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Sueltan los toros en la tradicional xiqueñada
Xico, Ver.- Al toro no pudo agarrarlo por los cuernos cuando el animal lo embistió y lo revolcó durante un minuto, aunque para Javier, el momento parecía eterno. Cubrió su cuerpo, se enroscó al sentir que 450 kilos lo aplastarían.
Fue en los primeros nueve minutos que el toro revolcó a su primera víctima en la calle Miguel Hidalgo, frente al Ayuntamiento de Xico. Y al mismo tiempo los gritos y aplausos se dejaron escuchar de los espectadores que asomaban de los balcones y techos color rojizo de las tejas.
Así fue como inició a las 12:00 del día la tradicional xiqueñada en su edición número 40, la cual impulsó el señor Fausto Soto Morales en el año de 1975, contó el joven Luis Antonio Flores, habitante del Pueblo Mágico.
La alegría era tan notable, misma que acompañaban con canciones rancheras y de banda, pero no podía faltar la cerveza y los licores artesanales como la morita o el torito.
Y en coro se escuchaba a los visitantes gritar "¡torero, torero, torero!" y arrojaban la espumosa y fría cerveza, como parte de la tradición que durante cuatro décadas han vivido en el ahora llamado Pueblo Mágico.
Eran 20 toros con peso de entre 450 a 500 kilos de la raza conocida como lidia que fueron traídos desde el estado de Michoacán para ambientar la xiqueñada.
El primer animal fue el que dio cornadas a Javier, quien sólo resultó con heridas leves, aunque no pasó del susto y la camisa color vino que terminó rasgada. Y entonces al pararse prefirió ser observador y se resguardó atrás de las escalinatas donde bebió cerveza y agarró valor para torear a quien minutos antes lo zarandeo.
Desde las 07:00 de la mañana comenzó a llegar el turismo, y algunos de ellos, casi en su mayoría antes de las 12:00 del día ya no estaban sobrios y por lo tanto a esa hora ya empuñaban las botellas del "verde" una bebida tradicional así como las de toritos con la variedad de sus sabores.
A lo largo de la calle principal el tumulto de visitantes era notorio, tanto que ya no cabían en las gradas que fueron instaladas por gobierno municipal y que además funcionó como barrera contra los toros.
La xiqueñada tuvo duración de dos horas, pues concluyó a las dos de la tarde, momento en que los 75 mil visitantes que reportó el alcalde de Xico, Lorenzo Pozos Itza, comenzó a bajar y dispersarse en la calle principal, donde continuaron bebiendo y empinándose las botellas hasta embriagarse "porque esta es la mera fiesta" justifica un joven que tambalea al caminar, a la espera del siguiente año para una nueva xiqueñada.
Avc