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Cumbias vs covid: Sonideros en Coatepec pasan invierno bailando

  • Carlos Caiceros
El encierro por la pandemia los hartó, llevando a jóvenes y adultos a aprender a bailar en el parque y al ritmo de la cumbia

La bruma cubre gran parte del parque municipal de Coatepec y el piso está mojado por esa misma humedad. Hace frío en la ciudad, menos en una fracción de ese sitio, donde suena una canción pegajosa: “baila esta cumbia que es para ti, baila esta cumbia que es para ti; baila esta cumbia que es sonidera”.

Es jueves por la noche y significa que César Morales y su grupo de aprendices, niños, jóvenes y adultos, sudarán al ritmo de la cumbia sonidera.

 

 

“Es algo que funciona como distractor para los chavos que les gusta el baile, les gusta aprender”, cuenta con emoción tras más de 15 años de haber incursionado al mundo del baile popular, gracias en parte a que su familia es también apasionada de la música.

El joven coreógrafo cuenta que actualmente el club de baile “S D C Talento Sonidero” se compone con alrededor de 30 personas, algunas de ellas han permanecido por largo tiempo y otras solo llegan, aprenden y se van.

Pero los que se quedan suelen acudir a “retas” con otros clubs de bailes, conviven sanamente, intercambian conocimientos, nuevos pasos y las emociones que deja el “ambiente” en el que se desenvuelven.

“Gente entra y gente sale; es una cadena, no se termina siempre y cuando uno siga ahí al pie del cañón”, dice Morales, quien ha encontrado una forma de generar ingresos mediante coreografías para eventos como 15 años.

 

 

CUMBIAS EN LA NIEBLA

César, conocido como “el chaparro” en Coatepec, recuerda que siempre ha estado interesado por la música. Y desde muy pequeño la inquietud lo llevó a buscar que alguien le enseñara, infructuosamente. Entonces se volvió autodidacta, viendo cómo se hacía cada paso.

 

“Nunca se dio la oportunidad entonces yo me motivé. No ha habido alguien que se enfoque a decirme ‘esto es así o así’”.

 

Y así, junto a su grupo de amigos, con los que antes bailaba informalmente y se consideraban “la clásica bolita”, se convierto en la persona que iba a bailes y fiestas poniendo los mejores pasos.

No todos aceptaron la invitación al sonidero hace 2 años, puesto que algunos ya formaron una familia o decidieron seguir sus propios proyectos; pero quienes se quedaron se dieron a la tarea de buscar el nombre, los sitios donde ensayar y todo lo que implicaba enseñar a otros.

Así es como nació “SDC Talento Sonidero”, que cuando vio la luz, a César le tocaba ser el maestro de todos. Pero de un tiempo para acá, con el auge que ha tenido, la respuesta ha sido importante y el que va aprendiendo, va enseñando al otro y la presión de enseñar se reduce drásticamente. Eso sí, siempre ayuda a cada uno a perfeccionar sus pasos o las vueltas.

 

 

César ha logrado ir a concursos de bailes y se ha rodeado de personas que se sienten apasionadas por los mismos gustos y su talento. Esta actividad no solo le ha dejado la satisfacción de tener su propio club, sino que también se ha vuelto su fuente de ingresos, pues pone los pasos para vals de 15 años o bodas.

Incluso, también ha desarrollado el talento de la decoración en eventos de todo tipo, actividades que combina con otros trabajos fuera del ámbito de las fiestas y el baile.

 

“El baile más que ser mi trabajo es como mi distractor, mi hobbie porque lo hago por gusto y no hay nada más agradable que tener algo que a ti te gusta hacer”, dice.

 

César agradece que lo más grave de la pandemia por coronavirus covid-19 vaya pasando, pues ello le está abriendo la posibilidad de retomar las actividades que tanto le apasionan, en letargo por casi dos años.

 

GENTE YA QUIERE SALIR

El coreógrafo cuenta que ha visto, durante los últimos meses, la necesidad de la gente por salir ya de sus casas y retomar la vida que tenían hasta antes del coronavirus, que igualmente le quitó a César la posibilidad de ensayar en un sitio más privado, por ello ahora están al aire libre.

Y no es la excepción para los sonideros, que no deben olvidar su gel antibacterial y portar su cubrebocas; así con todas las medidas se reúnen en la plaza principal cada noche de jueves para continuar con su aprendizaje.

 

“La gente sigue llegando; se nos siguen haciendo invitaciones. Más que malos comentarios para nosotros, sí tenemos buena respuesta de la gente, que de verdad le nace este gusto por el baile”.

 

Los alumnos y el propio coreógrafo saben que esta es tan una válvula de escape, que pueden ensayar hasta cuatro horas seguidas cada noche que se dan cita en el parque, además de que el sonidero ha tomado un auge importante en los últimos años.

Y sabe que esta actividad funciona para alejar a los adolescentes de los caminos de la delincuencia, lo que le deja aún más satisfacción.

 

 

“MA GABY”, UNA ALIADA EN EL BAILE

Gabriela Carolina, otra de las coreógrafas se unió al club hace dos años, al que entró gracias a sus hijos y ahora enseña a otros. Todos la conocen como Magaby. “Soy la mamá de los pollitos”, dice.

Con emoción, la mujer comparte que preparan los festejos por los tres años de existencia del club, al que han fortalecido no solo los estudiantes o personas que han pasado por sus filas, sino también otras escuelas de sonideros que se unen a los ensayos e intercambian con ellos los conocimientos adquiridos.

 

“Primero fueron solo mis hijos, yo los traía a ensayar, pero ya después me empecé a integrar y mi hijo empezó también a bailar y ya me dijo César si quería ser líder del club y acepté y ahorita en julio es nuestro tercer aniversario ya como club”.

 

Precisa que han sido invitados a abrir bailes en bodas, 15 años o fiestas infantiles y al paso de estos años, ha ido adoptando un gusto que no sabía que poseía para esta cumbia sonidera.

“Es algo que empecé a tomar gusto por mis hijos, la verdad nos ha ido muy bien, algunos llegan y otros se van, pero sí, nos ha ido muy bien”.

En tanto sus alumnos sacan sus mejores pasos, César abre la invitación para quien guste unirse a su club, cuyo único requisito es querer aprender, haciendo hincapié en que se acepta a personas de todas las edades.

 

“Mientras haya gente que le siga interesando, le siga gustando, yo estoy ahí y siento que yo voy a seguir, porque eso es lo que a mí me motiva”, enfatiza.