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Dios me habla: Perla, mujer “de altura” que vive por un mes en Pico de Orizaba

  • Iraís García
Perla lleva ocho días en la cima del Pico de Orizaba, donde pretende pasar poco más de un mes en medio de la nada

Orizaba, Ver.- El ruido ensordecedor del viento pegando incesante sobre su carpa le puso los nervios de punta.

Ese era uno de los temores más grandes de Perla Tijerina cuando decidió pasar 32 días sola a más de cinco mil metros de altitud, en la cima del Pico de Orizaba.

En las noches tranquilas, Perla Tijerina, originaria de Coahuila, solo escucha una cosa, las entrañas del volcán. Hace cinco años, en 2018, empezó a practicar montañismo y, en ese momento descubrió, que tenía un don que le cambió la vida.

“Yo creo que Dios me habla a través de ella, me cambió la forma de pensar, de reaccionar, de simplemente de ser y cómo llevarme con mis seres queridos, cambió mi rutina, me cambió todo, completamente”, dice.

El temor de perder su carpa por los vientos violentos pareció poca cosa cuando el pasado fin de semana, el último de marzo de 2023, fue testigo de un espectáculo aterrador: una tormenta eléctrica vista desde lo alto del Pico de Orizaba.

“Los rayos eran impresionantes, impactantes, dan miedo, atemorizan, originalmente tenía miedo de los vientos violentos que se pudieran llevar la carpa, pero cuando vi la tormenta, eso sí hizo que mi corazón se acelere”, narra.

A Perla le gusta llevar su cuerpo al límite y probar su fuerza, no solo física, sino mental, por eso decidió hacer el reto “Mujer de Altura”.

“Creo que podemos ser inspiración para otras mujeres, tenemos la capacidad y fuerza de realizar esto y mucho más, aplica para todo en la vida, tienes que trabajar muy duro para lograr tus metas, porque si no luchas por ellas, créeme que nada va a suceder”, expresa.

El reto “Mujer de Altura” comenzó como una idea que le comentó a Rolas Minero, de Paralelo 19, quien de inmediato le dijo que sí. Comenzaron a planear la logística y sobre todo la estrategia y preparación física para subir al Pico de Orizaba.

Perla practica ciclismo y va al gimnasio, además de escalar de montaña. Cuando decidió cumplir este reto, para ser la mujer que más tiempo pasará en la cima del Pico de Orizaba en solitario, sabía que tenía que prepararse física y mentalmente. Comenzó a alimentarse con un régimen especial, y se hizo una serie de análisis clínicos.

“Me pidieron estudios para ver qué cambios físicos ocurren en mí antes y después del ascenso, la nutrióloga me hizo una dieta equilibrada con los alimentos que yo puedo subir hasta acá y, psicológicamente, estoy en terapia y en comunicación con mi psicóloga por la cuestión de la soledad, estoy reforzando mentalmente”, explica.

Los primeros cuatro días de ascenso los usó para ir acostumbrando a su cuerpo a la altura, el clima y la presión; entonces estaba acompañada. Luego continuó el ascenso hasta la cima del Pico de Orizaba, en donde se estableció a los cinco mil 636 metros sobre el nivel del mar.

Perla está preparada para todo, cuenta con oxígeno, manómetro, oxímetro, porque se tiene que checar continuamente; no tiene margen de error, pues está sola. Su equipo de logística sube cada tercer día con comida, agua, baterías, ropa limpia y después descienden. 

Además, tienen un plan de contingencia. En caso de emergencia, descendería por la cara sur de la montaña y en 30 minutos estaría en el refugio.

“Traigo la manta que mi mamá me regaló cuando empecé en montaña, es una frazada de niño, ella me la regaló porque decía que venía un volcán y significa mucho para mí. También traigo la Biblia, la estoy leyendo mucho y no sabes qué paz me da, soy muy devota, estoy constantemente leyendo la palabra de Dios y estoy en paz, tranquila”, comenta.

Pero ella y su equipo pensaron en todo. La montaña también se enfrenta a los desechos que generan los humanos, por lo que tienen una política de cero basura. Perla tiene “popotubos”, en donde deposita sus desechos orgánicos. Cuando sus compañeros suben, bajan no solamente eso, sino todos los desechos de los alimentos, para no dejar nada de basura.

Para Perla, una de las cosas más hermosas de estar ahí es el paisaje, cambiante, volátil.

“Me siento en el cielo, todos los días hay paisaje diferente, a veces hay camas de nubes, a veces todo gris, a veces la puesta del sol, es hermoso, se ve la luna, las estrellas, a veces hay mucho viento, cae nieve, por ejemplo, ahorita me estoy asando dentro de la carpa, pero en cinco minutos se nubla, es un clima totalmente cambiante”, menciona.

Perla espera lograr llevar su cuerpo al límite y cumplir con la misión; pasa sus días leyendo, hablando con sus amigos por un teléfono celular que usa un tiempo específico para no agotar la batería y, sobre todo, lee. Así, entre nubes y nieve, pasará el resto de su estancia en el Pico de Orizaba.