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"Me he encontrado hasta pepinos": Edith, camarista de motel en el puerto

  • Inés Tabal G.
En el marco del Día del Amor y la Amistad, Edith cuenta cómo es trabajar como camarista en un motel de Veracruz

Veracruz, Ver.- "Me he encontrado pepinos grandotes en los cuartos", dice Edith Rivera, al mismo tiempo que echa una carcajada al aire al recordar ese momento.

Desde hace 13 años trabaja como camarista en un motel de la zona norte del puerto de Veracruz y en todo ese tiempo se ha encontrado de todo, por lo que a estas alturas ya nada le sorprende, asegura.

Este 14 de febrero el motel donde trabaja no tuvo mucha afluencia de huéspedes, asegura que el día donde se llenan las habitaciones es a partir del 15, cuando las personas cobraron su quincena y vienen a gastar su dinero con la esposa o la amante.

 

"Aquí te encuentras de todo, entran muchas personas. Ya para mí es normal ver todo eso", cuenta.

 

La mujer de 51 años comenzó a trabajar en este lugar tras separarse de  esposo, una de sus vecinas fue la que le recomendó ese sitio, aunque en un inicio no se imaginó ser recamarista, dice que este oficio como el de cualquier otro es honrado, además de que te topas con gente de todo tipo: buena, mala, infieles, los que vienen cada semana y los que traen a su esposa y al otro día la amante.

Hombres y mujeres celosos que vienen en búsqueda de sus esposas o maridos, otros que se pelean dentro de las instalaciones y que dejan a sus parejas plantadas.

 

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"Un día había entrado una pareja caminando al motel y a los pocos minutos entra un hombre preguntando por la pareja que había entrado, que la mujer era su esposa, quería saber en qué habitación estaban. Se le dijo que aquí no se podía dar información, se dio la media vuelta pero estaba enfrente de la gasolinera espiando. Se le aviso a la pareja que había un hombre preguntando por ella, entonces la pareja pidió un taxi y la mujer salió acostada en el taxi para que no la vieran", dice.

 

"Te encuentras personas peligrosas y acosadores"

Edith trabajó durante dos años el turno de la noche; uno de los más pesados asegura, pues para ellas como trabajadoras es más peligroso, ya que se encuentran toda clase de personas.

Aunque hasta el momento no sufrió de ningún asalto, dice que como mujer se enfrenta a cualquier clase de situaciones incómodas con los clientes, quienes en algunas ocasiones las acosan.

 

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"Entran personas a las habitaciones que nos confunden con... prostitutas y entran con las malas mañas y pues uno los tiene que poner en su lugar. Una vez un señor le dijo a mi compañera recepcionista que la tele no funcionaba y cuando fui a ver qué tenía la tele, estaba todo encuerado, sentí miedo", cuenta.

 

Por esas situaciones dice que a veces prefiere ir en compañía de otra persona o ya no entrar a las habitaciones, por seguridad.

Cada día es un volado para ella, porque están propensas a sufrir toda clase de accidentes. En algunas ocasiones los huéspedes suelen ser delincuentes, quienes utilizan las habitaciones para secuestrar a personas o esconderse, dice.

 

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Edith sabe que los moteles en Veracruz son sitio de muchas historias, buenas y malas, además de que gran parte de su personal son mujeres, quienes salen todos los días a trabajar para mantener a sus familias, por lo que considera que su trabajo debe de ser valorado y respetado.