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NEGATIVO: el dictamen que advierte daño ambiental por NAICM
Negativo. Así determina un dictamen de cuatro cuartillas que en conjunto hicieron varias instancias de gobierno y el doctor Fernando Córdova Tapia, que reprueba en materia ambiental la continuidad en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
Los daños irreversibles para la región, sobre todo en la zona oriente de la CDMX, se centran en cuatro afectaciones: isla de calor, desabasto de agua potable, la llegada de aves migrantes al lago Nabor Carrillo y el aumento de gases de efecto invernadero.
Es así que, desde el punto de vista de la inviabilidad ambiental, la construcción debe ser evitada porque generaría daños irreversibles para toda la región. Así concluyó una mesa técnica con miembros y asesores del Grupo Aeroportuario, SCT, SEMARNAT y CONAGUA, además de una visita a campo para conocer la infraestructura hidráulica con los responsables de los programas ambientales de la obra.
La isla de calor afecta a un entorno urbano por la acumulación de éste, debido a la absorción de los materiales de construcción. Además, el incremento de la temperatura de una ciudad se asocia a las contingencias ambientales atmosféricas, un fenómeno recurrente en la ciudad y de salud pública.
"Actualmente el ex-vaso del Lago de Texcoco y el Lago Nabor Carrillo cumplen una función esencial en la regulación de la temperatura en la zona oriente. Con la construcción del aeropuerto y la desecación del lago se puede esperar un aumento drástico en la temperatura de toda esa región", refiere el documento.
El actual desabasto de agua en el oriente de la zona conurbada se recrudecería por la sobreexplotación de acuíferos, además de que no hay claridad sobre la nueva fuente de la que se obtendría agua. Esto, al ante el crecimiento urbano acelerado que traerá consigo el NAICM.
"Esto es particularmente grave considerando que la construcción de la obra fue autorizada sin la existencia de un ordenamiento ecológico previo de la región", refiere, aunado al riesgo latente para la Ciudad de México, "catalogada internacionalmente como una de las ciudades con mayor riesgo de quedarse sin agua potable".
Otro punto importante se enfoca en evitar atraer la fauna riesgosa, como dictan los estándares internacionales de seguridad aeronáutica (Federal Aviation Administration), para proteger el acercamiento, salida y espacio aéreo circundante a un aeropuerto. La regla dicta que se debe dejar una distancia mínima de ocho kilómetros en el área de operaciones aéreas, incluyendo cualquier tipo de infraestructura aeroportuaria.
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Respecto a la llegada de aves migratorias del centro del país, el reporte recuerda que el lago Nabor Carrillo es uno de los principales receptores, como ocurrió en febrero de 2018 cuando arribaron más de 330 mil aves, donde el 94 por ciento son de la familia de patos, un ave de alta peligrosidad para la aviación.
De acuerdo con la información presentada por la CONAGUA, la intención es que el lago Nabor Carrillo, que actualmente es un cuerpo de agua permanente y con buena calidad del agua, se convierta en una laguna de regulación. Esta transformación implica no sólo la desecación del lago, sino la incorporación de aguas residuales.
A su vez, destaca que los aeropuertos son una de las mayores fuentes de contaminación del aire en cualquier ciudad del mundo, es por eso que se recomienda que estén alejados de los centros urbanos.
"Actualmente no existe una estimación sobre la cantidad de gases de efecto invernadero y otros contaminantes que generará el aeropuerto una vez que se encuentre en operación. La contaminación por CO2 puede ser mitigada por medio de la reforestación, pero es necesario conocer los niveles de emisiones para poder calcular cuánto se necesita reforestar para capturar el CO2 generado por el proyecto".
En ese sentido, aclara que para mitigar el impacto sería inservible reforestar en el parque Izta-Popo cuando la contaminación se concentra en la parte baja de la cuenca.
Sobre Santa Lucía argumenta que reubicar el proyecto del Nuevo Aeropuerto en la base aérea sería una alternativa viable en términos ambientales por: evitar el cambio de uso de suelo, estar alejado de zonas densamente pobladas, cumpliría con el requerimiento internacional para el riesgo aviar, reduciría la presión urbana sobre la parte baja de la cuenca y la zona oriente de la ciudad, además de contar con áreas propicias para el amortiguamiento, mitigación y compensación ambiental.
Con información de La Silla Rota
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