados del terror y el miedo que ha sembrado la delincuencia en la zona sur Veracruz -por constantes secuestros, extorsiones y asesinatos-, pobladores crearon desde hace seis meses un grupo de autodefensas que ellos denominaron Pueblos Unidos contra la Delincuencia (PUCD).
“El infierno”, aseguran, comenzó hace varios años en el municipio de Playa Vicente, particularmente en comunidades ubicadas en los límites Veracruz y Oaxaca. Allí, explican, comenzaron a ser acechados por presuntos integrantes de cárteles, no solo para exigirles cuotas extorsivas sino también para despojarlos de sus ranchos y campos, donde ellos obtenían el sustento para sus familias.
La gente comenzó a desaparecer y a ser asesinada. Muchos optaron por huir de Playa Vicente; dejaron sus casas, negocios y se fueron a vivir unos 20 kilómetros adelante, a la comunidad de Benito Juárez, en el municipio de Santiago de Sochiapan. Allí, por unos meses disfrutaron de paz, sin embargo, al poco tiempo también la delincuencia se instaló.
María, una señora de la tercera edad –cuyo nombre real fue cambiado por seguridad-, relata que a su hijo y a su yerno los desaparecieron en julio de 2019 cuando iban junto con su nuera y sus nietos sobre la carretera de Playa Vicente abordo de un automóvil. La familia fue interceptada por hombres armados y se llevaron a los dos familiares de María.
Otra habitante que sufrió la desaparición de un familiar, compartió que huyó de Playa Vicente cansado de los acechos de la delincuencia.
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“Hartos” de huir de los delincuentes, los pobladores de esa comunidad rural optaron por organizarse como autodefensas y se denominaron Pueblos Unidos Contra la Delincuencia, para vigilar día y noche el lugar donde en su mayoría son de escasos recursos.
“Tuvimos muchos desaparecidos en esta zona y pues ya estamos hartos, tuvimos que armarnos, nosotros éramos gente pacífica, estamos sufriendo los atropellos de la delincuencia”, relata uno de ellos, quien antes era subagente municipal de una comunidad de esa zona, pero tuvo que dejar todo atrás para defender a su familia.
Hombres, mujeres y hasta niños tomaron palos y armas que usaban para caza o que han quitado a los delincuentes abatidos en enfrentamientos y ahora rondan toda la población, vestidos con playeras y gorras negras con el logo de PUCD y algunos encapuchados para no dar a conocer su identidad.
“Nosotros somos campesinos, somos gente de trabajo, nosotros nos dedicamos a lo que es el ganado, pero desgraciadamente no nos dejan porque no podemos trabajar. Ya tenemos que estar cuidándonos día y noche, hacemos fogatas, ya estamos enfadados”, señala el integrante de las autodefensas.
Los grupos se ubican en los accesos del poblado con armas para detener y revisar a los automovilistas que entran y salen y así evitar que algún delincuente se infiltre, ya que han recibido amenazas de que van a llegar a matarlos a todos.
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Incluso, no dejan pasar a policías locales, solo permiten que los elementos de Seguridad Pública del Estado hagan sus rondines, aunque tampoco confían en ellos.
Los integrantes de Pueblos Unidos contra la Delincuencia no duermen por el miedo y la zozobra de que lleguen a atacarlos, saben que, dicen, que son superados en armamento y que tienen poca experiencia usando armas.
“Nunca había tomado ningún cuchillo señor vaya, pero el día de hoy no se puede contra esta delincuencia tan grande que está llamado CJNG, el cual no nos dejan en paz de ninguna manera, nos piden no nada más a mí, a todo el pueblo nos están pidiendo”, dice otra autodefensa.
Los pobladores ya no pueden salir ni entrar de Benito Juárez, ante el temor de ser atacados por el cártel, por lo que muchos niños han dejado de ir a la escuela para no arriesgarlos y los enfermos no pueden acudir a los centros de salud cercanos por la misma situación.
Por lo que hicieron un llamado de auxilio urgente al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que ponga un alto a este martirio para ellos, ya que no confían en las autoridades ni en los policías locales, a quienes señalan de estar coludidos con los delincuentes.
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