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Documental consigna travesía tras el reencuentro del grupo La Mata del Son

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El filme de Jorge Curioca se estrenó en Ambulante 2016 y tendrá tres proyecciones más.

El documental Soneros son, dirigido por Jorge Curioca, que consigna el rencuentro del grupo La Mata del Son una década después de dejar de tocar, se estrenó ayer dentro de Ambulante 2016, gira de documentales, en el Instituto Francés de América Latina. El filme, de 95 minutos, apenas se terminó de editar hace unos días.

La Mata del Son fue un grupo nacido de la grabación del mismo nombre realizada en 1999, que consistió en reunir a músicos de tres generaciones dedicados al son cubano. El productor fue Rafael Ríos, quien se acer-có al compositor y guitarrista Guillermo Zapata (Coatzacoalcos, Veracruz, 1965), atraído por otro disco suyo, Negra rumba (1994). Zapata fue quien le propuso trabajar con una amplia gama de soneros y grabar números de su autoría.

Recrea ambientes

Si el grupo se volvió a formar –tal vez para filmar el documental–, mucho tuvo que ver la edad de algunos de sus integrantes, como por ejemplo el cantante, percusionista y tresero Julio del Razo (1913-2015), el cantante Emilio El Negro Domínguez (1929-2008), el pianista Pepe Bustos (1930-2003), los cantantes Eduardo Lara (1922) y Chico Andrade (1929), así como el pianista Luisito Martínez Contreras (1940). Hasta los más jóvenes, como Paquito Ocampo, Pepe Vallejo, hijo, y Luis Martínez Navarrete, quienes ya tienen sus añitos.

El documental no sólo recupera la vida de varios de los músicos, sino recrea ambientes soneros tanto de la Ciudad de México como de Xalapa y el puerto de Veracruz. Un momento sublime de este trabajo es cuando los dos Luises interpretan, cada quien en su piano, el uno frente al otro, Mendocina, composición de don Güicho, en honor de su lugar de origen, Ciudad Mendoza, Veracruz. Uno no puede menos que pensar en el binomio de fama mundial, Bebo Valdés/Chucho Valdés. Y la verdad es que los mexicanos no se quedan atrás.

Quien vea el documental tal vez relacione el esfuerzo de Guillermo Zapata con la agrupación cubana Buena Vista Social Club, fundada en 1996 también para grabar. Pocos supieron, o se enteraron en su momento, de que la idea de reunir a los soneros de ayer, hoy y siempre se hizo en México, en 1989, gracias a una iniciativa de Roberto Murillo y Marcos Salazar Gutiérrez. Este último y Alejandro Gómez tenían dos años de organizar el ciclo Tropilunes en el teatro Tepeyac. Con motivo del aniversario de tan significativo esfuerzo, y tras la suma de Murillo al proyecto, lograron reunir a 17 cantantes de la vieja guardia en un foro del IMSS, donde efectuaron dos conciertos con gran éxito. Entre ellos estaban Luis Ángel Silva Melón, Panchito Morales, Cabezón Téllez y Julio del Razo.

Portazo

Repitieron en Tlanepantla. Luego decidieron llevar a todos a Veracruz para presentarse en el teatro Clavijero, en homenaje a Pepe Macías, antiguo director del Son Clave de Oro (ese grupo sí fue mítico y toda una leyenda), y Güicho Iturriaga. Por la noche el concierto se volvió baile en el Sindicato de Meseros. En el puerto no les fue bien por lo costoso que resultó mover y hospedar a tanto personal, y la idea poco afortunada de hacer dos actividades el mismo día. Además, hubo una especie de portazo en el segundo local. Al parecer hubo quien dejó ingresar al público por una puerta trasera, con un cobro reducido, y la empresa perdió dinero. Allí se quedó el proyecto.

Habría que ubicar a la Mata del Son dentro de la historia de la llamada música tropical en México. Por lo que trasciende del documental, los realizadores parecen no tener mucha idea.

Soneros son también se proyectará los días 4, 9 y 12 de abril en San Salvador Cuauhtenco, el Faro Tláhuac y el Centro Cultural de España en México, respectivamente.

http://www.jornada.unam.mx/2016/04/02/espectaculos/a07n1esp