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Se me acaba el tiempo: Yolanda, 12 años buscando a sus hijas en Xalapa

  • Francisco de Luna
Ivone e Iriana desaparecieron el 14 de octubre de 2011 en Xalapa, cuando salieron a cobrar la quincena. Nunca regresaron

Xalapa, Ver.- Yolanda Espíritu Mota reza antes de iniciar la búsqueda de sus dos hijas desaparecidas hace 12 años. Ahora dedica su vida para encontrar a Ivone Amador Espíritu e Iriana Izet Luna Espíritu, quienes fueron vistas por última vez el 14 de octubre de 2011 en Xalapa, Veracruz.

A sus 72 años, Yolanda Espíritu se siente cansada, pero sigue de pie en marchas donde exige justicia y avances a la Fiscalía General del Estado (FGE) de Veracruz sobre la desaparición de sus dos hijas: Ivone Amador e Iriana Izet.

“Lo peor es que siento que se me está acabando el tiempo”, dice mientras avanza en una protesta más por los desaparecidos en la capital de Veracruz

Ivone e Iriana salieron a cobrar la quincena el 14 de octubre de 2011. Las dos jóvenes, quienes trabajaban como guardias de seguridad, avisaron en casa que no compraran comida, porque comprarían pollo rostizado. Jamás regresaron y, desde entonces, la angustia e incertidumbre viven en casa de su madre, Yolanda

UNA CAPA, COMO UN SUPERHÉROE

La esperanza era que en cualquier instante regresarían a casa y por eso la búsqueda comenzó tres días después, es decir, el 17 de octubre de 2011, pero “hasta ahorita nada”, menciona Yolanda, quien no detiene el paso en la marcha que avanza por la avenida 20 de noviembre, en la ciudad de Xalapa

Yolanda carga una lona con los rostros impresos de sus dos hijas; se caracteriza porque las lleva como una capa de superhéroe. Le ató una cuerda para poder sostenerlas en ambos lados y llevarlas sobre sus hombros.

También porta la playera con datos de sus seres queridos al tiempo que se gritan consignas “¿dónde están? ¿Por qué los buscamos? ¡Porque los amamos!”, “¿dónde están, nuestros hijos, dónde están?”, frases que los familiares de personas desaparecidas repiten en cada una de las jornadas de búsqueda con la intención de ser escuchadas y no quedar en el olvido.

En cada protesta también se recuerdan cifras como las 700 fosas clandestinas que fueron localizadas en los últimos 17 años en el estado de Veracruz, muchas, visitadas por Yolanda Espíritu, quien recorre Veracruz y gran parte del país en la búsqueda de Ivone e Iriana Izet.

 

ENTRE FOSAS

No hay pistas, nadie sabe con certeza qué ocurrió. Entre la información que recabó, Yolanda, que posiblemente un grupo armado las secuestró cuando entraron a un bar en la ciudad de Xalapa, pero nada lo tiene confirmado de manera oficial.

Yolanda busca a sus hijas en vida, pero también lo hace en las fosas clandestinas, quizá las más grandes del país, pues acudió al estado de México, a los fosarios en Saltillo, Coahuila; también estuvo en Guadalajara, Chapala, en Jalisco; La Paz, Baja California Sur; Los Cabos en Baja California; y Puebla.

Mientras que el territorio de Veracruz, caminó en Cosautlán, Coatepec, Córdoba, Alvarado. “No he parado, estamos en exhumaciones, no le he parado, lo peor es que siento que se me está acabando el tiempo y no sé nada de mis hijas”, explica.

En Veracruz algunas de los cementerios clandestinos localizados son lugares como Colinas de Santa Fe, en el puerto de Veracruz, en 2016; La Barranca de la Aurora, en El Lencero, Emiliano Zapata, ese mismo año; en Arbolillo, Alvarado, en 2017; y La Guapota, en Úrsulo Galván, en 2019.

Ivone e Iriana forman parte de las siete mil 500 personas desaparecidas en Veracruz que están dentro del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, con corte hasta el 10 de febrero de 2023.

Al momento de su desaparición, Iriana Izet tenía 24 e Ivone 29. La mayor dejó a una niña de 14 y un niño de nueve años. Ahora, la mayor tiene 26, “ya se graduó, ya trabaja y es muy luchona, el niño ya va hacer su servicio”, sus estudios son la licenciatura en Criminología, tiene 20 años.

“Ahora él está en la Universidad Veracruzana y mi nieta trabaja en un Centro de Salud” y cuando pueden también se suman a las marchas para exigir que su mamá y tía aparezcan algún día, cuenta para e-consulta Veracruz.

Mientras se abre paso en el contingente, también lo hace con la memoria y recuerda que sus dos hijas son originarias de Xalapa “aquí nacieron, aquí crecieron y de aquí se las llevaron”, detalla con la esperanza de hallar algún dato que les confirme del paradero de Ivone e Iriana.

 

PARA NO OLVIDAR

Las manos de la señora Yolanda han escarbado la tierra de fosas clandestinas como las de Arbolillo, en Alvarado; ha observado la exhumación de restos humanos en el panteón Palo Verde en Xalapa; en La Guapota, de Úrsulo Galván también han desenterrado huesos, ropa podrida y han localizado identificaciones, así como demás pertenencias.

También han hecho jornadas de búsqueda en el parque Natura, de la capital veracruzana “y así vamos encontrando pedacitos, con la esperanza que podría ser de alguien de la familia, hemos buscado bastante, no hemos dejado de buscar”.

La única manera que dejará de buscar es cuando ya no pueda caminar, pues a sus 72 años de edad, hay pesadez, pero mientras seguirá en la lucha y daría su vida por sus dos hijas a quienes las ve diariamente en las fotografías para no olvidarlas nunca.

 

TINTA PARA LA MEMORIA

Tinta para la memoria es un libro en honor a las personas desaparecidas. “Para mirarte de nuevo, mis recuerdos; para encontrarte, mi búsqueda”, dice en una de las páginas en color negro con la imagen de unos tenis con siluetas en color blanco. 

En él se encuentra la esencia de lo que significa para algunos familiares de personas desaparecidas. Las narraciones de las familias son la tinta que escriben la vida de los ausentes; hay cartas escritas de puño y letra, también contiene fotografías.

“No sé cómo empezar a escribirles, hay tantas cosas que quisiéramos decirles; que las amamos, que día a día las pensamos, las buscamos, las esperamos y pedimos a Dios porque las cuide a cada instante, que guíe sus pasos.

Les escribo con la esperanza de que algún momento lean este mensaje desde donde se encuentren y que sepan que las estamos buscando desde aquel 14 de octubre de 2011,  fecha en que fueron arrancadas de nuestro lado, cambiando por completo nuestras vidas, pero principalmente la de ustedes (…)”.

Lo anterior es un fragmento de la carta publicada en el libro con más de 200 páginas que elaboraron entre los integrantes del Grupo Buscando a Nuestros Desaparecidos y Desaparecidas Veracruz “Por la verdad y la justicia”.