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Trabajadores exigen a Yunes reapertura del restaurante La Bamba

El propietario de La Bamba llegó al lugar y se entrevistó con el gobernador para decirle: “estamos al borde de la quiebra”.

Cardel, Ver.- Cuando escuchó el chasquido del arma al accionarse y el estallido de los disparos, no pudo más que echarse a correr, aterrada, pensando lo peor.

Después observó lo que había pasado, la sangre, el dolor y el pánico de los presentes; dos semanas después todavía vive temerosa.

“Yo no he hecho nada, soy una persona tranquila, tenemos un trauma psicológico, pero al paso de los días tenemos que salir adelante, yo al escuchar salí corriendo”, recordó Alejandrina López Villa.

Karina León, se siente afortunada, ya que el día del asesinato no se encontraba en el restaurante, pero ha observado cómo ha afectado anímicamente a sus compañeros.

“Muchas personas tienen temor, fue algo muy feo lo que vivieron”, explicó.

Ella y una representación de sus compañeras, supieron de la presencia del gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, en un restaurante en Cardel esta mañana, de inmediato se trasladaron al lugar.

El gobernador las recibió, primero habló con Alejandrina, que por 21 años había trabajado en La Bamba sin ningún tipo de problema, hasta el fatídico 24 de junio.

“Perdimos una semana entera de trabajo e ideamos entre todos para poder trabajar e inventamos trabajar en el estacionamiento con carpas y mesas de plástico, lo poco que se guarda, como cucharas y platos que luego están reservados”, explicó.

En el lugar, el restaurante se encuentra todavía con el sello de “clausurado”; una patrulla de la Policía estatal se encuentra estacionada prácticamente en frente y los policías asignados vigilan celosamente el lugar.

Justo en el estacionamiento, se observa una lona con el nombre de “La Bamba” y varias cartulinas fosforescentes que anuncian la apertura del restaurante.

Fueron colocadas algunas mesas debajo de un par de carpas y la cocina también se encuentra improvisada en la parte posterior.

Una motocicleta también tiene un anuncio de la reapertura del negocio, ahora es utilizada para repartir en servicio a domicilio.

Los meseros han cambiado su labor anterior, que se centraba en estar dentro del restaurante atendiendo a los clientes, ahora salen a buscarlos.

José Gómez, propietario del lugar, expresó que él y todas las personas que dependen del negocio para tener un empleo se encuentran desesperados ante la situación.

“Dependemos de aquí treinta familias y todas las otras personas, el de las tortillas, el de los refrescos, los que nos traen la cinta, he estado pensando y he hablado con los muchachos, sino definitivamente vamos a cerrar”.

Anteriormente La Bamba recibía hasta 250 clientes cada día, hoy la cifra se ha reducido al mínimo, apenas llegan 20 o 25, y solo los más leales.

“Ellos saben, nuestros clientes, como trabajamos y tratamos de darles el mejor servicio posible”, explicó mientras observaba las mesas de plástico dispuestas en el que solía ser el estacionamiento de su restaurante.

Durante el evento del Libramiento Cardel - Veracruz, el gobernador del Estado, se refirió al caso de “La Bamba” e indicó que todavía no culminan las pesquisas, por lo que el sitio debe seguir cerrado, ya que existe la posibilidad de que aun haya evidencia, y abrirlo dejaría destruidas, las huellas y todo lo que aun pueda rescatarse.

“Ellos no tuvieron la culpa de lo que pasó ahí y lo que les he dicho, ayer platiqué con el fiscal de ese tema, la Fiscalía está tratando de acelerar todo el procedimiento, en el que también está participando la Procuraduría General de la República y la razón por la que está cerrado, es porque se pueden obtener más pruebas”, señaló.

Yunes Linares afirmó que entiende su preocupación, sin embargo, debe aguardar a que la instancia legal determine qué va a pasar.

El propietario de La Bamba llegó al lugar y se entrevistó con el gobernador, lo siguió mientras caminaba entre la arena de la obra aún en construcción y le dijo: “estamos al borde de la quiebra”, a lo que el gobernador respondió con un gesto incrédulo, seguido de la frase “pero si solo llevan una semana”.

Después siguieron caminando, Pérez se sintió tranquilo con la promesa de que agilizarán las averiguaciones para que pueda abrir su negocio de forma normal, mientras tanto, más de cien empleados seguirán a la deriva, en una población que vive amenazada por las bandas del crimen organizado.

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