Xalapa, Ver.- La Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil (FNLIyJ), en Xalapa, Veracruz, acumula críticas de participantes, talleristas y asistentes debido a la falta de planeación y un ambiente laboral tenso. Además, señalan un presunto trato déspota de las responsables del evento. 

Voluntarios de la FNLIyJ, edición número 35, responsabilizaron directamente a Karla Pino Vázquez, coordinadora general, y a Nayeli Moreno Gutiérrez, directora de Formación y Desarrollo Artístico e hija de la diputada plurinominal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Victoria Gutiérrez Pérez. El evento es organizado por la Secretaría de Cultura de Veracruz (Secver).

Los voluntarios fueron convocados a una junta dos días antes del inicio de la feria, el pasado 25 de julio. Allí, los organizadores les asignaron funciones con base en un análisis de perfil profesional realizado a partir de un formulario general contestado meses atrás.

“Nos preguntaron qué hacíamos, luego nos dijeron que nuestras áreas ya estaban asignadas según ese formulario, pero no hubo explicación real del porqué. Cuando preguntamos por los horarios, nos dijeron que ya deberíamos tenerlos. 

Al final, muchos quedamos trabajando de 10:00 de la mañana a 7:30 de la noche en mesa de información, sin descanso ni rotación”, dijo una voluntaria, quien pidió el anonimato por temor a represalias. 

De acuerdo con otros participantes, la directora de Formación y Desarrollo Artístico, Nayeli Moreno Gutiérrez, los reprendió por cuestionar la organización de la feria. 

“Nos dijo: ‘¿Ustedes llevaron ética en la escuela? No, ¿verdad? En mis tiempos sí había esa materia… ¿quién de aquí me puede decir qué es la ética?’.

Todo fue dicho con tono burlón y de superioridad. Hasta ahora, después de casi una semana, no hemos recibido ni un ‘por favor’ ni un ‘gracias’”, añadió otro voluntario.

Los talleristas también se quejaron por la falta de planeación en la organización de esta Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, pues aseguraron que muchos participan sin remuneración económica y sin recibir el material necesario para impartir sus talleres.

“Yo no cobro, hago esto por gusto, pero nadie se ha acercado. Me colocaron en un lugar lejos, donde no llega nadie. Tengo que traer mis materiales: crayolas, tijeras, lápices… porque no me dan nada”, declaró una tallerista.

Colaboradores de la feria insistieron en que existe un ambiente laboral tenso por gritos y malos tratos entre el personal directivo, por lo que varios se sienten incómodos e incluso renunciaron.

“Nadie se siente a gusto en la feria. Seguimos porque ya nos conocemos entre nosotros, pero muchos han renunciado. Éramos 50 al principio; ahora no quedamos más de 15 o 20”, explicó otro voluntario.