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Lanza ex vocera de Duarte revelaciones sobre primer círculo de poder
Tras una publicación en su contra donde la señalan de presuntos desvíos de recursos públicos, Gina Domínguez, ex vocera de Javier Duarte ahora preso en Guatemala por delincuencia organizada, rompe el silencio, y habla de Javier Duarte, y su círculo cercano.
A través de su columna Razones de Estado, bajo el título “El Juego que todos jugamos”, Gina Domínguez cuenta su versión de que ocurrió en el primer círculo cercano de Javier Duarte, tras la derrota electoral del 2016, en donde el PRI perdió la gubernatura del estado.
“La madrugada del 6 de junio, el círculo íntimo de Javier Duarte y Karime Macías fue citado a cónclave, Alberto Silva, Erick Lagos, Arturo Bermúdez y Luis Ángel Bravo acudieron presurosos a la cita; el encuentro tuvo como ejes de la conversación dos tópicos: endilgar culpas a los ausentes en particular al candidato derrotado “yo no perdí, perdió Héctor Yunes” (el estribillo que repetiría el Gobernador por días), y encontrar la manera de salvar el cuello ante la llegada del enemigo mortal del régimen”.
La ex vocera de Duarte de Ochoa relata que durante la reunión, “muchas fueron las propuestas, unas lógicas y maduras, otras locas y atrevidas, ninguna cuajó.
Fiel a su estilo, Duarte decidió hacer lo que quiso, sin escuchar consejos buenos, malos o peores, y sólo Karime Macías consiguió mantener su avasalladora influencia”.
Según Gina Domínguez, “en el mes de agosto del año pasado, ya con la crisis política encima, Javier Duarte, y su familia acompañados de la hermana de Karime y su esposo decidieron ir a Houston, a revisar y amueblar sus casas en Woodlands, en preparación a su salida del país al término del gobierno; para despistar a su sucesor, volaron en avión privado a la frontera y cruzaron por carretera al vecino país”.
En ese viaje, dice la vocera, “cuán grande sería la sorpresa del entonces gobernador que los agentes migratorios norteamericanos les impidieron el paso, y además les confiscaron las visas a ambas familias. Ahí supo Javier Duarte que era el principio de un final que nunca anticipó”.
Después de la revisión de los agentes estadounidenses, según Gina Domínguez, el ex mandatario estatal habría cerrado su comunicación, “limitó al mínimo su círculo de confianza, sólo tenían acceso a él, Karime, la familia de ella, sus abogados, Flavino Ríos, los operadores de la Secretaría de Finanzas, Alberto Silva y Erick Lagos”.
“Abandonó la Casa Veracruz y se trasladó a vivir a una residencia en el Club de Golf de donde escapó cuando se percató que el famoso acuerdo para que dejara la gubernatura y se enfrentara a Miguel Ángel Yunes – con el respaldo del gobierno federal- había sido una tomadura de pelo para dejarlo sin fuero y poder actuar legalmente en su contra”.
A decir de Gina Domínguez, con la asunción del poder de Miguel Ángel Yunes Linares al gobierno de Veracruz, “se puso de moda el juego de la habitación del pánico, donde el nuevo mandatario se convirtió en el actor principal de este distractor del terror: sabe jugarlo, disfruta hacerlo y siempre ha sido su principal arma política”.
“En medio de esta compleja maraña, sin red de protección, abandonados por el Gobierno Federal y sabidos de sus graves conductas, los integrantes del equipo íntimo de Javier Duarte beneficiarios directos de su poder sin límites, luchan salvajemente por evadir sus responsabilidades políticas y las penurias legales que les persiguen”.
En su columna “Razones de Estado”, Domínguez se extraña de que “poco o nada se dice de los mayores operadores políticos de Javier Duarte: Erick Lagos y Jorge Carvallo (ambos diputados federales en este momento)”.
Y le dedica un apartado especial a Alberto Silva Ramos, también ex vocero de Javier Duarte y ahora diputado federal. Sobre él menciona:
“Desde el primer día de su arribo a Comunicación Social, Alberto Silva se dio a la tarea de desacreditar mi gestión, utilizó todos los medios a su alcance para ello. Me responsabilizó de decenas de agravios –a cual más falsos— a muchos medios de comunicación y a muchos comunicadores respetables”.
Gina relata que cuando lo confrontó, él siempre negaba realizar campañas en su contra: “Jamás, amiga, jamás. Soy un caballero.” Somos amigos, somos compañeros de trabajo y ambos servimos a Javier”, le decía.
“El Cisne como le gusta le llamen, suele utilizar a algunos medios para generar desprestigios y para distraer la atención. Todos los que lo conocen saben que a eso se ha dedicado en los últimos 20 años y que así ha logrado construir su “reputación”, señala la ex vocera de Duarte.
Según Gina Domínguez, “Alberto Silva quien fuera el primer denostador y operador de la campaña en contra de Miguel Ángel Yunes Linares, hoy intenta engañar al Gobierno del Estado para evitar que su gestión al frente de Comunicación Social sean revisadas”.
En la parte final de su columna, a ex vocera habla del reportaje de Animal Político, en donde el periodista Israel Roldán habla sobre supuestos pagos y operaciones que se habrían realizado durante su gestión en Comunicación Social.
“Como siempre he dicho, de frente y sin ocultarme ni refugiarme en nadie, quienes tuvimos una responsabilidad pública estamos obligados a rendir cuentas, y por supuesto las autoridades competentes determinarán si hubo o no conductas ilícitas y de haberlas, hacer comparecer a los presuntos responsables”.
De acuerdo con el portal Animal Político, Gina Domínguez utilizó su cargo de vocera en el gobierno de Javier Duarte para beneficiar con contratos y convenios a una empresa de medios que luego pasó a ser de su propiedad y a tres radiodifusoras que ahora controla editorialmente.
La empresa Servicios Especializados de Comunicación en Imagen S.A. de C.V. (SECI) –creada en 2008 y que en 2015 pasó a ser de su propiedad– recibió al menos 17.2 millones de pesos entre 2013 y 2016. Y tres radiodifusoras solicitaron a Dominguez 21 millones de pesos, a pesar de que aún no contaban con permiso para operar.
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