Xalapa, Ver. - En los últimos cuatro años, de los cinco que tiene de vida, Saúl Fernando ha sido discriminado, requiere un de un implante coclear, pues perdió el oído en el primer año de vida, pero no lo han seleccionado como candidato. 

El menor también padece Trastorno de Espectro Autista y el trasplante del implante, que tiene un costo de 650 mil pesos, le permitiría mejorar su calidad de vida, pues aprendería a comunicarse, le han confirmado especialistas a su mamá Susana Altamirano Banderas.

Actualmente, la comunicación con ella es mínima, y le resulta frustrante, pues sabe que Saúl tiene hambre en el momento que él se empieza a dar golpes en su “boquita”. 

El último requisito que le pidieron para incluirlo en el programa del Centro de Alta Especialidad (CAE) es que conozca al menos 50 palabras, reto que será imposible, pues el menor es sordo, además, de autista, por lo que no habla, a pesar de que recibe atención especializada con terapeutas de lenguaje, en el Crisver y un Centro de Atención Múltiple (CAM)

Susana Altamirano ofreció una rueda de prensa para pedir el apoyo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, pues los especialistas confirman que para que su hijo sea un caso de éxito (que aprenda a hablar) debe ser operado antes de los cinco años, y ya los cumplió.

La encargada del programa del CAE la ha rechazado en incontables ocasiones, incluso, cuando pidió los datos de menores que podrían recibir el implante, como parte de la campaña del mes de marzo del 2022, le aclaró que es la última ocasión en la que podrá incluirlo, sin embargo, ya le adelantó que no será candidato.

La madre confirma que en el pasado alguien del Senado ofreció intervenir para que le dieran el equipo para que el menor escuchara, pero al final solo recibió la misma respuesta que ya le habían dado, “el implante se dona a menores con mejores posibilidades de aprovecharlo”.

“Yo les compraba la idea a los del CAE, pero empecé a consultar a muchos especialistas y un neurólogo, muy reconocido, me dijo, es que no hay ningún impedimento para que su hijo reciba el implante; nada más es porque no lo quieren implantar. Los estudios muestran que, si es candidato”, le confirmó el médico.

Susana comentó que si Saúl recibe el implante podrá mejorar su calidad de vida, pues actualmente no ha logrado aprender lenguaje de señas, por su autismo, por lo que cree que con el trasplante él podría escuchar, conocer las palabras y aprendería a interactuar con ella.

Calcula que en los últimos cinco años se han realizado al menos ocho campañas; ella ha participado en cuatro, “y la doctora me dijo, ya mejor déjalo así, tu hijo no va a pasar por el autismo”.

“Una persona puede recibir un implante en cualquier etapa de su vida, pero para que un niño pueda desarrollar un lenguaje debe ser sobre los cinco máximos, mi hijo ya tiene los cinco años ocho meses, todavía tiene una velita prendida para desarrollar el lenguaje”.

En Xalapa se dio un caso de un menor con autismo severo que recibió el implante, vía particular, y ahora se comunica a través de una tableta con su familia, pues aprendió el lenguaje después de superar la sordera.

Susana ya acudió a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) para lograr el implante que le permita a su hijo desarrollar el lenguaje, pues ha recurrido a políticos como Ricardo Ahued o Cinthya Lobato que le donaron mil pesos, pero no hicieron alguna gestión para que el CAE le permita recibir el trasplante.

CH