Se desvanece la esperanza de los veracruzanos de una mejoría con el cambio de gobierno, continúa la economía cuenta abajo, y con ello la sequía en materia de empleo formal. Nos enfrentamos a una pérdida de 8 mil 687 empleos permanentes y eventuales urbanos en el periodo de diciembre de 2016 a marzo 2017.

En el mes de marzo de 2017, se observó una pequeña caída en el número de trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social de 426, respecto a los observado en el mes anterior, para sumar 728 mil 998 plazas ubicadas en la economía formal.

Sin embargo si eliminamos los empleos temporales en el campo, los cuales están sujetos a la temporalidad particular de la actividades agropecuarias, y por lo mismo los empleos desaparecen en tiempos de no cosecha de productos agroindustriales, como por ejemplo la caña de azúcar, la situación es preocupante, ya que nos enfrentamos a volúmenes creciente de despidos.

Los números no mienten, al cierre de la pasada administración estatal, se contabilizan 718 mil 963 trabajadores catalogados como permanentes y eventuales urbanos. Con la misma clasificación para el mes de marzo sumaban 710 mil 276. Quiere decir que tenemos una pérdida de 8 mil 687 empleos permanentes y eventuales urbanos. Tenemos los niveles de empleo similares a los experimentados en estado en el año 2012. Nuestros gobernantes veracruzanos canalizan sus energías y recursos públicos a la operación electoral, olvidando el bienestar de sus gobernados. Con la inseguridad no existen las condiciones para el florecimiento de oportunidades de trabajo con prestaciones sociales.