- Estado
Cofre de Perote: pobladores venden antojitos a 4 mil metros de altura
Habitantes de comunidades marginadas de Perote han encontrado en las nevadas del volcán una fuente de ingresos debido al alto número de visitantes que llegan los fines de semana. Las condiciones son adversas, pero no los desalientan para instalar sus negocios y prender sus anafres.
Algunos ofrecen alimentos como garnachas, picadas, tacos al pastor, vasos con café hirviendo, dulces y refrescos; otros dan recorridos en motocicletas y mulas para las personas que sufren el mal de montaña y se cansan de caminar.
Esperanza Hernández Olvera es una de las lugareñas que aprovecha la llegada de visitantes y junto a sus nueras está dispuesta a padecer las bajar temperaturas instalando un pequeño negocio en donde ofrece café, antojitos y otros productos.
La mujer es habitante de El Conejo, una de las comunidades en las faldas del Cofre de Perote que más resiente la temporada invernal. Y una de las más rezagadas en cuanto a ayuda gubernamental se refiere.
Así, mientras miles de familias llegan al Cofre a disfrutar de la nieve y la aventura, otras tantas, como la de Esperanza, siguen recurriendo a la leña para calentarse y aprovechando las fechas para generar ingresos, ante la falta de oportunidades formales.
“A la estufa le echamos leña y en la cocina estamos calientitos y nos ponemos una chamarra y andamos de allá para acá porque luego aquí no se aguanta el frío”.
SUEGRA Y NUERAS EMPRENDEDORAS
Esperanza cuenta que, aunque son diversas las épocas del año que la gente sube a la cima de la montaña, en su caso solamente aprovecha la temporada invernal para hacer su venta.
La idea surgió de uno de sus hijos, que igualmente es desempleado y que aprovecha el arribo de hasta 20 mil personas al día para hacer traslados de las faldas hasta donde el propio camino se lo permita.
“Me dice ‘mamá vámonos a vender allá arriba para que, aunque sea poquito ganemos, porque no hay trabajo ahorita’. Él echa viajes de gente en su camioneta también para sus gastos’”, narra la mujer.
De esta manera, toda la familia aprovecha que, pese a las recomendaciones de Protección Civil, cientos y miles de personas acuden a buscar las emociones que representan las nevadas.
La ama de casa de 55 años también ha encontrado en esta actividad momentos gratos, pues hasta un área del camino principal para subir a la montaña llega y se establece con sus nueras y nietos, con quienes convive durante el tiempo que dura montado el negocio.
“Me paso un rato a gusto porque estar en la cocina todo el día se siente uno triste allí. Ya se viene uno un rato a divertir”, cuenta.
Así sobrelleva un poco el frío que se resiente desde finales de noviembre y se acentúa en enero, en medio del cual debe andar cuidando a sus animales de corral y de campo que tiene para alimentarse y de vez en cuando generar de ahí una fuente de ingreso.
“Hacemos atolito, gorditas, sopas. Vendemos refrescos, Sabritas, chocolates, café, gelatinas; todo lo que nos van pidiendo”.
Explica que entre las cosas que más vende se encuentra el refresco de cola, así como el café y el atole, pues estos le ayudan a las personas que sufren del “mal de montaña” en el transcurso del camino. “Con eso se les va cortando”.
COMUNICADAS MARGINADAS
En 2016, El Conejo tenía alrededor de mil habitantes y desde esa fecha, las familias ya notaban la diferencia social que los separa de otras regiones de Perote y del estado entero. Y también desde esa fecha hay cosas que no han cambiado, principalmente las necesidades.
“Hay días que sí se siente muy fuerte el frío; yo quisiera una ayuda que nos trajeran unas cobijas o cosas para el frío porque sí se siente mucho”, se lamenta Esperanza.
A falta de ingresos por empleos formales o bien remunerados, las familias de El Conejo han encontrado en esta actividad la manera de hacerse ingresos propios, aunque estos no siempre logran cubrir las necesidades de todos los integrantes.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI) de 2015, señalan que el 71.0 por ciento de la población, es decir, 45 mil 160 personas se encontraban en situación de pobreza.
De estas, 38 mil 524 estaban en situación de pobreza moderada y 6 mil 635 en pobreza extrema.
Además, las viviendas con algún nivel de hacinamiento se posicionaron en el 42.8 por ciento; el 2.3 por ciento de las viviendas tenían piso de tierra y la población ocupada con ingreso de hasta 2 salarios mínimos era para ese tiempo, de 51.2 por ciento.
El Conejo, es una de las 55 localidades que Perote posee y no figuraba, hasta 2005 entre las principales, por índice de población.
Y si bien es cierto que el nivel de rezago social es considerado bajo en ese municipio, que ocupa el lugar 159 entre los 212, también lo es que algunas regiones, como en la que vive Esperanza, resienten no solo el impacto del frío, sino del olvido institucional.
En datos más recientes, el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) confirmó que en el primer año de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez (2019) “la economía del estado de Veracruz creció únicamente el 0.78% respecto al año previo”.
En el informe especial “Panorama socioeconómico del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave” se señala que, aunque el estado es la quinta economía más importante del país, al aportar el 4.5 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, “el desarrollo económico no conlleva de forma implícita de un estado de bienestar social”, al señalar la necesidad de que las autoridades ejerzan un control adecuado de los recursos.
El estudio presenta un apartado para pobreza y marginación en la entidad, misma que dependiendo del nivel de carencias, puede ser extrema o moderada, en las que se deben tomar en cuenta factores como el bienestar económico y los derechos sociales como educación, salud, seguridad social, alimentación, vivienda y sus servicios.
La medición de esta situación, desde 2010 a 2018, demuestra que Veracruz se ha mantenido desde aquel año en índices más altos que la media nacional por cuanto hace a pobreza extrema.
En cuanto a la marginación, la entidad se ubica en el cuarto lugar entre los estados con mayor grado de marginación, detrás de Guerrero, Chiapas y Oaxaca.
Veracruz ocupa el mismo lugar en el Índice de Desarrollo Humano, entendido como las tres dimensiones del desarrollo: una vida larga y saludable a través de buenos servicios de salud; acceso a la educación, y un nivel de vida digno que puede alcanzarle mediante los ingresos.
“Veracruz se ubica en el cuarto lugar a nivel nacional entre los estados con menor IDH, apenas después de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, además que se encuentra por debajo de la media nacional que era de 0.8334 para el 2010”, señala el informe.
Se indica que la Población Económicamente Activa (PEA) -población de 12 o más años que trabaja o busca un empleo- del estado de Veracruz, hasta 2019 ascendía a 3 millones 425 mil 529 habitantes de los cuales el 97.08 por ciento se clasifica como población ocupada, mientras que el 2.91 por ciento es catalogada como población desocupada con 99 mil 758 habitantes.
Por cuando hace a la educación, el estado de Veracruz tiene un 9.20 por ciento de personas en estado de analfabetismo (persona de 15 años que no sabe leer ni escribir un recado), la mayor parte de su población se encuentra únicamente con educación básica (55.22 por ciento); seguido por el 19.66 por ciento que terminó el nivel medio superior mientras que sólo el 15.56 por ciento cuenta con educación superior.
Así, el ORFIS señala que, a partir del primer trimestre de 2017 hasta el cuarto trimestre de 2019, se puede observar que el periodo de mayor crecimiento se dio del tercer trimestre de 2017 al primero del 2018, es decir, en la administración pasada.
“La economía estatal ha tenido variaciones porcentuales significativas, el más representativo fue el de 2010 que tuvo un aumento de 4.23 por ciento respecto al año anterior, otro caso similar fue el ocurrido en 2018 cuando la economía estatal creció 2.35 por ciento respecto al 2017. Para el último año registrado, 2019, la economía del estado de Veracruz creció únicamente el 0.78 por ciento respecto al año previo”, señala.
Si bien es cierto que Perote no se distingue entre los municipios con más rezago, también lo es que Esperanza no ha conocido otra forma de vida más adecuada, más igualitaria.
“Yo quisiera que subiera la gente del diario para venir a vender, aunque sea unos tamalitos o unas gorditas o lo que sea, para poder sacar un quinto”, agrega la mujer trabajadora.