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Perdimos todo: docentes y alumnos tras inundación en Poza Rica

  • Iraís García
La Escuela Primaria Club de Leones No. 4, ubicada en la Colonia Ignacio de la Llave, en Poza Rica, Veracruz, fue una de las más afectadas.

Poza Rica, Ver.— La Escuela Primaria Club de Leones No. 4, ubicada en la Colonia Ignacio de la Llave, en Poza Rica, Veracruz,  fue una de las más afectadas por las inundaciones ocurridas el pasado 10 de octubre, dejando a docentes, alumnos y familias en una situación de vulnerabilidad y pérdida.

La profesora Silvia Rocha explicó que, a pesar de que las autoridades han determinado un posible regreso a clases, la escuela aún está muy lejos de poder operar con normalidad.

Tras varios días de la inundación, la supervisora y el jefe de sector organizaron una visita a la escuela, en la que participaron profesores y voluntarios de otras zonas no afectadas. “Cuando llegamos, el lodo cubría los pasillos, las paredes estaban manchadas hasta más de dos metros de altura, y los pupitres flotaban volteados y llenos de lodo.

Nadie tuvo que decirnos qué hacer. Nos miramos y empezamos a trabajar con escobas, palas y cubetas. Sacamos muchísimo lodo, fue un acto de amor colectivo. No lo hicimos porque alguien nos lo pidió, lo hicimos porque amamos nuestra escuela y a nuestros niños”, narró la docente.

Para entrar a su salón, primero tuvieron que destrabar la puerta, que estaba completamente atascada. Al ver la magnitud de los daños, Silvia pensó que tanto el refugio que representaba la escuela como el hogar de sus alumnos habían sido destruidos. “El olor era insoportable, había hasta un animal muerto dentro de mi salón. Se perdieron todos los libros de texto, materiales de arte, colores, pinceles, tijeras, cuadernos, cartulinas, proyectos hechos en equipo, decoraciones y libros del rincón de lectura que habíamos formado con tanto cariño”, detalló.

Las labores de limpieza iniciales se realizaron con lo que profesores y voluntarios tenían a mano, improvisando para sacar el lodo y los escombros. Posteriormente, una empresa especializada en limpieza y desinfección intervino gracias a la cobertura de un seguro que tenía la escuela.

Además, el plantel no cuenta actualmente con energía eléctrica, ya que un transformador recién adquirido fue arrastrado por el agua, y los aires acondicionados quedaron inservibles. “Hace falta todo, absolutamente todo: materiales de arte, juegos didácticos, ventiladores, pizarrones, cableado, pintura, decoraciones, escritorios, mochilas, útiles, libretas, lapiceras, uniformes y zapatos. La escuela es el corazón de la comunidad, un lugar donde los niños encuentran rutina y protección, y todo eso se perdió”, agregó la profesora.

Silvia relató que muchos de sus alumnos también resultaron afectados por las inundaciones. A través de videollamadas y mensajes, algunos le cuentan que el agua se llevó todo en sus casas, incluyendo juguetes, ropa y muebles. “Varios todavía lloran cuando lo mencionan. Algunos tuvieron que salir de sus hogares con sus padres; otros permanecen callados, con la mirada perdida, y varios tienen miedo de volver a dormir cuando llueve. Una alumna me contó que ahora deja un pie en el suelo al acostarse, para sentir si el agua vuelve a entrar a su casa”, dijo.

En la colonia Ignacio de la Llave, tres planteles fueron afectados por la inundación. Algunas escuelas tendrán Consejo Técnico el próximo 4 de noviembre, pero aún no se ha definido cómo manejarán la situación desde la supervisión escolar.

La experiencia de Silvia y sus colegas evidencia el duro impacto de la inundación sobre la educación y la vida de la comunidad, así como la resiliencia de los docentes y voluntarios que, con esfuerzo y compromiso, intentan recuperar lo perdido para proteger a los niños y restablecer la escuela como un espacio seguro y de aprendizaje.