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“Cuando la varilla se hunde fácilmente, es porque ahí hay algo”

Julio Sánchez Pasilla toma en sus manos una varilla de acero de un metro de largo con la que sale en búsqueda de fosas.

Amatlán de Los Reyes, Ver.- Julio Sánchez Pasilla toma en sus manos una varilla de acero de un metro de largo. La muestra a los presentes. En un extremo termina en punta, y por el otro lado, tiene una empuñadura en forma circular.

“Nuestra herramienta principal, nuestro radar, es una varilla”, dice Sánchez Pasilla, del grupo Vida, del estado de Coahuila, Y luego, continua: “Cuando la varilla se hunde fácilmente, tiene rastros de ceniza o huele, es porque ahí hay algo”.

Atrás de él, en el piso del salón de usos múltiples de la iglesia de Los Santos Reyes, se observan otras herramientas de búsqueda: picos, palas, machetes, cuerdas, guantes.

El grupo Vida -al que pertenece Sánchez Pasilla- ha encontrado 48 fosas clandestinas y más de 30 tambos donde quemaban a los cautivos, en el estado de Coahuila, en los últimos años.

En la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Veracruz: Buscándonos nos Encontramos, que inició este domingo en Amatlán de los Reyes Veracruz, Sánchez Pasilla compartirá sus conocimientos con las familias de la región.

En México, un país con más de 30 mil desaparecidos desde el inicio de la guerra contra el narco, impulsada en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, el Estado ha sido incapaz de localizar desaparecidos. Y sólo en cuatro estados del país, las familias han emprendido trabajos de búsqueda de desaparecidos en fosas clandestinas: Guerrero, Coahuila, Sinaloa, y Tamaulipas.

La premisa fundamental de la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Veracruz es que “mientras más busquemos, más se va a encontrar, y más posibilidades tenemos todas las familias de encontrar a nuestros desaparecidos”.

Tania Sánchez Aranda, hija de Sánchez Pasilla, desapareció el 21 de enero del 2012. En un principio, su búsqueda fue ante los escritorios de los Ministerios Públicos, atrás de la policía. En un par de ocasiones, visitó ciudades por ciudades como Oaxaca, Chiapas, Monterrey.

“Los años pasaron y me di cuenta de que las autoridades no hacen su tarea, y sí la hacen, la hacen mal, y la hacen hasta para obstaculizar la labor de búsqueda”.

Un día, a través de un periódico, el padre de Tania se encontró con el Grupo Vida, fundado por Silvia Ortiz de Sánchez Viezca, una mujer que tras vivir el secuestro de una de sus hijas, fundó la organización y comenzó a realizar brigadas de búsquedas terrestres.

“Ella buscaba de manera sistemática, y a base de experiencia, aprendieron a buscar: cómo observar los terrenos, cómo iniciar la búsqueda….”.

En la Cueva del Tabaco, ubicada en el municipio de Matamoros, a diez kilómetros de Torreón, Sánchez Pasilla hizo su primera exploración en campo. Tuvo “suerte”, dice.

En el lugar encontró huesos, un pedazo de pantalón ensangrentado, y una camisa, que le hizo pensar que “el muerto era un policía”.

A dos años de aquella experiencia, ahora cuenta con sus propias habilidades: Reconoce terrenos proclives a ser utilizados como cementerios clandestinos. Identifica tres formas de desaparecer cuerpos que utilizar integrantes de la delincuencia organizada. Sabe cómo acercarse a personas que pueden tener información, y cómo buscar restos en un terreno.

“Hacemos una valla de 20 personas, y la distancia entre una y otra es del largo de nuestros brazos. Luego, caminamos en línea recta. Y mientras, nuestra vista va  revisando el terreno, en forma de zic-zac. Despacito, despacito, vamos buscando”, dice.

En La Laguna, Torreón, Grupo Vida identificó las tres formas en que los grupos delictivos se deshacían de los cuerpos. Perforar tambos con un pico, echar los cuerpos desmembrados, quemarlos con diesel y gasolina, para después abrir un hueco de 30 centímetros en la tierra, es la forma más común.

La otra forma era quemarlos restos al aire libre, y dejar sus cenizas tiradas en el suelo sin cubrir. Y la menos común, deshacerlos en ácido.

Cuando la varilla detecta un posible entierro clandestino, dice Sánchez Pasilla, es momento de cernir la tierra. Descubrir osamentas, dentadura, es motivo para colocar una banderilla en el sitio. Llamar a las autoridades.

En Coahuila, las organizaciones que buscan a desaparecidos han conseguido que las policía científica los acompañen a sus exploraciones. Y se hagan cargo de los cuerpos encontrados.

Patrocinio, una ciudad cercana a San Pedro Coahuila, es el punto de búsqueda en donde Grupo Vida ha enfocado sus tareas. Cada vez que van encuentran restos. “Ese lugar es todo un panteón enorme”.

En Veracruz, Julio Sánchez compartirá su conocimiento con las familias de la región: “mientras más busquemos, más se va a encontrar, y más posibilidades tenemos todas las familias de encontrar a nuestros desaparecidos”.