Ana María Alvarado / 24 Horas

Angélica Rivera cerró su cuenta de Facebook, donde compartía de todo un poco: mostraba imágenes, platicaba sobre su labor social y subía fotos de su familia en diversos momentos.

Su último mensaje tiene fecha del 10 de mayo y ya contaba con un millón de seguidores. De hecho la agencia de marketing digital Business Thinking colocó a Angélica, en su categoría de primera dama, en la posición número tres en la lista de los políticos mexicanos con mayor número de seguidores en Facebook.

 
La cuenta de Twitter @staff_Angelica, que manejaba su equipo tampoco está activa y ella no tiene cuenta de Twitter. En Instagram tenía 12 mil 337 followers, pero también fue cancelada, hasta borraron los comentarios que había posteado.

 
Lo cierto es que ella personalmente manejaba su cuenta de Facebook y nadie sabe los motivos que la llevaron a salirse de todas las redes sociales de un día a otro y sin explicación  alguna, ya que si a alguien no le gustaban sus publicaciones, se tardaron en sugerirle que se retirara y tampoco se sabe si recibió alguna amenaza, por eso ha provocado curiosidad el por qué ahora quiere permanecer en silencio o ser más discreta con sus movimientos.

 
Sin duda, a todos les afecta en algún momento exponer su vida y sus asuntos en las redes, pero si las cancelan, es que los han afectado emocional o laboralmente. Hay casos muy claros de los que se retiran porque ya no saben cómo controlar lo que sucede después de publicar una fotografía o un comentario.