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Joe de Lara: "bromista", "aventurero", "un jarochillo sarniento"
Veracruz, Ver.- José Islas de Lara, fallecido ayer miércoles a las 00:55, fue un presentador de televisión controvertido, que fungió como reportero de espectáculos, conductor de radio y hasta grumete.
De ese primer trabajo de grumete, a los 14 años, trapeando pisos en un barco, nació el nombre con el que lo conocerían siempre: Joe
Uno de los capitanes del barco le expresó: ¡Dale, Joe (Yóu)!, y él respondió: No soy Joe, soy José; el capitán insistió en llamarlo Joe y así se le quedó.
Después “Joe” se deformaría como todas las cosas que se transforman en la tierra jarocha: El “Joe” del capitán pasó al “Yoe” popular.
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El mérito de Joe de Lara consistió en haber creado un programa televisivo llamado ‘Bazar del Hogar’, que duró 18 años al aire en una televisora local, el mismo que las personas sintonizaron no porque “no hubiera nada que ver”, como coloquialmente se dice, sino porque se identificaban con él.
Al programa asistía esa parte de la población jarocha que se transportaba en un camión Bajadas o Pochota, señoras como las que se vuelven populares al aparecer en la nota roja por un triángulo amoroso, y familias que son el primer olvido de la política local.
En ese programa muchos niños en situación de pobreza conocieron por primera vez sus ‘Reyes Magos’.
‘Bazar del Hogar’ también albergó desde personajes de la porra del tiburón como Doña Matraca, de la Unión de Viejas Argüenderas; a Memo Man, con síndrome de Down; payasos como Pim Pom y Pim Pim, así como grupos musicales: Los Caracoles y Los Flamers.
El nombre de ‘Bazar del Hogar’ surgió con la idea de hacer un programa donde la gente vendiera y comprara electrodomésticos o tiliches de uso.
Los primeros programas fueron con Loló Navarro y María Valdivieso, pero con el tiempo se fue transformando hasta quedar como ese programa de espectáculos popular donde convergían desde luchadores de la Arena Fraternidad hasta cantantes locales.
Joe de Lara era querido y admirado por buena parte del sector popular, y criticado también porque decían que el programa refrendaba estereotipos sociales, de los cuales se burlaba.
Fue acusado en la opinión pública de usar el síndrome de Down de Memo Man para obtener popularidad o de usar comentarios misóginos con las mujeres del programa:
Las viejas del papayal evidencia, dicen, el lenguaje machista que aún perdura en nuestros días.
Por ejemplo, a uno de sus programas acudió una señora de La Pochota para decir que su hija había desaparecido, de ahí, de una colonia popular donde se reúnen los problemas sociales más comunes abandonados por las autoridades.
Joe le preguntó la edad de la chica, la cual tenía quince años, y también le preguntó si tenía novio, la señora respondió que sí tenía un enamorado.
Sin chistar Joe le dijo que su hija era una ingrata, que seguro se había fugado con él porque “la ñonga era la ñonga”.
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La salida al aire de Telever fue más una política de empresa que por su cansancio en las piernas, aunque según contaron sus amigos en el velorio se le juntó todo.
Su derrota política como suplente de Roberto Bueno Campos, quien había concursado por una diputación federal, su agotamiento por tantos años de conducción del programa y por la llegada de un nuevo director que quería “renovar” la televisora local.
La política de la televisora local dice que si incursionas en la política ya no puedes regresar a la conducción de un programa.
“Bazar del Hogar formaba todavía parte de esa televisión de provincia, del payaso de pueblo, del grupo local, y eso ya no entró en planes de la televisora”, explicó uno de sus amigos, Domingo Lucas.
Él fue la última persona con la que trabajó hasta el 30 de abril pasado, en el Café de La Parroquia. Ambos hicieron 111 programas dedicados a la salsa.
“Él ya se veía cansado, pero aún así nunca paró de hacerle bromas al cantante venezolano que se presentó como invitado en el programa, por este programa Joe experimentó las redes sociales, las cuales no conocía hasta entonces”, explicó.
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De su inicio por la radio fue en la zona de ventas del Grupo FM, sin embargo era tan bueno en eso que le dieron una oportunidad en los micrófonos.
“La esposa del dueño no lo quería porque su voz era horrenda, pero el jefe decidió que siguiera, era tan bueno en las ventas que él se ganó ese privilegio”, comentó Lucas Ramírez.
Joe de Lara una vez le contó a Domingo Lucas una anécdota que tuvo con la vaca sagrada del periodismo veracruzano, Alfonso Valencia Ríos, quien le reclamó por una nota de espectáculos que había publicado a petición de Edel Navarro Malpica, sobrino del dueño del Dictamen.
La nota hablaba de las vacaciones de Elizabeth Esquinca, viuda de Romero, a la que llamaban "La Número Uno", dueña de una cantina de la época llamada La Escondida.
"Cuando sale eso publicado se escandalizaron en el Dictamen, cuando me habla el maestro Alfonso Valencia Ríos, me dice 'oye cómo llegó esta nota contigo', le digo, el hijo del dueño, Edel Navarro Malpica, me dijo que sacara esta foto que es su amiga, y él dijo 'no eso no, porque es la prostituta número uno de Veracruz, ya no escribas nada de Veracruz, escribe de México o Hollywood’, y renuncié".
El presentador comentó que Juan Zanoni de la Garza, un reportero aguerrido del siglo pasado, se fue con él en solidaridad. Después decidieron fundar juntos la revista ‘Basta’, misma que fue crítica y sobrevivió ante los embates del gobierno de entonces.
"Fundamos la revista ‘Basta’, lo que decía era fuerte pero aún así sobrevivió porque metieron al bote a Zanoni porque según le había dado muerte a un mariconcito, Rubén Vera; era una venganza política de los licenciados y los fiscales, luego se comprobó que no fue cierto porque todos los periodistas se solidarizaron, lo sacamos, Jacobo Zabludosky hizo un escándalo", relató.
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En el velorio de La Luz, en el Fraccionamiento Floresta, se dieron cita desde políticos y compañeros de los medios de comunicación hasta los personajes populares como Doña Matraca, y príncipes de carnaval.
En las coronas fúnebres se leyeron pésames del ex gobernador Fidel herrera Beltrán como de grupos musicales.
El velorio de Joe de Lara fue un recuerdo de anécdotas en las que el silencio no era invitado: Joe de Lara fue uno de los que jaló a toda la flota de los 40 mil aficionados del Tiburón al Estadio Azteca, en los años noventa.
Joe de Lara era “carismático”, “bromista”, “usaba boina porque se estaba quedando calvo”, “era un jarocho de sepa, aventurero, un jarochillo sarniento”, se escuchó de los asistentes.
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Joe de Lara tenía 72 años y nació un 7 de abril de 1942, en la colonia Doctores del Distrito Federal. Fue traído a los quince días al puerto de Veracruz, luego de que su padre había 'robado' a su madre y se la había llevado a vivir con él.
Al terminar la primaria, Joe de Lara tuvo algunas complicaciones porque su padre José Islas Castellanos lo registró con su mismo nombre, situación que Joe de Lara contaba siempre de manera ‘chusca’ porque tuvo que ser registrado en "Villa José Cardel" por segunda vez ya con su nombre oficial.
Joe de Lara murió en el Hospital ISSSTE por complicaciones renales derivadas del cáncer de riñón que lo aquejaba. Ahora presentará sus programas desde algún stand de televisión del cielo, desde donde dirá: “Allá nos vemuuuuus”.