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Poesía de Hugo Gutiérrez Vega deleita al Palacio de Bellas Artes

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Este domingo se festejó al escritor, por sus 80 años.

La sonora voz del poeta jalisciense Hugo Gutiérrez Vega se hizo escuchar con la lectura de sus versos en el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) realizó este domingo para festejar los 80 años del escritor.

En el marco del ciclo Protagonistas de la Literatura, la Sala Manuel M. Ponce fue abarrotada por familiares, amigos y seguidores, a fin de celebrar la trayectoria del autor de más de 30 libros de versos y que, según Domingo Argüelles, “nos enseñó a hablarle de tú a la poesía”.

Lucinda Ruiz Posada, esposa del maestro, sorprendió al tomar el micrófono para revelar aspectos poco conocidos de Gutiérrez Vega, como que tiene dos nombres, Hugo Jesús y dos cumpleaños, el 11 y el 20 de febrero, el primero fue cuando nació y el segundo cuando lo registraron.

Con profunda emoción, que se notaba en su voz, destacó que Gutiérrez Vega convierte en poesía todo lo que toca su voz y ante el público agradeció a su compañero del alma “por haberme adentrado en la poesía y conmoverme con la tuya y la de otros, gracias por estos 54 años juntos, con nuestro amor y desamor, gracias por nuestras hijas”.

También le dijo “gracias por tu honestidad sin fisuras, por las infinitas veces que levantaste la voz a pesar de las represalias, para denunciar lo que sucede en México, desde que eras un fogoso orador de 20 años, gracias por no ejercer la censura, aunque te haya costado entre otras cosas renunciar a Difusión Cultural de la UNAM”.

La obra de Gutiérrez Vega, precisó Domingo Argüelles, es de enorme trascendencia, tanto poética como periodística, de divulgación, de traducción, de cultura en general. Su poesía “despojó a la sacrosanta lírica de sus mantos solemnes que ocultaban su hermosa desnudez y la puso a hablar en cristiano y no en culterano. Nos mostró que el poeta y el lector de poesía son gente que anda por las calles y no patitiesos engendros de la solemnidad”.

En sus versos cabe todo, lo mismo Grecia que la Reina Victoria, la abuela que hablaba con pájaros y el perro de la carnicería, pues “en su ecuménica poesía tiene cabida todo el mundo: los poetas mismos, las cosas, los pájaros, la mujer, su mujer, las mujeres, el amor, la tristeza, la oda, la elegía, pero también el humor y la gracia”.

Por su parte, Augusto Islas advirtió que “jadea el árbol, bajo la carga de sus frutos, pues en el tumulto de sus 80 años ha sido director y actor de teatro, poeta, ensayista, promotor cultural, dirigente y maestro universitario, diplomático y conferenciante, militante, tribuno, periodista… Un torrente de vida o de muchas vidas, vividas en una sola, intensa, comprometida a su manera, valerosa y a la par prudente, enemiga de las disputas que ponen en riesgo una bien cuidada elegancia del espíritu”.

Gutiérrez Vega, añadió, por doquier ha dejado la huella de su libertad, de su cortesía, de su buena semilla, marcada por la presencia poderosa y envidiable de la sonoridad de su voz y el amplísimo caudal de su memoria.

Luis Tovar recordó los innumerables reconocimientos a los que el maestro se ha hecho acreedor, entre los que destacan la Medalla Bellas Artes y el Premio Nacional de Literatura, y recordó que su presencia ha sido “constante y oportuna como intelectual, pero sobre todo como poeta de primerísima línea, en el terrible momento presente de este país nuestro”.

Para Marco Antonio Campos, en el aura poética de Gutiérrez Vega se unen ética y estética, pues en sus versos “buscó la sencillez estilística y huyó, como perseguido de guerra, del metaforeo (sic), de la decoración parnasiana o de la abstracción. Él ha dicho que quiso hacer con su obra una bella biografía”.

Finalmente, el poeta agradeció esas palabras generosas “y un poco exageradas”, expresadas por sus colegas y amigos y deleitó a los presentes con la lectura de algunos de sus poemas, como Las suites domésticas, dedicadas a su compañera, en las que señala: …“te digo que quiero quedarme a vivir en la ducha”.

Aunque Hugo Gutiérrez Vega ha escrito que “me moriré cuando el placer termine”, con su característico sentido del humor apuntó que tras la reciente muerte de poetas como Juan Gelman, José Emilio Pacheco y Félix Grande, ya le pidió “a la huesuda que deje en paz a los poetas, por qué no se encarga de los diputados”.

Los asistentes pudieron disfrutar de la cadencia de los versos del maestro, en uno de los cuales señaló que “el corazón latió con tanta fuerza, que me dolió la vida” o bien, Canción de amor de Demetrio, que dice: …“dormida con la luz del alba tocándote la espalda / la paz está contigo”.