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El Equipo Argentino de Antropología Forense halla al menos 27 irregularidades en el caso Iguala

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Estas irregularidades contradicen la versión de la PGR sobre el asesinato y incineración de los estudiantes en el basurero de Cocula

Shaila Rosagel

Ciudad de México (SinEmbargo).– El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró al menos 27 irregularidades en el caso de los normalistas de Ayotzinapa, que van desde los hallazgos en el basurero de Cocula hasta las piezas dentales que presuntamente pertenecen a los estudiantes.

A unos días de que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presente su último informe sobre las investigaciones que ha realizado en México como coadyuvante en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, el EAAF presentó sus principales hallazgos, los cuales difieren de la versión oficial con al menos 27 irregularidades.

El 1 de abril, en una declaración conjunta, el subprocurador de Derechos Humanos, Eber Omar Betanzos Torres, y un vocero del panel de expertos sobre dinámica de fuego, dieron a entender que el tercer peritaje encontró evidencia de 17 o más cuerpos quemados en un gran evento de fuego, en ese basurero, lo que se acomoda a la versión oficial del gobierno de México, conocida como “verdad histórica”. Esto provocó una ruptura entre GIEI, los padres de los 43 normalistas y la PGR.

Un día después, el EAAF dijo en un comunicado que no existen datos contundentes que puedan confirmar un evento de fuego reciente vinculado a la desaparición de los estudiantes y también aclaró que los restos óseos hallados hasta el momento en el basurero de Cocula no se pueden relacionar con los estudiantes. El GIEI acusó a la dependencia encabezada por la Procuradora Arely Gómez González de haber liberado un peritaje parcial y los padres dijeron que la dependencia violó los acuerdos con el Presidente Enrique Peña Nieto de no divulgar información sin antes presentarla con las familias de los jóvenes desaparecidos.

LAS INCONSISTENCIAS

Una de las inconsistencias o irregularidades principales dadas a conocer ayer por el EAAF a través del Dictamen sobre el Basurero de Cocula, que hicieron público, se refiere a la evidencia encontrada en el basurero que muestran varios incendios de pequeña magnitud de acuerdo con el daño causado en la vegetación, pero ningún incendio del tamaño necesario para cremar a 43 personas.

“El examen multidisciplinario de la evidencia Biológica y No Biológica recuperada en el Basurero de Cocula y la información adicional reunida, no respalda la hipótesis de que hubo un fuego de la magnitud requerida y de la duración informada en la madrugada del 27 de septiembre de 2014 que habría arrojado como resultado la incineración en masa de los 43 estudiantes desaparecidos”, dice el dictamen en su conclusión final.

Los peritos también concluyen que hasta el momento no se encontró evidencia científica para establecer una correspondencia entre los elementos recuperados en el basurero y los estudiantes desaparecidos.

Incluso concluyen que “no existen elementos científicos suficientes por el momento para vincular los restos hallados en el Basurero de Cocula con aquellos recuperados, según la PGR [Procuraduría General de la República], en la bolsa del Río San Juan, de donde proviene la única identificación positiva hasta la fecha de uno de los normalistas desaparecidos, Alexander Mora Venancio”.

LOS INCENDIOS EN COCULA

Sobre la incineración de los cuerpos en el basurero de Cocula, el equipo forense encontró evidencia de que en el lugar hay “multiplicidad de eventos de fuego” a lo largo de los últimos 10 años, desde que se utiliza como depósito de residuos, de acuerdo con fotografías satelitales.

De acuerdo con el peritaje “la mayor parte del follaje no mostraba señal alguna de haber sufrido los efectos del calor; aproximadamente 11 ramas mostraban diversos niveles de daño por calor y fuego”.

Los peritos encontraron varios tocones [pedazos de tronco], algunos de ellos cortados con máquina y concluyeron que la mayoría de ellos “experimentó efectos menores de exposición al calor. Sin embargo, como el calor radiante no se ve afectado por las condiciones climáticas y se extiende desde el foco del incendio en línea recta, un gran incendio provocaría efectos de calor significativos en el área inmediatamente alrededor del incendio, y ese no fue el caso aquí”.

El peritaje también concluye que las declaraciones de los inculpados sobre cómo se utilizaron los neumáticos para cremar a las víctimas, no coincide con los hallazgos.

“La información de la PGR así como las declaraciones de los inculpados mencionados anteriormente, sugieren que se usaron madera –troncos–, neumáticos, plástico, gasolina y/o diesel para cremar a las víctimas. Con respecto a los neumáticos mezclados con los restos de víctimas, la información de los inculpados sobre cómo se utilizaron los neumáticos no fue coincidente. Uno de los inculpados informó que las víctimas fueron colocadas sobre los neumáticos puestos en el suelo; otro inculpado informó que los neumáticos fueron colocados arriba de las víctimas. Un inculpado indicó que se usaron entre 10 y 15 neumáticos”, destaca el documento.

“Si los neumáticos se hubieran colocado sobre el piso con las víctimas encima, habrían quedado restos parciales de las paredes laterales de los neumáticos junto con los hilos de acero. Como se indicó anteriormente, hubo al menos 8 neumáticos tomados por el equipo de la PGR de México y hubo piezas de lo que se sospecha que es goma encontrada en los indicios recolectados. Si los neumáticos hubieran sido colocados arriba de las víctimas, se habrían consumido por completo y sólo hubieran quedado los hilos de acero”, indica el informe.

Los investigadores encontraron que se incineraron restos no humanos en el basurero de Cocula, pues algunos coinciden con un perro o un “animal similar”.

En el basurero se encontró evidencia dental que no corresponde con los normalistas.

“Se recuperó evidencia dental de carácter más sofisticado, consistentes en puentes o prótesis parciales fijas. Esta evidencia no es consistente con la asistencia dental a la que pudieron acceder los 43 normalistas, según los datos recabados entre sus familiares. Por lo tanto, se concluye que el sitio se usó para disponer e incinerar restos humanos más allá del evento del 26-27 de septiembre de 2014 que involucró a 43 normalistas”, dice el dictamen.

INCONSISTENCIAS EN EL PERITAJE DE BALÍSTICA

Junto a la falta de evidencia científica para afirmar que en el basurero de Cocula fueron incinerados los cuerpos de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el equipo Argentino detectó otras irregularidades en la investigación de la PGR como fue el repentino hallazgo de 41 casquillos en una zona que ya había sido inspeccionada.

El EAAF concluyó, tras más de un año de trabajo científico independiente sobre la evidencia física recolectada y analizada proveniente del Basurero de Cocula, que no es posible que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes, pues no hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial. En el marco de la investigación sobre el caso Iguala, el Equipo Forense da cuenta de otras irregularidades en la recolección de evidencia.

El documento menciona que en la diligencia del 15 de noviembre del 2014, realizada por la PGR y la Subprocuraduria Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y por peritos de la Coordinación General de Servicios Periciales (CGSP) de la PGR se hallaron 42 casquillos, 41 de ellos juntos, en una zona ya inspeccionada por ambos grupos de peritos entre el 27 de octubre y el 6 de noviembre del 2014 y en un lugar entres dos rocas de uso continuo por ambos equipos.

“El hecho de que los 41 casquillos hayan sido hallados todos juntos debajo o según aparece en el video de la CGSP de PGR entre dos piedras, deja en clara evidencia que la ubicación de los mismos no son producto de la disposición que debería darse al ser eyectados o extraídos de un arma de fuego que fuera disparada en el lugar, sino que estos fueron colocados por alguna persona en ese lugar, que es la única forma en que 41 casquillos percutidos por la misma arma, como fuera informado en el Dictamen del Departamento de Balística, puedan quedar amontonados todos juntos entre las piedras en un mismo lugar”, planteó el Equipo Argentino de Antropología Forense en su peritaje de febrero pasado.

Refirió que desde su punto de vista existe “un serio cuestionamiento sobre el hallazgo de la evidencia que PGR señala recuperó el 15 de noviembre del 2014”. Dijo que al coincidir al menos uno de los elementos balísticos recuperados entre los 42 cartuchos mencionados con un cartucho recuperado en la ZONA B por ambos grupos de peritos, “arroja una duda importante sobre la evidencia balística recuperada en Zona B por ambos equipos forenses entre el 27 de octubre y 6 de noviembre del 2014”.

El documento del equipo de peritos destaca que en su declaración del 28 de octubre de 2014 de uno de los imputados en la desaparición de los estudiantes, Jonathan Osorio Cortes, dijo:

“Nos dijo que solo lleváramos “cortinas”, es decir, armas cortas como las 9 milímetros; se nos instruyó que no lleváramos las armas largas que teníamos asignadas.

“… Vi que Pelón, Mente o Cerebro, Pardo llevaban armas largas como Cuernos de Chivo, por su parte Duba, Cepillo, Rana y Pato llevaban cada uno una 9 mm, Peluca llevaba una .38 Súper, yo llevaba mi 9 mm que nunca ocupé….”

Por su parte, en su declaración, también del 28 de octubre de 2014, Agustín García Reyes aseguró:

“… Y es como veo que el Pato, el Cepillo y/o el Terco, el Guereque, el Primo y el Bimbo los cuales todos llevaban armas de fuego cortas y todos ellos disparan hacia donde estaban amontonados todos los estudiantes…”

El EAAF detalla que en las declaraciones de dos de los imputados se hace alusión a las armas que supuestamente fueron utilizadas la noche del 26 de septiembre de 2014, para asesinar a los normalistas.

Explica que el resultado llamativo es que los implicados hacen referencia a armas cortas y largas, y con respecto a los calibres, solo mencionan 9mm, principalmente, .38 Super y por defecto, 7.62 mm en relación a los “Cuernos de Chivo”, al rifle de asalto AK 47 en sus diferentes versiones, donde la nominación técnica del calibre es: 7.62 x 39 mm.

Los peritos indican que al confrontar esta información con la evidencia balística hallada por la Coordinación General de Servicios Periciales y el EAAF entre el 27 de octubre del 2014 y el 6 de noviembre del mismo año, así como aquellas recuperadas solo por la PGR el 15 de noviembre del 2014, en el basurero de Cocula “se observa claramente que las armas más representadas en el lugar son fusiles de asalto calibre .223R/5.56 x 45 mm, representados en 73 casquillos de ese calibre y armas calibre .22LR, estos últimos representados casualmente por 43 casquillos. Respecto a las armas calibre 9 mm, sólo fueron hallados 12 casquillos y solo 4 casquillos de calibre 7,62 x 39 mm”.

En este sentido, destaca el peritaje del grupo, “existe una clara contradicción en cuanto a las armas que los testigos señalan haber utilizado y las evidencias balísticas halladas en el lugar”.

El documento precisa que de las 35 armas de fuego de las que dispararon esos cartuchos fueron solo 2 de calibre 7,62 x 39 mm, 4 de calibre 9 mm, 8 armas de calibre .22LR y 25 de calibre .223R / 5.56 x 45 mm.

“Esto implica que, sobre las 39 armas de fuego individualizadas en el análisis balístico del EAAF, sólo 4 armas son consistentes con las declaraciones de los inculpados pero las restantes 35, es decir la mayoría, no son consistentes con las armas que declararon que portaban esa noche los inculpados”, concluyen los peritos argentinos.

En el dictamen hacen una comparación entre las armas que fueron identificadas de acuerdo con los casquillos recuperados. Por una parte, mientras el imputado Jonathan Osorio Cortes, dijo en su declaración: “se nos instruyó que no lleváramos las armas largas que teníamos asignadas”, de las 25 armas representadas en 73 casquillos correspondientes al calibre .223R /5.56 x 45 mm, que son armas largas, no coincide con lo declarado por Osorio.

Además, tampoco es consistente lo declarado por los inculpados, que consta en la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDMS/871/2014 sobre las armas que portaban la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en el basurero de Cocula, con el hallazgo de 43 casquillos calibre .22LR, pues nunca mencionan este tipo de armas.

Los expertos reiteran que, según lo declarado por los inculpados por el caso, los estudiantes habrían sido asesinados por ellos y otros miembros de los Guerreros Unidos con armas de calibres 7.62 x 39 mm (fusiles), de 9 mm (pistolas o subametralladoras), y de .38 Super (pistolas o revólveres). Sin embargo, dice el EAAF, “de haber sido así, sería esperaba haber encontrado en el sitio más evidencia de estos calibres”.

El documento recuerda que, de acuerdo también con las declaraciones de los implicados, se detalla que sólo una persona, identificada como “Peluca”, llevaba una “.38 Super”, y que el resto llevaban calibre 9mm, lo que contrasta “con la evidencia hallada en el basurero, donde el calibre más representativo recuperado es calibre .223R/5.56 x 45mm, que representa el 55 por ciento y .22LR que representa el 32 por ciento. Estos dos calibres ni siquiera son mencionados en sus declaraciones y representan el 87 por ciento de los casquillos recuperados”.

“En este sitio sólo fueron recuperados 4 proyectiles o fragmentos de éstos, en función de las declaraciones y el número de proyectiles hallados (4) en relación al número de casquillos hallados (134) es una cantidad inusual”, recalca el documento.

Para el dictamen en el basurero de Cocula, el EAAF integró un grupo interdisciplinario integrado por 26 peritos calificados en arqueología, antropología, criminalística, entomología y botánica forense, balística, dinámica de fuego, interpretación de imágenes satelitales, odontología forense, genética y trauma óseo, de diversos países como Argentina, México, Estados Unidos, Colombia, Uruguay y Canadá.

Los peritos concluyeron que se encuentran ante un caso abierto y no cerrado: “encontramos ante un caso abierto, en donde los dos sitios de recuperación de restos [el alegado por PGR en Río San Juan y el Basurero de Cocula] son inciertos y problemáticos”.

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