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Nevada en Perote: familias van a la aventura, otras viven el olvido

En El Conejo, comunidad con alrededor de mil habitantes, en diciembre se quedaron esperando los apoyos que regularmente llegan en esa época.

Perote, Ver. Sarahí Collía y sus 10 acompañantes llegan en tres vehículos al poblado El Conejo, a las faldas del Cofre de Perote, a las 09:42 de la mañana. Se paran en una tienda de abarrotes. Es una parada técnica, donde se surten de cervezas y otros productos para acompañar el viaje.

No lejos de ahí, a unos 70 metros, María Sofía González tiene encendido el fogón que se ubica dentro de su humilde casa mientras desayuna con sus tres hijas: Nadia, Aline y Cristal, de 9, 6 y un año respectivamente.

Mientras Sarahí, procedente de Coatepec va en busca de la aventura de la nieve con sus hijos, su esposo y dos familias más, María Sofía y decenas de personas de esa comunidad sufren los estragos de esas nevadas.

Autoridades se olvidan de comunidades

En El Conejo, comunidad con alrededor de mil habitantes, en diciembre se quedaron esperando los apoyos que regularmente llegan en esa época. Esta vez no hubo nada para nadie.

Por el contrario, María Sofía, quien desayuna en una mesa muy pequeña, cuenta que esta temporada invernal ha sido una de las más críticas para esa zona, y ha tenido que lidiar además con enfermedades de sus hijas:

“Si de las gripas, las tres, todas se enferman”, refiere mientras una de ellas tose mientras sigue comiendo.

“Necesitamos cobijas para cubrir a los niños, especialmente para ellos. Uno mal que bien pues ahí va pero los niños son los que necesitan más”, refiere la mujer.

Recuerda que ayer, antes de que el aguanieve empezara a caer, el frío calaba los huesos “ahorita se están sintiendo más los fríos”, agrega.

A pregunta expresa, señala que la única forma de mantenerse calientes es mantener encendido el fogón, aunque esto conlleve el riesgo de morir por inhalación de monóxido de carbono.

“Siempre suben en diciembre –las autoridades- pero este año no, no han subido, fue una navidad difícil por los fríos porque este año hizo más”.

Las dos pequeñas que ya van a la escuela, regresan el jueves 7. María Sofía desconoce si en su comunidad se les permitirá entrar un poco más tarde debido a las condiciones del clima, aunque regularmente su horario no excede las 08:30 horas.

En busca de la diversión

Sarahí espera a las afueras del Jeep a que sus acompañantes terminen las compras, mientras cuenta como se prepara para esas visitas que cada año realiza al Cofre de Perote.

“Con ropa extra porque luego salimos todos mojados de los zapatos, chocolates, mucha agua para los niños. Nada más”.

Su pequeña parada a un costado solo sonríe cuando se le pregunta por qué le gusta la nieve. La mujer, ataviada con ropa invernal asegura que las pasiones de ella y sus amigos son las dunas y la montaña.

Es decir, en invierno visitan este lugar, y en verano alguna playa de la entidad veracruzana o algún estado del pacífico.

“Una vez a uno de mis amigas le dio el mal de montaña allá arriba. Se sintió mal, se le bajó la presión, se sintió muy mareada y pues enseguida nos bajamos”.

Pese a ello, como todos los años, no falta ninguno de sus amigos, con los que intenta llegar lo más cerca posible de la cima de esta montaña.

“Vamos, si podemos subimos hasta la antena, sino nos quedamos en algún plano y pues ahí jugamos un rato con los niños nosotros”, señala.

Las compras de su esposo y sus amigos han terminado. Sarahí y sus acompañantes se preparan para subir a jugar en la nieve.

Mientras, Sofía y sus hijas siguen comiendo con la puerta de la casa abierta; desde ahí se ven los vehículos que ya pasan y van con rumbo al Cofre de Perote. Con la nieve unos sufren y otros simplemente se divierten.