Virginia García estaba fuera de su casa, en una diligencia, cuando se soltó el aguacero la tarde del lunes. Sin pensarlo mucho, dejó sus trámites a medio hacer, tomó un taxi, y regreso a su casa en la calle Perote, de la colonia Veracruz.

"Cuando llegué aquí, ya estaba el aguacero tendido, pero el arroyo todavía no se salía de su cauce. Me dio tiempo de guardar mis animales".

Virginia  se dedica a la crianza de guajolotes. En este momento tiene nueve, la mayoría están polluelos, pero cuando alcancen una buena edad, tamaño y peso, podrá venderlos en 500 pesos cada uno.

"Mis animalitos son mi negocio. Yo los crío, los alimento, y cuando están a buena edad, los vendo. Yo vivo de la venta de guajolotes, si no vienen a buscarlos a la casa, yo los llevo a vender al mercado".

La tarde de este lunes, cuando comenzó a llover y ella no estaba en casa, la invadió la angustia, pensó lo peor, "cada vez que llueve fuerte, el agua se mete al patio de mi casa, y ayer, pensé que mis animalitos se había ahogado".

Cuando Virginia llegó a su casa, y se percató que sus animales, aún estaban a salvo, de inmediato le pidió a su esposo que la ayudara a meter a los guajolotes a la casa. "Así pasamos la lluvia, todos adentro, mi esposo, mis guajolotes y yo, viendo como subía el agua en el patio".

"Desde adentro veíamos cómo el agua iba subiendo y subiendo de nivel. El agua se quedó a diez centímetros de rebasar el muro de 40 centímetros que construyó mi esposo en la puerta de la vivienda para evitar que cuando llueva, el agua se meta también a nuestra casa. Nos salvamos".