El estado de los twinkys traducido al español

  • Rafael Antúnez

Para Javier Duarte, heredero de uno de los sexenios más corruptos que haya conocido nuestra historia reciente (el de Fidel Herrera) parecía difícil de superar los desastres hechos por su mentor, pero, fiel a la máxima de nunca digas esto es lo peor, porque te arrepentirás: Duarte ha terminado por superar a su maestro en materias como corrupción, violencia y rechazo popular.

Empezó su sexenio con un baño de sangre y un aumento en los rubros de criminalidad y, nada indica lo contrario, lo acabará de la misma forma.

Cifras oficiales señalan en un reporte, que sólo incluye de enero a marzo del presente año, que en Veracruz se han dado un total de 124 víctimas de asesinato culposo. Mientras que el número de víctimas de homicidio, secuestro y extorsión asciende a 345, lo que arroja un número cercano a cuatro víctimas por día. Y hay que insistir, sólo nos referimos a cifras oficiales, los números de algunos medios superan con mucho los oficiales.

La encuesta nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública (ENVIPE) 2015, arrojó cifras que habrían puesto los pelos de punta a cualquier gobernante medianamente honrado y medianamente preocupado por la seguridad de sus conciudadanos: La ENVIPE estima que en Veracruz “el 53.2 % de la población de 18 años considera a la inseguridad como el problema más importante que aqueja hoy en día en la entidad federativa”. Esta cifra habría preocupado a cualquier gobernante medianamente sensible, medianamente listo. Pero estas son alturas imposibles para el pobre nivel de vuelo de Duarte, cuya cantinflesca y cínica percepción de la realidad lo llevó a decir que aquí los únicos delitos que se cometen son los robos de twinkies, pinguinos y frutsis.

En el polo opuesto se encuentra la percepción de sus “gobernados”, a fin de cuentas las verdaderas víctimas de la escalada de violencia e impunidad.

Envuelto en un escándalo sin precedentes por el mal manejo de las cuentas públicas, el gobernador twinkie wonder, sigue apareciendo en público y haciendo declaraciones y recibiendo el rechazo ciudadano, el cual no parece afectarle en nada, como tampoco le afecta el desfalco de las finanzas públicas, la nula credibilidad en su persona, la nula legitimidad moral que ostenta ni el daño patrimonial que ha infringido a aquellos que dijo servir, él, muy campante, sigue paseando su rechoncha y caricaturesca figura por un estado bañado en sangre (que él ha de ver como mermelada de fresa) levantando los últimos millones para su inevitable retiro y pregonando que aquí no pasa nada.Porque en el estado de los twinkies donde el reina no pasa nada, es en el otro, en el que no gobierna, donde pasan muchas y terribles cosas, a él no le pasa nada, vamos, ni siquiera un frutsi le han robado.