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Tilen, Edwin y migrantes sufren por ola de calor en el sur de Veracruz

  • Heidi Castellanos
Migrantes mitigan las altas temperaturas buscando arroyos, incluso de agua sucia para refrescarse ante la ola de calor en el sur de Veracruz

Coatzacoalcos, Ver.- “Si encuentro una poza, uno ahí se mete, o agua sucia, ahí se mete uno”, dice Edwin, un migrante hondureño que enfrenta la ola de calor en su paso por Coatzacoalcos y la región sur del estado de Veracruz.

Edwin permanece en la vía pública en Coatzacoalcos junto con decenas de migrantes. Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la sensación térmica en el municipio alcanzó los 55 grados Celsius; los migrantes la padecen en condiciones vulnerables.

Los migrantes improvisan para mitigar las altas temperaturas; buscan sombra y se hidratan con agua y suero. Para ellos, las noches son más pesadas debido a que duermen a que duermen en la calle y el calor se hace uno mismo con los piquetes de los moscos.

Edwin y la caravana de migrantes que pasan por el sur de Veracruz se muestran sorprendidos por las condiciones del clima. No conocen el desierto, pero consideran que la ola de calor en Coatzacoalcos no está nada alejada. 

“El calor, el calor está terrible, la gente se sancocha en la noche, se deshidratan, con los zancudos, pegándose uno mismo con los zancudos para espantarlos, cómo le estamos haciendo, guerreando como siempre estamos, son 39, 40 grados más o menos estamos por ahí, la cosa, soy de tierra caliente, pero no tan caliente”, expresa Tilen Campo, migrante venezolano. 

Hay quienes prefieren andar sin playera, otros buscan pozos para refrescarse y siempre traen reserva de agua. El camino normalmente es agotador para los migrantes, pero con temperaturas extremas se exponen más a deshidratarse fácilmente.

Algunos de ellos se mantienen informados sobre esta ola de calor y aprovechan las jornadas médicas que brinda la Secretaría de Salud y Médicos sin Frontera para verificar su estado de salud.

 “La neta está muy caliente, en Honduras no es así, en Honduras un poco más bajo, yo siempre traigo mi bote de agua todo el día, porque luego lo dejas botado y en el camino te puedes deshidratar”, asegura Edwin David.

Con estas condiciones, los migrantes buscan seguir rápidamente su camino y dejar atrás las temperaturas extremas, sin embargo, prefieren hacerlo por por las noches, porque en el día el sol complica su travesía y temen que les pueda dar insolación y hasta un golpe de calor.

APOYO CON AGUA

La casa del migrante de la diócesis de Coatzacoalcos y Médicos sin Fronteras pusieron a disposición de los migrantes, botellas de agua y garrafones para que las puedan rellenar y así se mantengan hidratados; también distribuyen sobres de suero.

Además, algunos vecinos que se ubican en las inmediaciones del puente de la avenida Uno, donde se concentran la mayoría de migrantes, se solidarizaron y pusieron agua en recipientes afuera de sus hogares para que se refresquen.

Albira, habitante de Coatzacoalcos, cuenta con un manantial natural y hace todo un proceso para sacar agua y dejarla afuera en un recipiente. Asegura que son bendecidos con este afluente y en estos tiempos no duda en compartirlo.

“Tenemos manantiales y la verdad que está feo el calor y ellos no tienen casa donde agarrar agua, entonces aquí vienen y se llevaban botes de agua, algunos copiarán, otros no, pero el agua no se niega”, afirma.