José Abella: criminalizando y amenazando
- Mussio Cárdenas Arellano
Hay granujas menos detestables. Aún así, no se puede obviar a José Abella, dueño del periódico El Buen Tono, que criminaliza a una periodista asesinada, que se exhibe con militares, sus funcionales guaruras, y que reta y amenaza, insulta y ataca al columnista Aurelio Contreras por cuestionar por qué la Fiscalía no lo llama a explicar si está ligado a la delincuencia.
Sainete tras sainete, hablada tras hablada, José Abella va exhibiendo que cuerdo no está, disparatadas sus palabras, demenciales sus juicios, escandaloso su andar cuando en proyección nacional, en los medios que le dan espacio, categoriza a los reporteros de información policíaca como empleados del crimen organizado.
Todos, para él, callan porque están en la nómina de los delincuentes.
Todos, hasta los de medios nacionales, ni se diga los de Veracruz.
Arremete contra Anabel Flores Salazar, levantada el lunes 8 en su hogar, en Mariano Escobedo, cerca de Orizaba, a manos de un comando armado, criminalizada horas después por la Fiscalía de Veracruz, y hallada un día más tarde, el martes 9, en una carretera de Puebla, a la altura de Tehuacán, sin vida, estrangulada.
Trabajó Anabel Flores para el El Bueno Tono y ese fue el detonante. Salió al paso José Abella, su propietario. Pudo expresar que la reportera dejó de laborar hacía tiempo, que hubo un desacuerdo, que la empresa cesó su relación laboral. Y ya.
Pero no. Ya muerta, José Abella la embistió. Ya muerta, le imputó ligas con el crimen organizado. Nadie puede traer una camioneta Patriot con el miserable sueldo que le pagaba, 6 mil pesos mensuales. ¿No le dará vergüenza sentirse magnate periodístico, pagador de una millonada en impuestos, y no ofrecer salario sino darle una limosna a sus reporteros?
Quiso ir más allá. Expresó que Anabel Flores era una pieza del crimen organizado. Y eso en El Buen Tono es ina-cep-ta-ble. Y se tuvo que ir. Y aguantar que su dueño le recete una felpa post mortem cada que habla, al cabo que sólo los muertos no se pueden defender.
Criminaliza José Abella como criminalizan Javier Duarte y “Culín”, alias el fiscal, alias Luis Ángel Bravo Contreras.
Todavía Fisculín recula. Y como los perfectos no se equivocan, le dice a Denise Maerker en Atando Cabos, en Radio Fórmula, que sí hubo una pifia pero que el error fue del área de comunicación de la Fiscalía. Echó mano de rumores que corrían en las redes sociales y de información extraoficial. O sea, sus métodos de investigación le permiten revivir muertos, como ocurrió con José Márquez Balderas, alias “El Chichis”, ex jefe Zeta en la región de Orizaba, y enlodar a una reportera que fue testigo de un levantón militar en Acultzingo, el 30 de agosto de 2014, cuando se llevaron a Víctor Osorio Santacruz, alias “El Pantera” y no volvió a vérsele con vida.
Una carta suscrita por medio centenar de periodistas, el mismo día del levantón de Anabel Flores, conminaba a las autoridades a no criminalizar a priori, a realizar la investigación apegada a derecho y no atribuirle conductas vinculatorias a los reporteros con la delincuencia hasta no investigar. Javier Duarte y “Culín optaron por frenar la embestida. José Abella no.
Siguió en lo suyo. Atacó desde otros frentes. Acudió a espacios de prensa en la ciudad de México. Planteó su verdad. Y lo hizo mal.
A Ciro Gómez Leyva, también en Radio Fórmula, le reiteró que Anabel Flores Salazar era quien pagaba a los reporteros de nota policíaca por omitir información relacionada con los grupos delictivos. Era, según José Abella, la operadora de los Zetas entre la prensa.
Fuera de sí, el político metido a periodista, propietario de El Buen Tono, fundó ese medio, dice, por el patético rol que jugaban los comunicadores, al servicio de las mafias del poder, incapaces de decir la verdad.
Fallan los demás, él no. Lo devoran en las redes sociales cuando se le observa en una fotografía acompañado de seis individuos, cinco de ellos con armas de alto poder, en un área rural. Lo destrozan y lo sacuden. Le imputa el abogado fidelista Jorge Reyes Peralta que tiene ligas con el crimen organizado y que se exhibe con delincuentes.
Viral, la imagen es de escándalo. Explica José Abella que no son delincuentes. Son sus guaruras, militares asignados a su cuidado.
“Esas personas que aparecen conmigo —señaló—, son gente del Ejército Mexicano, del grupo Aeromóvil de las Fuerzas Especiales. Lejos están de ser delincuentes, incluso el que está junto a mí de sombrero es hijo de un almirante de la Marina”.
Explicaba a Radio Fórmula que la fotografía la difundió él mismo en Facebook, el 12 de septiembre de 2015.
Refería que en los años 80 formó parte de los Marines en Estados Unidos. Sí, con los Marines pero orgulloso, supuestamente, del Ejército mexicano. Tan orgulloso que ahora los trae de chogumas.
“Yo soy orgulloso de las fuerzas armadas mexicanas, porque conozco desde dentro a esas fuerzas armadas, y yo no sé por qué aquí en México criminalizan a todo aquel que porta un arma”, agregó.
En México, dijo, se espantan “hasta porque matan a una periodista y digo que estaba involucrada en el crimen organizado, coludida con ellos, piensan que no es posible que un periodista puede ser malandro. Sí claro, muchos aquí en el estado, y muchos en el país que están bien metidos en la mafia”.
Por eso, afirma, despidió a Anabel Flores de El Buen Tono.
“Era la que se encargaba de pagarle a los periodistas para que se callaran la boca, de la página roja en la zona de Córdoba”, sentenció.
Lo alteró cómo se viralizó la fotografía suya con los guaruras militares, pero nada dice de otra en la que aparece con Javier Duarte, el brazo del gobernador en su hombro, sonrientes ambos, prclives ambos a criminalizar periodistas.
Lo irritó peor que el periodista Aurelio Contreras, en su columna Rúbrica, el martes 16, conminó a la Fiscalía a citarlo a declarar:
“¿Y a qué hora va a mandar la Fiscalía General del Estado su boletín informando que se investigarán los presuntos nexos de José Abella con el crimen organizado?”.
Estalló. Y con un caos en el cráneo, con ira demencial, la amenaza, la provocación, el agravio familiar, el insulto.
A eso de las 7:52 de la mañana, el miércoles 17, José Abella lanzó la primera amenaza:
“Porque pago mil veces más impuestos que tú.
“Porque creo 1000 fuentes de empleo y tú ni sirvienta pagas.
“Así que habemos de mexicanos a mexicanos.
“Tú por ejemplo representas a la prensa manipuladora que mantiene este país en el atraso.
“Así que si alguien se debe enojar que vivan de los privilegios de las millonadas que pago de impuestos, soy yo, no tú.
“Pendejo.
“Y ojalá y algún día tengas el valor de hablar detrás de tu pantalla, y me lo digas de frente, para darte un madrazo en el hocico, porque sé que ni las manos vas a meter.
“Y si eres de honor, dime dónde nos vemos antes de la una!
“Pinche periodista cobarde”.
Cinco minutos después, a las 7:57, soltó otra:
“Si no lo ha hecho el fiscal, por qué no vas a presentarla tú.
“Todo mexicano tiene la obligación constitucional de ir a denunciar crímenes.
“Ni con tu mamá tengo nexos, ni con ‘periodistas’ con plumas pagadas como la tuya, ojalá tengas el valor de hablarme y citarme en algún lugar para que me acuses de eso de frente, pinche Maricón.
“Pendejo”.
Es José Abella, político, autoinventado periodista que asegura haber fundado El Buen Tono por discrepar de la forma en que se comporta la prensa, callando la verdad, sujeta a intereses personales, a la dádiva para callar la información que requiere la sociedad.
¿Está loco? Quizá. Sus reacciones son inverosímiles, disparatadas, condenables, potencialmente violentas. Y decía que pretendía cambiar el periodismo en Veracruz.
Al respecto, la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas apenas emitió un comunicado en que condenó el uso de expresiones de un directivo de un medio de comunicación contra un columnista, o sea Aurelio Contreras. ¿Y las medidas cautelares para garantizar su seguridad?
“La CEAPP —señala en la red social Twitter, no en su portal oficial— expresa su preocupación por declaraciones de directivos de medios de comunicación, que criminalidad, amenazan y podrían generar efectos negativos generales, al contribuir a la naturalización de la violencia contra periodistas; comentarios de esa naturaleza representan, per se, una práctica contraria al libre ejercicio de la libertad de expresión, debido al efecto amedrentador que generan sobre el libre flujo de información”.
Ni una mención a José Abella. Ni una alusión al origen del conflicto. Omite el nombre de Aurelio Contreras, aberrante la evasión ante el amago, la amenaza, la desproporción del marine cordobés, el lenguaje obsceno, la vulgaridad del rufián.
Vergonzoso rol juega la CEAPP, como siempre, situada al lado de los sátrapas, el insensato que en un estado dominado por la violencia no duda en exhibir a la guarurada militar. O sea, los recursos públicos empleados para la innoble tarea de cuidar a un pillo con tendencia a la agresión. En lo que vino a parar nuestro valioso Ejército.
Sucia su mente, sucio su hablar. Dicen Hugo Morales Alejo y Noé Zavaleta que José Abella generaliza sin responsabilidad. No todos los periodistas del área policíaca están al servicio del narco, no todos callan por dinero. Amenazados, quiénes se van a atrever a publicar lo que irrita al crimen organizado.
“A todos nos han levantado, a todos nos ha tocado”, dice Hugo Morales Alejo, director del portal LaNigua.com. “Pero yo no puedo ratificar lo que dice este señor. No acepto que se criminalice a cualquier compañero que acaba de morir y que la opinión pública diga que andaba metido en algo”.
Rechaza que Anabel Flores recibiera dinero del narco. “Ni siquiera existían rumores. Esa versión la dio el mismo sistema del estado, que manda correos subterráneos, inclusive alteraron una nota de Noé Zavaleta de Proceso. Nadie está obligado a publicar lo que no quiere, pero tampoco a recibir dinero que no quiere”.
Noé Zavaleta, corresponsal de la revista Proceso, recuerda que José Abella fue candidato del PAN a la alcaldía de Córdoba y perdió. Entonces le dio por ser periodista, ahora alineado con el gobierno de Javier Duarte.
“A nivel nacional lo ven como el director de un periódico, pero la percepción en Veracruz es que es un político, sería una generalidad decir que todos los reporteros recibimos dinero del crimen organizado”, dice.
Del propietario de El Buen Tono dice la periodista Silvia Núñez Hernández, directora de AGN Veracruz, en su columna Fuera de Foco:
“José Abella García ha demostrado ser un sujeto con evidentes carencias de inteligencia y ética. Infamia tras infamia han sido parte de su estrategia para atacar a sus detractores y su falta de capacidad intelectual se ve evidenciada cuando sabe que no poder ganar una interlocución sensata, madura y de altura con otra persona, explota con descalificaciones e insultos, característica en una persona que creció con padres disfuncionales. El gobierno de Javier Duarte le ha sido muy útil. El congratularse Javier Duarte con muchos millones de pesos por delante, para salir constantemente cómo un bravucón ignorante. Éste, sin empacho alguno, se ha volcado a menospreciar a las personas —principalmente de los trabajadores de su medio ‘desinformativo’ amarillista— que cuando quiere despedirlos, los presiona para que firmen ‘voluntariamente’ su renuncia y no darles absolutamente nada de lo que por ley les corresponde.
Vaya tipo.
Archivo muerto
Primero Buganza, después Bueno Torio. Con nada disminuye la fuerza de Miguel Ángel Yunes Linares, el cuasi candidato de la alianza PAN-PRD al minigobierno de Veracruz. Ni Sor Buganza —Gerardo Buganza Salmerón— ni Juan Bueno Torio provocan la escisión panista que pudiera restarle intención de voto a Yunes azul. Echa mano Javier Duarte, Fidel Herrera, Don Beltrone, sus pandillas y sus mafias, de Alejandro Vázquez Cuevas, cartuchazo quemado que se vende en euros lo que no vale en tumines. Va por el Partido Encuentro Social, que decir nada es lo mismo, los oficios de Gonzalo Guízar Valladares que así le tiende la mano a su amigo y protector desde que militaba en el PRI, Héctor Yunes Landa, el de la lengua larga y la cola de rata. Si algo lleva tatuado en la piel Pipo Vázquez es su fidelismo. Sábese cómo increpaba a Fidel Herrera en los albores de su sexenio: “Con F de fraude, con F de Falso” lanzaba el lema y distribuía cartelones que los ediles panistas colocaban en sus oficinas. Luego se volvió su sirviente, operando en el Congreso de Veracruz, Pipo Vázquez liderando a la bancada panista, usando a los diputados azules, ganando puntos, sacando raja. Terminó el sexenio de Fidel y la generosidad lo alcanzó: dos notarías, una para su esposa Tamara Morales y otra para su asesor, Ángel Ramírez Bretón, como revelara con una documentada columna la periodista Claudia Guerrero Martínez, autora de Entre lo Utópico y lo Verdadero, en noviembre de 2010, cuando se extinguía el sexenio fidelista. Pipo Vázquez no es reactivado para ganar la elección sino para restarle votos a Yunes Linares. Y Gonzalo Guízar siembra en la parcela de Héctor Yunes, que de ganar la elección de gobernador, le asegura la alcaldía de Coatzacoalcos…