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A 10 años de trifulcas y balaceras en Tamsa... ganaron los disidentes
Hace casi 10 años, a Carlos Jesús Rodríguez, sus propios compañeros lo sacaron a golpes de su área de trabajo en la mayor fabricadora de tubos de acero de México, Tenaris Tamsa, ubicada en el puerto de Veracruz.
Y solamente por haber exigido una póliza de seguro que el sindicato, entonces a cargo de Pascual Lagunes Ochoa -procesado por homicidio- le estaba descontando a él y a decenas de trabajadores.
A partir de ese momento, vivió un calvario pues el sindicato le dio la espalda y empezaron las amenazas: que no volvería a ser reinstalado en su puesto, que no habría liquidación para él y sus compañeros, que ninguna vía judicial lograría resarcir la determinación de sus líderes.
“Varios compañeros íbamos a buscar trabajo al puerto de Veracruz, pero nos tenían boletinados. Se nos hizo más difícil, era algo injusto porque no matamos a nadie. Fue algo difícil, en mi caso me llegó a afectar mentalmente”, narra en entrevista.
Y tras una cruzada legal por recuperar su empleo, finalmente este 14 de febrero será reinstalado en su puesto junto a más de 400 personas que también fueron dadas de baja en la ilegalidad.
Pero también espera que la justicia llegue para dos compañeros más: Pedro Cruz Maldonado y Margarito Alfaro, muertos la madrugada del 24 de marzo de 2017, tras un enfrentamiento ordenado por Lagunes para recuperar la titularidad del sindicato.
“Dos compañeros muertos no tienen por qué quedar impunes”.
LA ERA DE PASCUAL LAGUNES
Junto a Carlos fueron despedidas casi 500 personas tras reclamarle a Pascual Lagunes sus derechos a tener acceso real a la póliza de seguro que les venían descontando.
Precisó que hay casos que datan de 2012 y a partir del 2 diciembre del año pasado comenzaron a devolverles sus puestos de trabajo. De ese primer grupo donde corrieron a 58 obreros, 40 lograron recuperar sus trabajos mientras que 18 desistieron de ello en el camino.
En su caso, será devuelto a su puesto junto a 350 compañeros más -algunos ya volvieron a su fuente de trabajo- que fueron despedidos injustificadamente a finales de 2013.
“Va a ser escalonado, ahorita nos mandan a cursos, posteriormente al área de trabajo donde estábamos desempeñándonos”, cuenta.
Sin embargo, no todo es tan bueno pues, aunque ganaron los laudos que pusieron a salvo sus derechos laborales, la empresa Tamsa sigue combatiendo con recursos y apelaciones principalmente, el mandato de pagarles salarios caídos, aunque confía que no prosperará.
“Al final de cuentas lo que va a decir la Junta de Conciliación es que ‘ellos ya tienen un laudo ganado y el laudo dice en qué condiciones’ y tiene que respetar la empresa lo que diga el laudo”, refiere.
Carlos recuerda y cuenta que el problema sindical inició cuando detectaron los descuentos de la póliza de seguro, que fueron a exigir. Como respuesta recibieron hostigamientos: “nos la hicieron cansada” y luego llegó el despido injustificado.
A más detalles, relata que derivado de ese reclamo hubo varios problemas y en la víspera de Navidad de 2013, se suscitó un enfrentamiento.
“Hubo enfrentamientos en las instalaciones de Tamsa 2, varios compañeros fueron heridos y hubo varios compañeros que ya después no los dejaron entrar a trabajar.
“En mi caso fui a trabajar y en el área de trabajo fueron por mí, me quitaron mi credencial de trabajo, me sacaron a golpes de mi área. Los mismos compañeros de mi área que simpatizaban con el otro líder, Pascual Lagunes”, recuerda.
Una vez fuera de su empleo, Carlos pasó por momentos complejos, que se acentuaban más con las afirmaciones de Lagunes de que se iban a ir “hasta sin liquidación” y no volverían nunca a Tamsa.
“Sí llegó a afectarme mentalmente”, cuenta al recordar que siempre creyó en su inocencia y que pelear por sus derechos no implicaba cometer delito alguno.
En su caso, pasó algún tiempo sembrando y cosechando en las tierras de su padre, que tiene sembradíos de caña de azúcar.
“Me fui al rancho a trabajarlas y así es como pude sobrevivir, con lo que me dejó mi papá”.
UN CRIMEN IMPUNE
El trabajador criticó el uso que se le ha dado al sindicato para beneficio particular y en concreto se refirió al enfrentamiento del 24 de marzo de 2017, cuando otra vez Pascual Lagunes intentó recuperar por la fuerza las oficinas del sindicato de Tamsa y dos personas terminaron muertas.
Se trató de sus compañeros Pedro Cruz Maldonado y Margarito Alfaro, quienes resultaron heridos mortalmente de bala.
En dicho caso también resultó herido el experiodista y ahora presidente de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP), Israel Hernández, a quien también alcanzó un impacto en la pelvis.
Aquella madrugada, fue la coronación de una disputa entre Pascual Lagunes Ochoa y José Carlos Guevara, que se disputaban la Secretaría General del sindicato tamsero, pues uno y otro alegaba tener la toma de nota reconocida por las autoridades y la propia empresa.
Así, al filo de las 3 de la mañana un grupo de obreros pascualistas que debían encontrarse laborando se desplazaron hasta las instalaciones del sindicato, donde se encontraba José Carlos Guevara con sus afines.
Los allegados a Pascual Lagunes intentaron apoderarse de las instalaciones y en la gresca se realizaron disparos, lanzaron piedras y hasta detonaron explosivos caseros.
Por los hechos, un sindicalizado falleció en el lugar mientras que el segundo en el Hospital Regional de Alta Especialidad, cuando médicos lo atendían de una herida por disparo en la cabeza; asimismo, al menos 19 personas más resultaron heridas.
Al respecto, Carlos sostuvo que varios compañeros que procedieron legalmente aún están a la espera de que se resuelvan sus demandas y denuncias, pues en la “masacre” de esa madrugada, no se ha aclarado quién permitió que los trabajadores al servicio de Pascual Lagunes salieran en los propios autobuses de personal cuando debían estar laborando.
“Falta ver quien autorizó la salida de los trabajadores en los autobuses de personal, porque llevaron a los trabajadores. Ellos estaban trabajando, no tenían por qué haberlos sacado.
“Hay una serie de anomalías que en su momento se van a esclarecer y van a pagar los daños, porque dos compañeros muertos no tienen por qué quedar impune”, reclama al recordar que Lagunes Ochoa “se hizo el enfermo” y logró librar las acusaciones.
Carlos se refiere al proceso penal 58/2017 donde fue detenido el exlíder acusado de homicidio precisamente por los hechos de aquella madrugada.
Pascual Lagunes, procesado un mes después de ese evento, fue recluido, pero más tarde abandonó el penal, acusando diversas afecciones de salud, que lo mantuvieron algunos meses en el área privada del hospital regional.
Más tarde, fue beneficiado con el arraigo domiciliario y posteriormente, exonerado de los cargos que se le imputaban.
RETOMAN SUS PUESTOS DE TRABAJO
El hombre confía que el exdirigente sindical no vuelva a ocupar esa posición, pues se le recuerda como uno de los peores líderes que han tenido. Además, indicó que hay consenso entre los compañeros para no permitir que vuelva.
“Su proceso y sus tiempos ya terminaron y nadie quiere nada con él. A él le exigimos las pólizas de seguro y ahí empezó todo. Él fue quien llevó a los compañeros al recinto de Tamsa con mentiras para sacarnos”, lamenta.
A unos días de volver a su trabajo, está ahora más que nunca convencido que saber esperar es clave para lograr lo que uno se propone, pues la razón jurídica siempre le asistió. Y comparte la lección que este proceso le dejó:
“Más fe, más ganas de seguir y a regresar con la frente en alto. No todo está perdido, podemos conseguir buenos salarios y no doblegarse. Podemos trabajar con los compañeros que están adentro para lograr otros cambios”, confía.