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Kabuki, de Edgar Pérez, cuentos que van de lo fantástico a lo siniestro

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El volumen aparece bajo el sello de Editorial Praxis y dentro de la Colección José Agustín del Instituto Guerrerense de la Cultura.

Edgar Pérez reconoce que al ser oriundo del puerto de Acapulco, donde nació en 1977, sus inquietudes literarias enfrentaron desde el principio condiciones por demás adversas, pero la constancia y la pasión con que se involucró con la escritura, le ayudaron a concretar una producción que desde hace más de 20 años es constante y que procura publicar constantemente en revistas o recopilaciones de cuentos. Kabuki, el álbum pánico, es su primer libro.

El volumen aparece bajo el sello de Editorial Praxis y dentro de la Colección José Agustín del Instituto Guerrerense de la Cultura, publicado con el apoyo del Conaculta, y en él se encuentran 10 cuentos cortos en los que el lector entrará a una serie de historias en las que sus protagonistas son mujeres, niños y locos, “porque son los personajes en los que he encontrado mayor facilidad para narrar alguna anécdota en la que ocurren cosas fantásticas o siniestras, incluso ambas.

“Estos son los puntos cardinales de los cuentos que se publican en esta ocasión, que los escribí sin una línea que los ordene o los unifique, pues pertenecen a diferentes momentos de mi historia personal, de modo que el punto de unió fue la convocatoria que hizo el gobierno del estado de Guerrero para ser incluido en la primera colección editorial de la entidad, a la que entré sin mayor expectativa que la de participar”.

Edgar Pérez ofrece al lector una serie de historias en las que, a partir de que la fabulación literaria, el autor explora un poder autónomo perturbador, pues las narraciones breves incluidas en esta publicación, dan génesis a realidades insólitas, transgredidas por una lógica inquietante.

Adicionalmente a las atmósferas irreales y siniestras, el autor incorpora un humor casi macabro, pues con naturalidad los relatos de Kabuki se adentran en la percepción (infantil, juvenil, femenina) de sus personajes, de ahí que sus andanzas adquieren fuerza visual y sensorial, que aparece gracias al andamiaje literario que contienen, el cual es flexible, con ritmos y voces narrativas que atrapan de principio a fin.

“Algunos son textos con casi 20 años de antigüedad, por lo que una vez que me incluyeron en la colección, me puse a trabajar en qué era lo que unía, para encontrar así al elemento de lo siniestro como una constante, por lo que me pareció que la mejor manera de presentarlos era de forma cronológica, pues todas las historias se salen de lo común, rompen con lo cotidiano y nos llevan de lo fantástico o lo siniestro, y eso me sale así sin pensarlo demasiado, inicio un relato y de pronto me doy cuenta de que ya estoy instalado en ellos, así que los dejo salir. Simplemente hago eso.

“El título del libro, Kabuki, hace referencia al teatro japonés, en el cual las emociones aparecen de manera exacerbada, como lo que ocurre en los cuentos del libro, así que me pareció el más adecuado para también ubicarlos en una misma edición; para mí es muy bueno la aparición de este texto, porque abre la posibilidad de seguir editando, al tiempo de sentirme comprometido para tener un texto que refleje cierta evolución en mi obra, de lo cual he decidido que las mujeres, los niños y los locos seguirán siendo mis personajes y referencias centrales de los cuentos”.