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Mediocres los resultados de México en combate a la pobreza

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Un reporte de la OCDE menciona que solamente 44% de la fuerza laboral mexicana cuenta con estudios de bachillerato o más.

Los resultados de las acciones para reducir la pobreza, mejorar la calidad del empleo, la educación y la seguridad en México “son mediocres” cuando se los compara con los obtenidos por otros países, afirmó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

De acuerdo con una nota del periódico La Jornada, la desigualdad que persiste en el país se expresa también cuando se compara el nivel de bienestar de las entidades federativas. En Chiapas, tres de cada cuatro personas viven en pobreza. Mientras, en Nuevo León, quienes están en esa condición son uno de cada cinco habitantes del estado, según un reporte publicado por el organismo.

El informe de la OCDE: Midiendo el bienestar en los estados mexicanos, menciona que los resultados del país, comparados con los de otras naciones integrantes del organismo, son mediocres en áreas como educación, seguridad, reducción de la pobreza y calidad del empleo. Añade que existen grandes diferencias entre las distintas regiones.

Para elaborar el informe la OCDE mide el bienestar utilizando las 12 dimensiones del marco internacional desarrollado por el organismo: ingresos, empleo, vivienda, salud, acceso a servicios, educación, participación cívica y gobernanza, medio ambiente, seguridad, conciliación entre vida laboral y personal, relaciones sociales y satisfacción vital.

Los estados mexicanos y el Distrito Federal difieren considerablemente en la mayoría de las dimensiones de bienestar, apunta.

Para una persona la diferencia entre vivir en uno de los estados con el peor desempeño, como Guerrero, Chiapas o el estado de México, a una de las entidades con el mejor desempeño (Distrito Federal, Nuevo León o Chihuahua, por ejemplo) puede significar una probabilidad cuatro veces más alta de encontrarse en pobreza, cuatro años menos de esperanza de vida, una posibilidad siete veces mayor de abandonar la escuela, siete veces más probabilidades de trabajar muchas horas por un salario muy bajo, y la posibilidad tres veces más alta de sentirse inseguro en su propia localidad, son algunas de las conclusiones del reporte.

Las diferencias regionales en términos de salud y acceso a servicios han venido disminuyendo desde el año 2000 debido, principalmente, a una reducción en las tasas de mortalidad materna e infantil, así como a un incremento en la accesibilidad a servicios básicos en los estados rezagados, indica el reporte.

Al mismo tiempo, en promedio, el país ha empeorado en las dimensiones de seguridad, ingresos y empleo. Las condiciones de pobreza extrema, que se concentran en unos cuantos estados, como Guerrero o el estado de México, explican el deterioro de la seguridad en los últimos cinco años, mientras el empeoramiento de la situación laboral, aunque menos grave que el de la seguridad, se ha extendido a la mayoría de los estados en los últimos diez años, menciona.

Asimismo, dice, se ha observado una caída generalizada de los ingresos de los hogares, sobre todo desde 2008, y en los estados donde se ha registrado un incremento de esos recursos también se ha observado un crecimiento de la desigualdad.

Mientras, en cuanto a la calidad del empleo, el reporte menciona que solamente 44 por ciento de la fuerza laboral mexicana cuenta con estudios de bachillerato o más, 30 puntos porcentuales menos que el promedio para los países de la OCDE.

“En México contar con educación media superior, comparado con aquellos que han completado sólo la educación básica, puede significar cuatro años más de esperanza de vida, y siete años más en los estados de Chihuahua, el Distrito Federal y Sonora. Por otra parte, un incremento de 10 puntos porcentuales en la fuerza laboral con educación media superior o más está asociado a una reducción promedio de cerca de 14 puntos porcentuales en el empleo informal. Esta relación se ha mantenido estable en la última década”, dice.

La seguridad le pega al bienestar

Una de las aristas que frenan el bienestar del país es la seguridad, una de las 12 dimensiones que agrupa los 35 indicadores disponibles. En este eje, Guerrero fue la entidad con la mayor tasa de homicidios en el 2013, con 64.8 muertes ilegales por cada 100,000 habitantes, mientras la menor proporción se registró en Yucatán (2.4 homicidios por cada 100,000 habitantes).

Según otra nota del periódico El Economista, el promedio nacional se ubicó en 19.5 homicidios por cada 100,000 habitantes, umbral que rebasan 12 estados de acuerdo con los datos del informe de la OCDE.

Al comparar con las cifras del 2000, los resultados son alarmantes. México aumentó en este periodo 38.7 muertes por cada 100,000 personas y, además, sólo seis entidades redujeron este fenómeno, donde la mayor caída de homicidios se mostró fue en Campeche (1.5 homicidios).

Los estados con mayor incremento en esta tasa fueron Chihuahua (de 19.3 homicidios en el 2000 a 58.8 en el 2013), Guerrero (de 26.1 a 64.8), Sinaloa (de 18.1 a 41.1), Coahuila (5.2 a 27.6) y Colima (10.5 a 32.5 muertes por cada 100,000 habitantes).

En lo que se refiere al indicador de la percepción de la inseguridad para el 2014, el Estado de México se ubicó como la entidad con el mayor porcentaje de personas que perciben su colonia o localidad como inseguros respecto de la población de 18 años y más, con 69.0%; le siguen Tabasco (58.9%), Morelos (57.2%) y el DF (51.5 por ciento).

El promedio nacional se ubicó en 45.3%, donde siete estados se encontraron arriba de este horizonte. Destaca que este coeficiente fue menor en Sinaloa (31.3%), Yucatán (28.2%) y Nayarit (26.6 por ciento).

Al confrontar estos datos con los del 2011, se encontró que la percepción de inseguridad retrocedió en siete entidades (lo lideró Chihuahua, al pasar de 46.8 a 32.1%), aunque en otras se registraron aumentos, como en Tabasco (de 41.9 a 58.9%), Edomex (55.2 a 69.0%) y Tlaxcala (29.0 a 42.7 por ciento).

Entre el 2010 y el 2013, la tasa de incidencia delictiva en todo México transitó de 30,490 a 41,563 delitos por cada 100,000 habitantes; sobresale que el Estado de México mostró la mayor proporción en el 2013 (93,003), así como el mayor ritmo en este lapso (un aumento de 60,117 actos ilícitos).

El último indicador de cuatro que integran la dimensión de seguridad es sobre la confianza en la policía, que exhibió que en el 2014 11 estados se encontraron por debajo de la media nacional, con 50.1% de mexicanos que perciben el trabajo de la policía estatal como algo efectivo o muy efectivo.

Los principales fueron Michoacán (45.5%), Morelos (45.0%), Tabasco (38.2%), Estado de México (37.5%) y el DF (31.9%); en comparación con los datos del 2011, solamente Chiapas redujo su confianza en el cuerpo de seguridad (de 51.7 a 49.7 por ciento).