Medellín de Bravo, Ver.- Silvia Jazmín y Teófila tenían vidas diferentes. La primera vivía en una de las zonas metropolitanas más grandes del sureste mexicano, la segunda, habitaba en una localidad rural, con altos índices de marginación. Sin embargo, ambas fueron alcanzadas por la inseguridad radicada en Veracruz, aumentando las cifras de feminicidios del estado.

Las dos fueron violentadas y asesinadas. Son los dos últimos casos que han conmocionado a la sociedad veracruzana que no deja de indignarse, pese a que suman ya 154 asesinatos de mujeres desde que rindió protesta como gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, en diciembre del 2018.

Silvia Jazmín, de 25 años, salió de su casa en su auto Honda Accord, el pasado miércoles, a un Spa de la ciudad de Coatzacoalcos. Esa es la última vez que sus padres la vieron con vida.

Su madre relató a la Policía Ministerial que su hija iba a hacerse pedicure. Trataron de comunicarse con ella, pero no respondió a las llamadas, por eso llamaron a las autoridades para denunciar los hechos.

Un día después, el jueves, pepenadores que trabajaban en el basurero municipal de Minatitlán, encontraron el cuerpo calcinado de una persona. Las llamas no habían llegado a sus piernas, que quedaron intactas.

Gracias a esto, pudieron identificar a la víctima, que ya es velada por sus familiares en Coatzacoalcos, quienes rechazan estar detrás de la recompensa de 400 mil pesos para el que entregue al responsable

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Teófila

En la sierra norte del estado de Veracruz, Teófila de 73 años de edad fue abusada y asesinada cerca del patio de su casa, ubicada en el poblado de El Puerto, en el municipio de Texcatepec.

Según sus familiares, ella estaba en su casa bañándose el pasado 13 de agosto, cuando un joven entró y la atacó un objeto punzocortante, para después abusar de ella.

Los vecinos se dieron cuenta de la agresión y corrieron a su auxilio, logrando detener al responsable que resultó ser su vecino de 23 años de edad.

La mujer mayor, dedicada al campo y a la cría de animales, fue trasladada al Hospital de Poza Rica, en donde la dieron de alta horas más tarde.

Sin embargo, la noche del viernes empezó a sentirse mal, sus seres queridos intentaron llevarla de nuevo a un centro de salud, pero murió debido a las lesiones que le propinó el responsable que ahora enfrenta un proceso penal en su contra.

Ese mismo viernes, cientos de mujeres salieron a las calles de la Ciudad de México y de otras ciudades de la República Mexicana, para reclamar un alto a la violencia de género que hay en el país.

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