¿Por qué renunciar a la violencia?
- Mujeres Que Saben Latín
Paco Contreras/
En el punto de partida del proceso de los hombres para renunciar a nuestra violencia está la negación, el no reconocimiento de ésta como una forma para “resolver” los conflictos. En algunos de los casos no sólo es la negación del uso de la violencia, también se presenta una creencia de superioridad sobre “los otros hombres” dado que “ellos” sí ejercen violencia.
Se trata de darnos cuenta que la forma en que se nos educó, influye en nuestro actuar como adultos, muchas de las respuestas que utilizamos ahora, las aprendimos en la socialización que tuvimos y en la forma en que nos relacionamos con las personas y cómo nos trataron. En ese sentido, se considera sumamente valiosa la competencia, la agresividad, la posesividad y sobre todo la violencia, estas conductas son apreciadas cuando son parte del actuar de un niño, lo cual no sucede si son parte de la conducta de una niña.
Algunos hombres no reflexionamos sobre el uso de la violencia como una manera que empleamos para la resolver los problemas, en muchos casos se cree que la violencia es algo natural en nosotros, que nos caracteriza, en el caso de que los problemas sean de pareja o familiares, las ideas se refuerzan desde la cultura “la ropa sucia se lava en casa” y al ser algo de casa es delegado a las tareas asignadas a las mujeres, de esta manera es que no nos responsabilizamos de nuestra conducta violenta al considerar que no nos toca por ser “cosas de mujeres”.
Basándonos en la experiencia que hemos desarrollado en el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia, nos hemos percatado que comúnmente no expresamos nuestras emociones, excepto aquellas que refuerzan nuestra identidad masculina. Sin embargo, dentro de las relaciones en las que se ejerce violencia, los hombres vivimos un sentimiento de culpa y vergüenza como resultado de los intentos fallidos de resolver los problemas y el daño directo a personas queridas como resultado de estos intentos.
El contexto es un elemento que contribuye a reforzar las conductas violentas, como se mencionó anteriormente, la violencia se considera algo “natural” y por lo tanto también se cree que no hay forma de evitarla, esta idea, se fortalece con la colusión de otros hombres y de mujeres dado que en muchas prácticas cotidianas la violencia se exalta y se espera como respuesta, lo que va naturalizándola contribuyendo a la minimización o invisibilización de la violencia que se ejerce en contra de las mujeres.
Conocedores del impacto que causa el empleo de la violencia como una forma para resolver los problemas, que nos afecta a nosotros, a las relaciones que establecemos con nuestra pareja, con nuestros hijos e hijas, con otras mujeres y otros hombres, podemos ir visualizando, comprendiendo y aceptado que como hombres ejercemos violencia, eso es resultado de un proceso en el que hombres que asisten al Programa de Hombres Renunciando a su Violencia y a otros programas de reeducación, hemos reflexionado y analizado de nuestras cotidianidades y aprendizajes, es por eso que nos reconocemos como hombres que ejercemos violencia, este reconocimiento va más allá de la estigmatización de “ser violento” dado que implica hacernos responsables de nuestras conductas.
Evidentemente este proceso de reconocimiento implica un involucramiento activo por parte de los hombres, de igual manera, es necesario que nuestras relaciones inmediatas se fortalezcan de tal manera que hagamos una transformación de las estructuras sociales y como resultado de los roles y tareas asignadas a mujeres y hombres, de esta manera podamos caminar hacia el reconocimiento de las personas, de sus necesidades, de sus intereses para crear relaciones de género basadas en la igualdad.
Todo esto es sólo una parte del compromiso que implica renunciar a la violencia, evidentemente como hombres no podemos renunciar a algo que no consideramos propio o existente en nosotros y que nos daña también, de igual manera, entender que la violencia es una decisión y que algunos hemos visualizado la posibilidad de optar por formas creativas, solidarias, amorosas no nos hace superiores a los otros que no lo han hecho, este proceso al ser parte de nuestras cotidianidades nos permite transitar a relacionarnos también de una manera afectiva con otros hombres, cuestionar los privilegios, los roles, las formas de relacionarse, las ideas, los sentimientos que se consideran masculinos.
Es necesario que sigamos haciendo visible la necesidad de continuar con procesos reflexivos para hombres, con la idea de contribuir al acceso a una vida libre de violencia, viviendo nuestros propios procesos, realizando nuestras tareas, en fin, haciéndonos responsables de la parte que nos corresponde. Recuerden que el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia que lleva más de once años realizando actividades en Xalapa, se reúne todos los miércoles en un horario de 18 a 20 horas en las instalaciones del Centro de Integración Juvenil, ubicado en la avenida Acueducto S/N esquina Ruiz Cortines, de la Colonia Unidad Magisterial de esta capital.
Esta ocasión quiero hacer extensiva desde el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia una felicitación y el reconocimiento a nuestra compañera de columna, Yadira Hidalgo González porque el pasado viernes 17 de enero fue nombrada como Directora del Instituto Municipal de la Mujer. Es conocida su trayectoria como comunicadora, feminista, académica. Es bien recibido el nombramiento, estamos seguros que el trabajo a favor de las mujeres en el municipio de Xalapa se verá fortalecido.
Para erradicar la violencia ¿Tú qué estás haciendo?