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Martha, menor lucha contra la leucemia en Veracruz en medio de la pobreza

  • Ángel Cortés Romero
Con 13 años, Martha fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda y a causa de las crisis que causa la enfermedad, permanece internada

“¿Cuál preocupación? Pues que se me vaya a morir” … Pascual González se lleva las manos a los ojos para evitar que las lágrimas escurran por su cara. Solo tiene unas horas afuera del Hospital Infantil de Veracruz, donde su hija, Martha González Flores, de 13 años, permanece internada por una crisis sufrida a causa de la leucemia linfoblástica aguda que padece desde hace cuatro meses. 

Su esposa Martha Julia Flores, quien cuida a la menor en la Torre Pediátrica, sale de repente para reunirse con Pascual, quien viajó hace unas horas desde la comunidad de Villa Comoapan, ubicada en el municipio de San Andrés Tuxtla, a casi tres horas del puerto de Veracruz por medio de la Carretera Costera del Golfo 180.

La leucemia linfoblástica aguda que la adolescente padece es un tipo de cáncer que se origina cuando las células que se encuentran en el cuerpo crecen de manera descontrolada. Este tipo de leucemia nace de las formas inmaduras de los linfocitos y puede tener un progreso rápido; si los pacientes no reciben tratamiento, tienen posibilidades de morir en pocos meses.

Pascual González y Martha Julia Flores, padres de la paciente, piden que la gente los apoye económicamente para que puedan permanecer en el puerto de Veracruz como lo hacen desde hace dos meses para que su hija reciba las quimioterapias contra la leucemia, que le corresponden tres veces por semana, los días lunes, miércoles y viernes.

Desde hace dos meses, el hombre, de 49 años, permanece una semana en el puerto de Veracruz y la otra se traslada hasta su casa en Villa Comoapan, en San Andrés Tuxtla, para trabajar como un “mil usos” y atender por unos días su negocio de ropa. La situación económica de su familia empeoró a partir de los gastos que tiene a causa de la enfermedad de su hija, pero asegura que continuará luchando por su salud hasta el final de su tratamiento o “hasta que Dios quiera”.

“Lo que pido es apoyo económico, porque uno nunca sabe cuándo nos va a hacer falta un dinero extra”, comenta Pascual.

Los familiares y conocidos de Martha recolectan fondos en la comunidad natal de la adolescente para que sus padres tengan recursos para sobrevivir en la ciudad de Veracruz y reciba sus medicamentos y quimioterapias contra el cáncer.

La última crisis de Martha

Hace una semana que la menor Martha ingresó al Hospital Infantil de Veracruz desvanecida en brazos de su madre, ya que desde días antes comenzó con síntomas como vómito y cansancio debido a los efectos secundarios de las quimioterapias a las que debe ser sometida por lo menos los próximos dos años y medio, tiempo en que dure su tratamiento contra el cáncer.

La menor permanecía hasta entonces con su madre Martha Julia en el albergue Cuidando un Angelito A. C., ubicado en la avenida Ricardo Flores Magón, en la calle trasera de la Torre Pediátrica de Veracruz, sin embargo, su madre la llevó al hospital debido a que comenzó a sentirse mal y con vómito. En ese momento, Martha se desmayó. 

“La internaron, le dijeron que se le bajaron las plaquetas, que venía muy deshidratada, que la iban a tratar y que era de riesgo, pero gracias a Dios mi hija ahorita ya empieza a pedir de comer. No mueve su cuerpo, no se puede levantar por sí misma, mi esposa la tiene que ayudar a hacer las actividades, como lo es la necesidad de ir a baño”, relata.

De acuerdo con Pascual, los oncólogos del Hospital Infantil pronostican que Martha tocará la campana, es decir, librará la leucemia si continúa con su tratamiento al menos por dos años y medio más, sin embargo, el sanandresino no oculta su preocupación cuando piensa en que su hija podría morir. “Miedo de perderla sí tengo”, dice con la voz quebrada. 

Los primeros síntomas

La salud de Martha comenzó a deteriorarse en julio de 2022 cuando los ganglios que se encuentran por detrás de las orejas se le inflamaron inexplicablemente. De acuerdo con su padre, la menor no presentó dolor pese a que tenía bultos alrededor del cuello. Los ganglios de las axilas y de la ingle también se hincharon. Tiempo después, supieron por un doctor, que la causa fue una bacteria.

“Yo anduve tocando puertas con los doctores particulares. Un doctor general me mandó con un internista de San Andrés Tuxtla y este me mandó con un pediatra de Veracruz, él me dijo que era un principio de leucemia”, narra Pascual González.

Martha siguió con los ganglios inflamados al menos por dos meses hasta que el pediatra que la supervisó les pidió a sus padres llevarla al Hospital Infantil de Veracruz, en donde permaneció internada por un mes ya con el diagnóstico de leucemia linfoblástica aguda. Al término de su hospitalización, los oncólogos pidieron a Pascual y su esposa Martha Julia que permanecieran en la ciudad para que su hija reciba tres quimioterapias por semana al menos por los próximos dos años.

“Salió ya desinflamada de los ganglios, ya no los tiene inflamados porque le metieron con las quimioterapias, el doctor dijo que todo se le iba a desinflamar; salió mejor en el aspecto de que ya no tenía las bolas, pero tiene que venir a quimioterapias, por eso es que no me la llevó a la casa”, menciona.

Martha y su madre viven desde entonces en el albergue Cuidando Un Angelito A. C., en donde pueden dormir y bañarse. Ahí también reciben una o dos comidas al día. Pascual las visita desde San Andrés Tuxtla cada siete días para quedarse con ellas por una semana. La otra regresa a su comunidad natal para trabajar en su negocio de ropa.

Aunque la tienda le deja 200 pesos diarios como ganancia, casi todo se le va en el dinero que le manda a su esposa para que sobreviva con la menor en Veracruz. Otro poco, 600 pesos, los gasta en cada viaje de ida y vuelta para verlas, pese a que se traslada en autobuses de una línea de segunda mano que tiene corridas desde el puerto a Los Tuxtlas y viceversa. 

Pascual también se encarga de la manutención de su hija Maricarmen, de 17 años. También tiene otros dos hijos, Luis Bernardo, de 24 años, y Eric, de 18. Ambos ya trabajan y lo ayudan con 200 o 300 pesos, sin embargo, el padre asevera que el dinero no alcanza. Al menos, expresa, no tiene que pagar renta, pues su familia tiene casa propia.

La leucemia linfoblástica aguda también provocó que Martha dejara inconcluso el tercer año de secundaria que estudiaba en la escuela Justo Sierra, en la localidad de Comoapan, en San Andrés Tuxtla. La menor ya no asiste a clases desde hace más de tres meses, pero sigue matriculada para que aún reciba la beca Benito Juárez, de 840 pesos que el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador les otorga a estudiantes de educación básica.  Sus padres utilizan la beca como apoyo para los gastos de su enfermedad.

Para su madre, Martha Julia, el cáncer es un shock que nunca esperó, pero asegura que tiene fe de que su hija se cure: “no sabemos qué va a pasar, hay fe, lo ponemos en manos de Dios; mi hija tiene ganas de vivir”.

Los padres de Martha ponen a disposición la siguiente tarjeta bancaria para quienes deseen apoyarlos económicamente con el tratamiento de su hija: Tarjeta Banco Azteca 4027 6657 4378 8987, a nombre de Martha Julia Flores.

 

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