- Xalapa
¡No queremos juegos, queremos Justicia!: Procesión por la Justicia
Xalapa, Ver.- El gran sentimiento de indgnación que embarga a la sociedad mexicana, a la veracruazana y a la xalapeña, por los recientes hechos violentos contra estudiantes en el estado de Guerrero, hizo un gran contingente de ciudadanos, tomara las calles la tarde de este viernes, justo en la víspera de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, justa deportiva que por cierto, descalificaron.
La convocatoria, fue lanzada por la sociedad, organizaciones civiles y el ya famoso Candigato Morris, quienes lograron reunir a un gran número de personas dolidas por la situación de violencia que ha ensombrecido al país.
Ni el frío ni la llovizna detuvieron los pasos inconformes. El recorrido inició puntual, minutos después de las 18 horas, caminando desde el Teatro del Estado, sobre la Avenida Manuel Ávila Camacho hasta llegar al Centro de la capital veracruzana.
Entre los asistentes, se encontraba un nutrido grupo de estudiantes que enérgicamente se unieron al grito de ¡No queremos Juegos, queremos Justicia! ¡Ni juegos ni fiesta el pueblo se manifiesta!.
Más tarde, el contingente vestido de negro, arribó al Centro de la ciudad en donde hicieron una primer parada en la puerta del hotel María Victoria, en donde se hospeda un gran número de atletas, a quienes invitaron a unirse al reclamo de la sociedad mexicana, destacando que “No es momento de fiesta, sino de lucha y protesta”.
Metros y minutos más adelante, harían una segunda parada frente a la torre de la Fuerza Civil. Después siguieron su camino, con el vehículo que transportaba el pebetero de la justicia.
Una tarcera parada se haría frente a Palacio de Gobierno. Después, se escuchó la estridente cuenta desde el 1 hasta el 43, en memoria de los normalistas de Ayotzinapa. Estudiantes de la Universidad Veracruzana, fueron apoyados con consignas como ¡Sara, Ladrona, te va llegar tu hora! ¡Sara, farsante, protege a tus estudiantes!
Finalmente, el contingente llegó a la Plaza Lerdo, en donde formaron un círculo con veladoras y un número 43, que acompañaron el encendido del pebetero con lo que llamaron, el fuego de la verdad.