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Homenajean a beisbolistas asesinados en Minatitlán mientras AMLO visita Veracruz

  • Miguel Ángel León Carmona
La despedida ocurre en el municipio donde el Presidente Andrés Manuel López Obrador prometió conformar una academia de beisbol.

Minatitlán, Ver.- En el municipio donde el Presidente Andrés Manuel López Obrador prometió conformar una academia de beisbol para exportar talentos a las Grandes Ligas, hoy niños y adultos despiden a tres víctimas que fueron acribillados el pasado 19 de abril al interior de un salón de fiestas. 

Como pocas ocasiones en los partidos de la liga infantil de Minatitlán, el campo deportivo Cuauhtémoc se ve abarrotado con asistentes que visten camisetas blancas. Hoy el rival a vencer es la violencia, fenómeno convulso que en minutos arrebató la vida de 13 personas, entre ellos la de un bebé de un año de edad.

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En el centro del diamante dos féretros son homenajeados con aplausos que resuenan desde la tribuna. En un ataúd de cedro descansa el cuerpo de Irma Barrera, a quien la liga municipal la refiere como una promotora del Rey de los Deportes. En otro de color blanco, descansan los cuerpos de César Hernández, entrenador del equipo Marlins y el de su pequeño hijo, Santiago.

En tanto, a unos 300 kilómetros de distancia, en el la escuela Heroica Militar de Antón Lizardo, el presidente de la República señala que este hecho trágico que ha marcado el gobierno del morenista Cuitláhuac García, es el “fruto podrido” heredado por una política antipopular.

Pero las palabras de Andrés Manuel López Obrador no hacen eco en el estadio minatitleco donde se propaga el luto. “No es justo que a personas inocentes les hayan arrebatado la vida de esa forma. Ellos no le hacen mal a la sociedad, menos un niño de 1 año. ¿Hasta cuándo, presidente?”, cuestiona José Antonio Pérez Vázquez, un pelotero y amigo de César Hernández.

¿Hasta cuándo? Preguntan al titular del ejecutivo, quien mañana, 22 de abril, encabezará la reunión de seguridad en el puerto de Veracruz, cuando la entidad registra casi0 700 denuncias por homicidio dolosos, de diciembre de 2018 a la fecha, de acuerdo con el  Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

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El momento más estremecedor en el campo de juego se desata con la melodía “El amigo que se fue” del grupo Intocable. En ese momento los estereotipos de beisbolistas se esfuman. Hombres fornidos y de voz gruesa lloran como niños mientras observan a sus amigos enfilarse al camposanto en una carroza.

“No los vamos olvidar, lo que ustedes aportaron al beisbol y a Minatitlán quedará entre nosotros por mucho tiempo”, promete un dirigente de la liga infantil que pide a seis hombres que lleven en hombros el féretro desde la primera base hasta el “home”. “Ánimo, César. “¡Tú puedes, hermano! ¡Ya casi llegas!”, grita el adulto con voz ronca.

En la tercera base se forma un pasillo por ocho jugadores de entre 14 y 16 años del equipo Marlins, quienes aplauden a su entrenador entre llantos. En el home, aguarda el padre y abuelo de  las víctimas. El sentimiento lo prohíbe emitir palabras. Dos hombres lo sostienen para no desplomarse.

El homenaje a los beisbolistas se vuelve corto como las celebraciones de Semana Santa y las fiestas privadas en Minatitlán. Alguien que coordina el evento pide a los asistentes trasladarse pronto a la parroquia Cristo Rey, para finalmente despedir a los suyos en el camposanto. “La gente está con miedo, la gente no sale. No sabemos qué hacer”, se justifica el organizador.

Al término del homenaje, un jugador de 15 años, Pedro Adrián Ortega, cosecha una de las enseñanzas que recibió de su entrenador y dice a los demás de su grupo. “La actitud siempre y con la cabeza arriba para seguir adelante como equipo”, dice al resto de adolecentes afligidos por la tragedia.

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