Veracruz: competitividad (sector secundario o industrial I)

  • Alejandro Soto Domínguez
La palanca de desarrollo de Veracruz está muerta hasta la fecha de hoy...

(VIGÉSIMA PRIMERA PARTE)

•La palanca de desarrollo de Veracruz está muerta hasta la fecha de hoy, a pesar de tener una de la Zonas Económicas Especiales más prometedoras del país que actualmente impulsa el gobierno federal, como lo es Coatzacoalcos, la ciudad más insegura del país ¿Cómo vamos atraer inversionistas con esta plaga?

•Justo es reconocer que este dolor de cabeza en mi humilde opinión se recrudeció por la reforma estructural de energía, en razón a que la industria minera cayó un 38.4 por ciento para el mes de junio del presente año respecto al cierre del 2012. Como siempre, lo único que deja PEMEX en Veracruz son las cantinas, prostitución, contaminación por los derrames en tierra y mar y nuestra infraestructura carretera afectada.

•El sentido común nos orienta a la inmediata reactivación de la economía a través de la inversión pública estatal, sin embargo juzgar por los resultados de la Cuenta Pública del primer semestre del presenta año, esto no ha sucedido. La cosecha de este error, la industria de la construcción observa una caída impresionante de personal ocupado, ya que para el mes de julio de 2017, contabiliza 23 mil 162 trabajadores dedicados en esta actividad, 31 mil 177 menos respecto a la cota máxima que se registró en mayo del 2013.

Como es costumbre, primero explicare que el sector secundario o industrial contempla las actividades económicas que trasforman la materia prima en bienes de consumo, tales como las manufacturas, maquinaria, construcción, minería, generación de energía, siderurgia, producción de alimentos y medinas, entre otros.

En el caso de Veracruz el valor de su producción representa el 37.9 por ciento del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE), agregando que las actividades agropecuarias son del orden de 4.3 por ciento. Para cerrar el círculo, el sector terciario (comercio y servicios) representa el 57.7 por ciento.

Sobra decir, pero repetiré cuantas veces sea necesario: como antes y hoy no existen políticas públicas estatales para incentivar el sector que hoy nos ocupa, no obstante que nuestro estado tiene todos los atributos para ser una potencia industrial en al ámbito nacional.

Padecemos de una clase política incompetente y corrupta, que en lugar de ayudar estorban a la iniciativa privada para la generación de empleos. No se han preocupado por construir vías de comunicación que faciliten el traslado de mercancías y personas, así también el desarrollo tecnológico y demás acciones para apoyar el sector en comento, resaltado que esta actividad se caracteriza por su alto contenido de valor agregado y pagar buenos salarios con prestaciones sociales.

La palanca de desarrollo de Veracruz está muerta hasta la fecha de hoy, a pesar de tener una de la Zonas Económicas Especiales más prometedoras del país que actualmente impulsa el gobierno federal, como lo es Coatzacoalcos, la ciudad más insegura del país ¿Cómo vamos atraer inversionistas con esta plaga?

En este marco, la industria en su conjunto del estado de Veracruz está en caída libre desde el cierre del año 2012, de acuerdo con las cifras publicadas por INEGI del PIBE (2015), del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) primer trimestre 2017 y del Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa hasta junio 2017. Y claro, como ya se expuso antes, por el peso de este sector en el total de la actividad económica estatal, a nivel per cápita del PIBE, se observa un retroceso en el periodo 2013-2016.

Las consecuencias están a la vista, a partir del 2010, somos la entidad federativa que encabeza la generación de población en condiciones de pobreza del país hasta el 2016. Justo es reconocer que este dolor de cabeza en mi humilde opinión se recrudeció por la reforma estructural de energía, en razón a que la industria minera cayó un 38.4 por ciento para el mes de junio del presente año respecto al cierre del 2012.

Como siempre, lo único que deja PEMEX en Veracruz son las cantinas, prostitución, contaminación por los derrames en tierra y mar y nuestra infraestructura carretera afectada. Todo esto a cambio nada, hasta la fecha regalamos nuestro petróleo para el fortalecimiento de otros estados en su competitividad, negociamos mal nuestra incorporación al sistema fiscal federal en 1980, a partir de esa fecha nos humillan con migajas de participaciones federales.

Ante técnicamente una recesión de 4 años, donde todos los indicadores de bienestar de la población presentan números negativos y por lo consiguiente un malestar social que aposto por el cambio el 4 de junio del 2016, debido en mayor parte a la desastrosa administración de Javier Duarte, el sentido común nos orienta a la inmediata reactivación de la economía a través de la inversión pública estatal, sin embargo juzgar por los resultados de la Cuenta Pública del primer semestre del presenta año, del volumen del empleo IMSS a la baja en el 2017, así como de la encuesta mensual de INEGI para la industria de la construcción que observa una caída impresionante de personal ocupado, ya que para el mes de julio de 2017, contabiliza 23 mil 162 trabajadores dedicados en esta actividad, 31 mil 177 menos respecto a la cota máxima que se registró en mayo del 2013.

La esperanza se desvanece, el círculo virtuoso de inversión pública estatal y su aliento al empleo y consumo interno para los veracruzanos tendrá que esperar mejores tiempos. El cambió fue para empeorar el bienestar social.