­
La historia de José Luis: Vivir con VIH en Veracruz | e-veracruz.mx | Periódico Digital de Noticias de Veracruz | México 2025 |

Mensaje de error

Notice: Trying to access array offset on value of type bool en at_generate_html_classes() (línea 69 de /mnt/volume_nyc3_01/html/da21w.e-veracruz.mx/public_html/sites/all/themes/adaptivetheme/at_core/inc/generate.inc).

  • Veracruz

La historia de José Luis: Vivir con VIH en Veracruz

  • Carlos Navarrete
Hace cuatro meses fue desahuciado pero tuvo una segunda oportunidad de vida

Xalapa, Ver.- Hace unos meses, José Luis Aranda López, portador de VIH, estuvo al borde de la muerte, los médicos en Veracruz lo habían desahuciado porque, según ellos, ya no había nada que hacer. Con 30 kilogramos de peso estaba condenado a morir por complicaciones en su salud, sin embargo, los especialistas del Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas (CIENI) le salvaron la vida y hoy, este hombre de 41 años de edad vive para contar su testimonio. 

De estatura baja, menos de 1.60 metros, tuvo una segunda oportunidad en la vida. Logró recuperar peso, hoy ronda los 48 kilos, algo que lo ha motivado a salir adelante. 

Aunque utiliza un auxiliar auditivo en el oído izquierdo, cada que dialoga con alguien le pide al interlocutor que alce la voz para poder escucharlo mejor

Vivir con VIH ha sido sumamente difícil, dice José Luis. Hace cuatro años lo diagnosticaron como seropositivo, la noticia que le cayó como balde de agua fría, le estrujó el corazón y le provocó pensamientos asociados a una muerte segura

"Terrible, es muy, muy... en ese momento se te viene el mundo encima, realmente uno no espera que le digan 'oye tienes VIH''. Te deprimes, te entra pánico, te entra terror, piensas que te vas a morir". 

Aceptar ser portador de VIH no fue tan terrible como la indiferencia que recibió de una parte de su familia. Solo sus verdaderos amigos le mostraron apoyo y aceptación

"Mi familia indiferencia, mis amigos apoyo, cierta parte de mi familia si me apoyó y la otra es como bueno, ok, es como decir cáncer. Pero realmente el apoyo es por parte de mis amigos". 

Entonces tuvo que aprender a vivir con VIH, aceptarse y buscar la manera de salir adelante. Se inscribió en el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) y comenzó a recibir tratamiento médico y consultas especializadas. 

Pero con la pandemia por COVID-19 los servicios de salud en Veracruz y México cambiaron. Aunque el medicamento nunca le faltó, dejó de recibir consultas especializadas

"No nada más es ir y ok el medicamento, no, porque también me puedo sentir mal psicológicamente, físicamente, el avance, vaya. Pero estuve al borde de la muerte y obviamente no era la atención que yo quería tener, no me daban la atención requerida". 

Pasaron los meses, terminó la emergencia sanitaria y la salud de José Luis comenzó a deteriorarse, dejó de comer y perdió peso hasta alcanzar los 30 kilogramos. 

"Bajé mucho de peso, dejé de comer, me desahuciaron". 

NO ERA EL FIN 

Los médicos de Veracruz desahuciaron a José Luis. Con una salud deteriorándose cada vez más, le dijeron que no había nada más que hacer porque el tratamiento ya no era efectivo. 

"Dije bueno, ok, ya no hay nada que hacer, entonces lo que tengo que hacer es esperar mi muerte, ¿qué hago, a quién acudo? Entonces me tuvieron que llevar a la Ciudad de México a hacer un último esfuerzo por tratar de salvarme porque en este caso los médicos no hacían nada". 

Encontró el apoyo y respaldo de la Asociación Civil Soy Humano, cuyos integrantes pusieron manos a la obra, se movieron y consiguieron trasladar a José Luis a la Ciudad de México

Fue ingresado al hospital del Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas (CIENI), le dieron un tratamiento especial, medicamentos y vitaminas. Volvió a la vida, su segunda oportunidad había llegado. 

"Los doctores de la Ciudad de México, del INER, y recalco la institución, muy buenos, excelentes doctores, me salvaron la vida y gracias a ellos estoy aquí". 

Hoy Aranda López trata de ver la vida con optimismo. De manera recurrente visita el CIENI para recibir su tratamiento.